44. Te abandono

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Irina: ¡ESTO ES UN ERROR!-trató de resistirse-¡SOY INOCENTE!-Andrea comenzó a temblar aferrándose a su hermana

Andrea: ¡NO, IRINA!-las lágrimas de ambas afloraron en sus ojos, mientras trataba de hacer algo.

Insp. Montoya: tiene derecho a guardar silencio-comenzaron a colocar las esposas a la espalda, ella se dejó pues oponerse solo le traería problemas-cualquier cosa que diga puede ser usada en su contra, si no dispone de abogado se le asignara uno de oficio-terminaron de retenerla y salieron con ella de la habitación, mientras Andrea sollozaba siguiendo a su hermana escaleras abajo.

Irina: ¡Tranquila Andrea! Busca a papá y tratad de solucionar este malentendido, llama a mi abogado y que me alcance en la delegación de policía-Andrea se acercó al Insp. Montoya.

Andrea: hay un error se lo aseguro...-lo agarró con fuerza hiperventilando-por favor, ¡ES UN ERROR!-el joven se soltó y ella se tambaleó ligeramente, teniendo que ser agarrada por la sirvienta.

Irina: ¡¡Andrea!!-vio cómo su hermana se apoyaba en el hombro de aquella mujer completamente pálida mientras se la llevaban y sus lágrimas brotaron al tener que ser obligada a dejarla allí.

Vio el coche desaparecer mientras su sirvienta la abanicaba para recobrar el color de su piel, respiró tranquila tratando de recuperar la compostura y se levantó lentamente cerrando los ojos.

Andrea: ¿A dónde fue mi padre?

Sirvienta: fue a por el coche de bodas, señorita-Andrea cogió aire.

Andrea: yo no puedo con esto, debo irme-habló sola ignorando a la sirvienta-cuéntale lo que paso con Irina y dile que la boda se suspendió... que me llame.

Corrió a su habitación y tras varios minutos de calma recupero su color, el dolor por suspender su boda era grande, pero más era el hecho de ver a su hermana entre rejas por un delito que sabía al 100% que no había cometido, esto tenía que tratarse de una vil trampa de alguien, apretó su mandíbula mientras se cambiaba de ropa, dejo su vestido de novia y salió de la habitación dispuesta a llegar a la ceremonia y buscar la ayuda de Samuel.

La sirvienta había desaparecido, pero ella obvió ese detalle hasta que de pronto se topó frente a frente con el objetivo de su tormento, ese rostro con el que había soñado durante muchas noches, el rostro que hizo que rechazase dormir con el hombre que su destino había elegido para ella, trató de retroceder y aquel hombre tenebroso la agarró de las muñecas.

Patricia: ¡No, no, no! Queridita Andrea, ¿ya te vas? ¿A dónde?-soltó una carcajada disfrutando con el horror reflejado en su mirada-acabo de cruzarme con tu hermana, no tenía buen aspecto con las esposas puestas.

Andrea: ¡ESTO ES OBRA VUESTRA MALDITA! ¡ESTUVISTEIS DETRÁS DE ESTO TODO ESTE TIEMPO!-hizo fuerza para soltarse, mientras aquel hombre la agarraba más fuerte, dibujando una sonrisa en su rostro.

Patricia: ¡Vaya! Hasta que por fin te das cuenta de cómo son las cosas-de la mesa cogió un papel y un bolígrafo-vas hacer lo siguiente, escribirás una carta de abandono, algo creíble... Algo con lo que Samuel no dude y te odie.

Andrea: ¡JAMAS!

Patricia: me parece que todavía no entiendes como son las cosas-aquel hombre la agarró con fuerza mientras Patricia se aproximó a ella, Andrea llena de ira escupió sobre su rostro.

Andrea: ERES UNA PERRA-Patricia se limpió con asco y alzó su mano para propinarle una bofetada, seguidamente a eso agarró su pelo e hizo que la mirase.

Patricia: ¡TU ME ROBASTE A MI MARIDO! ¡Estamos a mano pequeña Andrea!-soltó una risa-si no quieres que le dé la orden a este hombre de continuar lo que dejó inconcluso, escribirás una carta abandonando a Samuel-las lágrimas comenzaron surgir de nuevo, trató de forcejear con aquel hombre pero ante un movimiento de romperle la ropa desistió cansada.

DESTINO O CASUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora