Amor ausente

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<<Discúlpame, te agradezco tu preocupación pero ¿Quién eres?>>

Jamás creí que algún día unas palabras me hicieran tanto daño, esa carrera me había costado mi felicidad. Andrew no me recordaba, no sabía quién era, ni que hacia ahí. Pude escuchar claramente como mi corazón se destrozo al ver en sus ojos que me veía como a una extraña y lo que es peor, ya no me amaba. Ese día mi vida cambio, cada día que pasaba perdía más la esperanza de que volviera aquel Andrew que un día conocí, el mismo del que me enamore. Para él su vida era normal, solo podía verme como una hermanastra, los días en que lo conocí ya no estaban en su memoria y esos mismos días se habían vuelto un arma de doble filo que me lastimaba y me revivía cada vez que lo veía.

—Dakota, cariño debes bajar a cenar, por favor— dijo mi mamá tratando de despertarme. Había pasado ya un mes desde aquel día en que Andrew despertó pero no volvió a mí. Todos esos días había estado muy deprimida y sin ganas de nada, verlo me hacía sentir viva y saber que no sabía quién era me mataba a su vez. La universidad ya no me serbia de distracción y aunque Em y los mosqueteros trataban de animarme, me sentía una muerta viva, sin sentimientos, sin energía, sin Andrew.

—No tengo hambre mamá— dije apenas con un hilo de voz

—Cariño, tampoco almorzaste— quito la sabana que cubría mi rostro —Dakota Morris vas a bajar a comer quieras o no

—No quiero mamá— dije fuerte y claro

—Bajaras, es una orden—quito toda la sabana dejándome al descubierto

Me levante a regañadientes, me bañe haber si así lograba tomar ánimos, me vestí y baje a mi tortura china personal, una cena en familia. Todos estaban esperándome, conversaban de algún negocio que tenía en la empresa, me senté al lado de Liam y Connor, el único asiento vacío justo frente a la persona que sin querer me hacia tanto daño, la persona que ni si quiera sabía que era parte de la familia. Después de un minuto de silencio al verme llegar, Max siguió hablando con Andrew y Ethan sobre las reuniones que estaban planeadas, era una tortura probar cada bocado teniéndolo en frente pero saque valor de donde no sabía que tenía y comí y converse con ellos como si nada hubiera pasado como si no estuviera rota, como si su indiferencia no me afectara ni me rompiera el corazón.

Después de un almuerzo familiar que casi me lleva a la locura, salí un rato con Emma que quería comprarse un vestido, porque saldría con Liam. Largas horas pasamos de tienda en tienda, de vestido en vestido y cada vez que ella me preguntaba cómo se veía yo decía lo mismo.

— Te ves hermosa Em, ese es el indicado

— Dacota Morrris, quieres hacerme el favor de regresar al planeta tierra — me dijo un poco obstinada

— Estoy en el planeta tierra

— ¿El de esta galaxia?

— Em, lo siento no puedo evitarlo

— Te entiendo amiga, sé que no es fácil pero tomar esa actitud no cambiara nada

— Lo se

— Vamos a tomarnos un batido

Después de que por fin se compro un vestido salimos de la tienda por el batido, estaba delicioso y mi gran mejor amiga, sí que se las ingeniaba para sacarme una sonrisa pero todo el ánimo que había logrado recuperar se esfumo al ver a la persona que amaba besando a otra chica.

— Em, me quiero ir por favor — no aguantaba las lagrimas, toda mi cara estaba roja de la furia que tenia. ¿Cómo podía pedirle explicaciones? ¿Cómo podía exigirle que respetara nuestra relación si para él yo ya no existía?

Enamorada De Los BennettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora