Difamación

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Al día siguiente fui a buscar la valija a la terminal de autobuses. Dije que Bonnie era mi hermana y como estaba embarazada no había podido ir por ella, lo cual era en parte cierto.

Cuando llegué a casa, siempre vigilando que no hubiera periodistas alrededor, me encontré con una sorpresa.

Emma salía de la cocina con una taza humeante en una mano y una camisa mía puesta.

-¿Esa es mi camisa?-Pregunté.

Ella se sonrojó bruscamente al verme allí.

-Sí, yo... Puse a lavar mi ropa y encontré esto en el armario... ¿Está bien?-Preguntó.

Sonreí.

-Por supuesto.

Emma bebió un poco de café y se acercó al sofá frente al televisor.

Encendió el aparato.

-...Y aquí seguimos con tres hombres que aseguran haber recibido un excelente sexo oral de la actriz...

Fruncí el ceño mientras Emma se echaba a llorar otra vez.

-No es posible...-Murmuró.

Miré la pantalla. Eran tres de sus exnovios.

Me senté junto a ella y palmeé su espalda.

Un idiota estaba hablando.

-Cuando supe sobre estas fotografías, me sentí mal porque violan mi intimidad, pero al recordar el momento en que Emma...

Ella enterró el rostro en sus manos.

Puse en silencio el televisor.

Me acerqué más a ella.

-Oye, tranquila.

Tomé sus brazos y los froté para darle ánimos.

-Sabes que son fotos falsas...

-Pero esto está arruinando mi imagen...

-Lo sé, pero...

Miré la pantalla. El titular había cambiado. Bajo la foto de un ex de Emma se leía:

"Jamás vi una mujer con tal capacidad en la boca"

Fruncí el ceño con desagrado y apagué.

Emma volvía a llorar.

-Oh, Em.

Tomé su rostro y le besé la frente antes de abrazarla.

Ella escondió su rostro en mi pecho.

-Rupert...-Sollozó.

Acaricié su nuca.

-No te sientas mal, ya pasó.

-No, nada pasó... Todo sigue fresco...

-Tranquila, cuando todos sepan que Bonnie está embarazada de Dan se les va a pasar...

Emma sollozó. Yo no sabía qué hacer para hacerla sonreír.

-Todos estos periodistas tienen que ordenar sus prioridades. Hablar de política es más importante. A este paso, podrían matarnos a todos, o peor, expulsarnos del país.

Emma soltó una pequeña risa.

La estreché con fuerza.

-Solamente espero que no tengan hijos, porque si mi hijo viera una cosa así escrita por mí, me daría cargo de conciencia...

Ella lloró con más fuerza. Al parecer mi comentario no había sido adecuado.

Oh, bien hecho, estúpido.

-Em...

-¿Qué?

Piensa, Rupert, piensa.

-¿Quieres que te diga por qué creo que cualquiera debería notar que las fotos son falsas?-Pregunté.

Ella me miró.

-¿Por qué?

-Porque obviamente tus pechos son más pequeños.

Emma rió y me golpeó un brazo.

-¡Oye! ¡No te metas con mis pechos!

Sonreí.

-Jamás lo haría.

Ella sonrió y subió sus piernas al sofá, abrazándolas contra su pecho.

-Desearía que todo esto fuera una pesadilla y al despertar ya todo estaría en orden...

-Yo no.-Dije.

Emma frunció el ceño.

-¿Por qué no?

Sonreí.

-Porque ahora, aunque no me gusta que sufras así, estamos juntos.

Ella se sonrojó levemente y sonrió un poco.

Se acercó a mí y apoyó su cabeza en mi regazo. Tomó una de mis manos.

-No te he preguntado si tienes novia, cuánto lo siento.

-Está bien. Y no, nadie especial.

-¿Nadie?

-Nadie.

-Pero pensé que Charly...

-Ella encontró a alguien más mientras salía conmigo y cuando se quedó embarazada sin que nos hubiéramos acostado nunca supe que algo andaba mal.

Emma suspiró.

-Lo lamento por ti.

-Estoy bien. Ser un hombre libre es más divertido.

-¿Sales mucho?

-No salgo, por eso es más divertido.

Emma rió.

-¿Qué hay de ti?-Pregunté.-Tu prometido debería haberte creído si le aseguraste que las fotos son falsas...

Ella suspiró.

-Tuve una secretaria. Estaba embarazada. Y no adivinarás quién la había dejado así.

-Ouch.

-Corté con él hace un año.

-Lo siento por ti.

Sonrió.

-Gracias, pero estoy mejor sola, puedo dedicar más tiempo a mi trabajo... Trabajo que ya no tengo.

-No llores otra vez.-Pedí.

Suspiró mientras jugaba con mi mano, como si fuera una niña pequeña.

-Yo... Solamente me pregunto si... No sería mejor acabar con esto de una vez...

Comprendí enseguida a lo que se refería.

-Si intentas atentar contra tu vida, te detendré y te encerraré en una celda con un chaleco de fuerza para que ni se te ocurra intentar otra vez.

Emma sonrió.

-Gracias...

Se puso boca abajo y levantó sus piernas para hacerlas balancearse en el aire.

-Rupert, yo...

Noté que tenía puesta mi ropa interior como si fuera un pantalón corto. Sonreí.

-¿Tú qué?

Me miró fijamente.

-...No quiero atentar contra mi vida, es sólo que no puedo evitar pensar en cómo sería que esta situación desapareciera.

-Tranquila, poco a poco la prensa irá olvidando esto y podrás salir a la calle otra vez.

-¿Eso crees?-Preguntó.

-Claro que sí.-Contesté sonriendo.

Ella sonrió y me besó la mejilla.

Fotografías falsas [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora