Unos meses después...
-¡Rupert!
Corrí hacia mi cuarto. Emma miraba la cama frunciendo el ceño.
-¿Es que no las lavaste aún?-Preguntó a ver las pequeñas manchas de sangre sobre las sábanas.
Aunque se estaba haciendo la enfadada, se había sonrojado.
-Claro que no. Quiero enmarcarlas y colgarlas en la pared como prueba de que sí me acosté contigo, una vez al menos.
Emma frunció el ceño y puso los ojos en blanco.
Sentimos un sollozo.
-Yo voy, es hora de comer. No ha terminado aún esta discusión.-Aclaró saliendo de la habitación.
Sonreí. Sí había lavado las sábanas. Pero las manchas no salían, que es diferente.
Salí también del cuarto y me dirigí a la que había sido la habitación de invitados, en la que ahora dormía Madeleine en su pequeña cuna.
Emma estaba sentada en la cama sosteniendo a nuestra hija contra su pecho.
Madeleine había crecido mucho desde aquel día del parto... Todo estaba en orden, a Dios gracias.
Me acomodé junto a mi novia y acaricié su rodilla suavemente.
Ella me sonrió, volviendo enseguida sus ojos a nuestra hija.
La pequeña pelirroja había comenzado a bostezar de vez en vez.
Emma acabó de amamantarla.
-¿Quieres cargarla unos minutos?-Me preguntó acomodando mi cabello.
Sonreí.
-Claro.
Tomé a Madeleine con delicadeza y acaricié su mejilla.
Emma se arrodilló detrás de mi espalda y estiró sus brazos para ayudarme.
-Sostenla aquí.-Dijo tomando mi mano y apoyándola bajo la pequeña cabecita pelirroja.-Y tu otra mano así.-Murmuró acomodando mi mano derecha.
Sentía su respiración junto a mi mejilla. Volteé unos centímetros para ver su rostro. Ella miraba con devoción a nuestra hija. Sonreí.
-Em.
Ella me miró.
-Dime.
-Te amo.-Dije besándola.
Ella sonrió y me correspondió.
-Las amo.-Corregí dándole otro beso y besando la frente de Madeleine.
-También te amamos.-Dijo Emma besando la mejilla de nuestra hija.
-Mamá.-Dijo Madeleine.
Emma sonrió. Sus ojos se habían humedecido como siempre que pensaba en lo que significaba esa palabra.
-Papá.-Dijo mi hija mirándome.
Sonreí mientras ella reía, moviendo sus pequeñas manos hacia nosotros dos.
-Amo a tu madre.-Le dije en un susurro confidencial.-No tienes idea de cuánto la amo.
Emma me besó una mejilla.
-También yo te amo, galán.
Sonreí.
Acuné a Madeleine mientras Emma cantaba dulcemente. La bebé tardó unos segundos pero se durmió.
La dejé con suavidad en su cuna, arropándola.
Miré la cama.
Emma se había dejado caer de espaldas. Estaba exhausta. Tenía ojeras y se movía con pereza... Pero estaba feliz.
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Fotografías falsas [Grintson]
FanfictionUnas fotografías pornógraficas de Emma rondan por toda la web y los medios de comunicación. No creo en ellas. No son reales. Es tan obvio como que soy pelirrojo. Y así como yo le creo, aunque hayan pasado años desde que nos vimos por última vez, ell...