Emma dormía profundamente.
Yo no solía dormir pero siempre me acostaba junto a ella a la hora de la siesta.
Acaricié su vientre con la mayor dulzura que pude.
Ella tenía su espalda apoyada en mi pecho y tomaba una de mis manos para dejarla sobre su vientre.
Disfrutaba verla dormir, me encantaba. Sabía que era mi princesa.
Hacía unos siete u ocho meses que habíamos comenzado a salir formalmente.
Yo había ido a los canales de televisión donde la habían difamado y había expresado con claridad que las fotos eran falsas. Había señalado cómo era sencillo darse cuenta, y había pedido amablemente que dejaran de molestar a mi novia con ese asunto porque sus nervios podían dañar a mi hijo.
Eso fue el equivalente a una bomba atómica para los periodistas. Por unas tres semanas no se habló de otra cosa que mi relación con Emma y que estaba embarazada de mí. Ella evitó salir de casa durante gran parte del embarazo para no cruzarse con periodistas.
Teníamos un turno al doctor en dos días ya que este creía que sería mejor tener al bebé por cesárea.
No sabíamos si era niño o niña, Emma quería que fuera una sorpresa y yo no me opuse.
Por eso sonreí al sentir patadas de mi futuro hijo contra la mano que tenía en el vientre de Emma.
Eso era completamente normal, y ella ya no se despertaba por las patadas.
Pero...
Hubo otras. Muchas. Muchísimas.
Acaricié su vientre mientras dudaba si debía despertarla o no.
-¡Joder!-Escuché.
Emma abrió los ojos llorando. Metió una mano en su ropa interior y la sacó llena de un líquido pegajoso...
-Rupert... Acabo de romper bolsa. Tenemos que ir al hospital.
Me miró con desesperación. Sonreí y besé su frente.
-Calma, todo saldrá bien.
Ella cerró los ojos.
La cargué hacia afuera y la metí en el asiento trasero del coche.
Llovía a cántaros y no se veía nada.
Literalmente.
Conduje de memoria por varias calles, pero en un momento me perdí porque de verdad no se veía nada.
Bajé del coche y miré el cartel de una calle.
Estábamos en la otra punta de la ciudad, y no había ningún hospital por ahí.
Emma, pobrecilla, se estaba comportando como una reina. No se quejaba, solamente acariciaba su vientre con cuidado.
Entré al coche, empapado.
-¿Cuánto crees que falte?-Pregunté.
-A lo sumo unos cinco minutos.-Dijo.-Las contracciones son cada menos tiempo cada vez.
Gimió.
Suspiré. Me senté a su lado.
-No llegaremos al hospital, ¿verdad?-Preguntó.
-No lo creo.
Suspiró.
-¿Podrás con esto?-Dijo tomando mi mano.
La besé.
-Sí, estoy seguro.
-Bien.
Emma salió del coche para que yo pudiera bajar el asiento trasero y dejar un espacio bastante amplio. Volvió a entrar y se recostó con la cabeza cerca del baúl.
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Fotografías falsas [Grintson]
FanfictionUnas fotografías pornógraficas de Emma rondan por toda la web y los medios de comunicación. No creo en ellas. No son reales. Es tan obvio como que soy pelirrojo. Y así como yo le creo, aunque hayan pasado años desde que nos vimos por última vez, ell...