Cómo empezó todo

171 7 5
                                    

                                                                                                 2/5/2014

La verdad, no sé cómo acabé así. 

Sólo sé que un día tenía quince años y empecé a hablar con mis amigas de chicos. De los chicos que ya estaban en el instituto y, sobre todo, de los nuevos. Hubo uno en el todas repararon. Parecía un chico difícil, y todas las chicas comprobaron que lo era. Todas se tiraron a sus brazos, de miles y millones de modos diferentes, ¿qué pasó? Todas se cayeron al suelo por la decepción del no de ese chico tan perfecto. Pero hubo una, solamente una que no lo intentó, y obviamente fui yo. Por dos simples razones: una, no soy lo suficientemente valiente como para eso, y dos, en ese momento él no me gustaba. 

Me parecía un chico digno de tener un poster pegado en mi pared y en la de todas, pero claro, no me gustaba porque solo era el típico chico buenorro con la cabeza vacía y con una única cualidad: actuar. Pero para engañar a las chicas, para decirlas te quiero, hacerlas lo que él quisiera y luego dejarlas tiradas. Pero no era así. Tenía una sonrisa preciosa y sincera, era uno de los más listos del curso, creo que solo yo le superaba e iba a mis clases de teatro. Sí, el sabía actuar, pero no para engañar a las chicas, era para enamorar a cientos, miles, millones de personas. 

Hubo una vez en la que no sé qué representamos, yo rezaba por ser la protagonita y me tocó. Adivinad quién era mi el prota. Sí, él. En los ensayos no practicábamos el beso, obviamente, pero justamente el día en que debíamos representarla, yo me puse mala. ¿Quién me sustituyó? ¡Claro que sí! La chica más guapa del instituto. La obra fue un desastre, pero ellos se besaron y yo me pasé meses y meses llorando por ello, porque por aquel entonces ya estaba enamorada de él.

Mis amigas me decían que le olvidara, pero yo no podía, me era imposible, lo intenté de mil maneras posibles y nada. Así que decidí empezar a hacerle cartas, pero tenía que esconderlas, así que cogí una caja y la forré de trozos de papel con todo lo que quería decirle poco a poco. Cuando ya lo tuve, empecé la primera carta. 

"Hace unos meses conocí a un chico, creía que era todo lo contrario a lo que ahora sé que es. 

¿No sabes quién digo? Sí, hombre, tú le conoces muy bien. Has vivido mucho con él y le conoces mejor que nadie. ¿Aun no? Bueno, te lo diré. Eres tú. 

Al principio me hacías soñar noche tras noche contigo, con que nos besábamos y con que estábamos durmiendo abrazados y que lo aprovecharíamos mientras durara, pero luego pasó algo que lo cambió todo. Dejé de dormir, empecé a pasarme noches en vela, pensando en ti, pensando en todo aquello que soñaba. Escribiendo tu nombre mil y una veces en mi cuaderno, escuchando canciones que me recordaban a ti, susurrando tu nombre más veces de las que lo escribía y dedicándote frases. Imaginando cómo acabaríamos juntos, imaginando que tú me dabas mi primer beso. Soñando despierta durante horas y horas, pensando en ti y en que eras como un libro abierto para todos, pero que a mí me gustaría que tú mismo me contaras todo lo que ya sé. Ha habido veces que te necesitaba, no sé cómo, pero rompía a llorar. Te necesitaba mucho y, realmente, sigo necesitándote pero no creí que fuera a llorar, nunca había llorado por ningún chico. Aunque la verdad es que nunca me había enamorado de alguien como me he enamorado de ti. He conocido mil chicos perfectos, que me habrían tratado como a la princesa que no soy, pero aunque alguno me gustó, nunca llegué a salir con ninguno de ellos porque sabía que era algo pasajero. Siempre he pensado que todo es pasajero pero esto es demasiado fuerte, demasiado real, como para que sea algo que se pase en unas semanas o unos meses. Quizá en unos años... pero no sé, lo sufriré mientras dure. Porque sé que alguien como tú nunca se fijará en alguien como yo, al menos no como yo espero. ¿Te lo imaginas? Sería el típico cliché de los libros, pero sería real. A mí me gustaría, obviamente, pero también está muy claro que no pasará porque... ¡es imposible! Yo ando siempre sola, ya que mis amigas se han ido, ya no me aguantan, pero tú... tú te has quedado de algún modo. Nos encontramos día sí y día también en la biblioteca, en las clases de teatro, e incluso en el autobús para volver a casa. Porque hace unas semanas que me dí cuenta de que vives en la calle siguiente y aunque tardes más en bajarte, a veces nos sentamos juntos. Sin hablar, sin mirarnos, pero juntos. Pero a ti no te importa. Para ti debo ser otra más. O mejor dicho, otra friki más. Una marginada social. En realidad... bueno, no es que sea la típica inteligente con ropa ancha y gafas feas, no. No soy así, yo voy con vestidos y veo perfectamente, pero no soy igual que otras que siempre van impecables y tienen una belleza y un cuerpo envidiable. Yo no digo que te fijes en ellas, solo digo que es más fácil que te atraigan ellas a que te atraiga yo y... duele. Cada vez que lo pienso se me rompe algo por dentro y no puedo evitar un nudo en la garganta. Tampoco puedo hacer que las lágrimas cesen. Realmente no puedo hacer nada contra ti, contra lo que me haces sentir. Y es horrible, no creo que me comprendas, pero da lo mismo, nadie me entiende. 

Corazón empapeladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora