Desperdicio de amor

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                                                                                                 12/11/2014

Ya he vuelto a verte. Realmente no sé si tengo ganas. Es una gran oportunidad de volver a intentar tenerte de nuevo, pero también hay muchas -más de las que tú crees- de que me rompas el corazón radicalmente y acabe llorando en mi cuarto de nuevo durante todo un año. Otra vez. Obviamente nadie quiere eso, pero al fin y al cabo, como dije en otra de mis cartas, los enamorados somos masocas. Y eso no se puede evitar. 

Sé que ha pasado un tiempo desde que nos vimos, pero, no nos saludamos, aún hay otro año más para que puedas volver a matarme por dentro e intentar que mejore mi aspecto físico por fuera; solo por ti. Y no lo soporto, pero mi subconsciente me lo manda. 

Tengo que ser perfecta para ti, no quiero cambiar como soy, pero poco a poco me voy perdiendo e intento encontrarme. No puedo vivir sin ti, necesito que te fijes en mí, pero no quiero que mi ropa deje de ser bonita y cómoda para que pase a ser la ideal para una chica con veinte kilos de maquillaje -que parece Cola-Cao- en la cara. No quiero sonreír todo el rato cuando normalmente no soy capaz de hacerlo nada más que una vez al día. 

Pero mi cerebro piensa que si lo soy, tu me querrás. Me protegerás y dejaré todos mis males atrás. Y claro que lo haría, pero encontraría otros muchos mayores y al fin y al cabo retrocedería de nuevo para volver a tener el doble de problemas el doble de grandes. Y duele porque ya no quiero escuchar música, ni leer, ni pensar en nada. Quiero huir, mientras estudio y después de eso dormirme llorando. Es lo único que me reconforta al final del día y puede parecer ridículo pero el dolor psicológico que me haces no es normal, al igual que tampoco lo es la cantidad de lágrimas que, inconscientemente y aposta, he derrochado por ti. Estoy harta de quedarme encerrada en casa por no verte con otras chicas y no sufrir. Harta de estar sola. Harta de ti. No sabes lo que se siente. Nunca lo sabes.

El vacío dentro de mi es tan inmenso que ya no sé si tengo algún sentimiento más. Te detesto y no puedo vivir sin ti. Es enfermizo, pero cada vez te quiero menos y menos. Y en algún momento tendré el valor suficiente para afirmarte que te amé durante años, pero que se acabó. El vació que por tanto he guardado, te lo otorgaré. Y no me volverá nunca más un tan intenso dolor porque estoy harta de él. Porque no puedo más. Esta hoja va a estar muy mojada por los bordes y es por la misma razón. Aunque mis lágrimas sean tinta sobre el papel, también son dolor sobre mi rostro, dolor que pasará al papel y dolor que sentirás si algún día lees estas cartas. Estas estúpidas e inconscientes cartas que llevo tanto queriendo enseñarte. Estas cartas que algún día lamentarás. 

La rabia me ha podido muchas veces y esta guardada en todo esto. 

"Todo tu juego me tiene harta pero me embauca. No lo soporto y me vuelve loca. Ojalá, ojalá dejes de hacerme sentir tan malditamente mal algún día. 

Eres la persona más cruel que he conocido. Y lo peor es que no sabes nada de eso, y pensarlo duele más. Mi almohada ya solo es un saco mojado y mi cama es mi refugio. No encuentro los pedazos de mi corazón por ningún sitio y cada vez siento un vacío más grande y profundo en mi interior, cada vez siento más que me estoy perdiendo a mí misma por no perderte a ti, y no sé cómo hacer para recuperarme. Ni siquiera recuerdo como era Naia hace unos años. Ni siquiera sé si somos la misma persona, y eso me hace hundirme más en mi propio y cerrado agujero. Las lágrimas forman una cascada por mis mejillas ahora mismo.

Y aún pienso más y más en ti, y en todo esto, y en mí, o en quien quiera que sea la persona que soy ahora porque no me reconozco a mí misma, y no sé por qué, no se cómo, y tampoco sé cuándo he cambiado tanto. Ahora soy puro sufrimiento, cuando antes era pura felicidad.

Corazón empapeladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora