Tres amigos fuera de Hogwarts.

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El primer paseo a Hosmeade es una experiencia placentera para muchos estudiantes de Hogwarts. La posibilidad de estar fuera del castillo resultaba tentadora para la gran mayoría de los jóvenes de tercero excepto para tres amigos que preferían la soledad de su sala común. 

Rose encontraba mayor placer en la lectura y el vuelo de escoba, algunos esperarían que la joven se pasase encerrada en la biblioteca, devorando libros sobre pociones o cualquier otra asignatura en la que se destacaba, tal como hacía su madre cuando era estudiante, pero ella tenía una debilidad por los libros muggles  de literatura y sus ratos libres los ocupaba en leer dentro de su habitación o en el patio, junto a Scorpius y Albus.  

Scorpius prefería escuchar música o practicar con la guitarra, empezaba a sentir pasión por aquel instrumento y dedicaba aquellos momentos libres para tocar algunas canciones que Rose o Albus les pedían. Incluso tenía un pequeño aparatito muggle llamado reproductor mp3 que sus dos amigos le habían regalado por su cumpleaños y que estaba encantado para funcionar dentro de Hogwarts.

Por su parte Albus gustaba de trabajar en nuevos encantamientos y buscaba el modo de hacer funcionar aparatos tecnológicos más grandes dentro de la escuela (hasta ahora solo funciona en aparatos pequeños, dijo una vez)

Lo malo es que no disponían de tanto tiempo para realizar aquellas actividades, los fines de semana Rose y Scorpius iban a los cursos de danza y Albus iba a su curso de tecnología. Las prácticas de quidditch se realizaban en la tarde los lunes, miércoles y viernes, por lo que no tenían inconvenientes de que chocasen los horarios. Los martes y los jueves eran los únicos días en los cuales podían dedicarse a sus pequeños placeres.

-¿No les intriga lo rápido que está pasando el tiempo?, preguntó Rose.-Ya estamos en tercero. 

-A mi no, repuso Albus.

-En realidad no han pasado cosas tan interesantes desde segundo, así que, en realidad, me parece que va más lento...creo.

-¿Cómo que no?, Ganamos la copa de las Casas con bastantes puntos de diferencia. Conocimos la Mansión Malfoy y pasamos las vacaciones moviéndonos de un lado al otro. Albus ha desarrollado funciones de videollamadas en el cuaderno. Participaste en un concurso de canto y quedaste segundo lugar, nos fuimos con el grupo de baile a una acampada y te picaron los mosquitos. Albus ganó un premio en efectivo por el desarrollo de una aplicación de lectura sencilla. Uff, hemos hecho muchas cosas Scorp, y si que nos hemos divertido. Y ahora ya estamos viendo clases más complejas, tenemos permiso para salir a Hosmeade pero no podemos ir por los ensayos...

-Y porque no queremos, dijo Albus.-Sinceramente prefiero seguir con la computación, podemos ir a Hosmeade en vacaciones de Navidad. 

-Mi punto es, que el tiempo se va rápido, finalizó Rose. 

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-No hay ensayos hoy, dijo Rose Weasley.-Arthur y Jazmine se comprometieron anoche y ahora él viajará a India a pedir la mano de Jazmine a su padre. 

-Yo tampoco tengo clases, dijo Albus.-Ángeles está constipada y Henry fue muy claro... No voy a dar clases sin Ángeles.

- ¿Y ahora que hacemos? ¿ Volvemos a Hogwarts?

-¿No tienes sentido de la aventura, Scorp? Es sábado y tendremos libre todo este día... Hay que aprovechar esta oportunidad. 

-¿Haciendo qué?, repuso Scorpius. La idea no era mala pero viniendo de Albus tenía sus dudas. 

-Paseando por Londres Muggle, supongo. Hay muchos lugares que no conoces Scorp. 

El Londres muggle no era tan encantador cuando solo lo veías desde la ventana de un automóvil, pero Scorpius no podría estar más fascinado. La agitada vida londinense, las maravillas arquitectónicas y los artistas callejeros, cada lugar que visitaban causaba una inmensa fascinación y sus amigos estaban animados por la alegría que emanaba el joven. Todo fue diversión hasta que Rose cayó en cuenta de un pequeño detalle que pasaron por alto. 

-Este lugar es increíble

-Scorp, ya has dicho eso más de diez veces en menos de dos horas... podrías parar o como mínimo usar otras palabras?, le preguntó Rose algo exasperada. Se habían quedado sin dinero tan pronto vieron una tienda de dulces, y llamar a sus padres no era una opción ya que no habían pedido permiso para ir ningún lado que no fueran sus clases.

-Lo siento Rosie, no era mi intención molestarte, dijo Scorpius, algo apesadumbrado. 

-Tranquilo, discúlpame tú a mi, no es tu culpa que estemos en esta situación... es culpa de Albus y su idea de aventura....

-Hey Rosie, tampoco es mi culpa, yo solo les sugerí y ustedes aceptaron encantados.

-Bueno, también tienes razón Albus, solamente estoy preocupada. Estamos lejos de casa y no tenemos dinero, tampoco podemos decirle a nuestros padres porque nos castigarían... ¿Qué podemos hacer?

Rose caminaba desesperada entre los dos jóvenes. Scorpius se dio media vuelta para mirar hacia el Big Ben y Albus tarareaba una canción, ambos tratando de evitar la desesperación de la chica. Rose se fijó en la guitarra que colgaba en la espalda de Malfoy y tuvo una idea.

Dos horas después los jóvenes se hallaban camino a casa de Rose para volver al colegio. Ella iba contenta pues su idea les había conseguido dinero, Malfoy iba pensativo ya que era la primera vez que hacía algo tan fuera de lo común y Albus no podía más que reír de lo que habían hecho, bueno de lo que había hecho Scorpius, pues mira que cantar y tocar la guitarra mientras esperas que la gente te arroje monedas no es una situación de todos los días. Scorpius era un excelente cantante, su voz destacaba con un tono único y su manejo del instrumento había mejorado considerablemente. Rose era una gran bailarina, su gracia al moverse y la delicadeza de sus pasos no hacían más que atraer las miradas de los traseuntes... Y Albus vigilaba que ningún policía se les acercara, ya que seguían siendo menores de edad y encontrarse con la ley haría que todo termine mal para ellos. Afortunadamente no solo no los agarró la policía, sino que ganaron bastante dinero, que se dividieron en partes iguales. 

-Fue muy divertido, pero nadie debe saber de esto, dictaminó Rose.

-Nadie, dijeron los chicos al unísono. 



Las tres serpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora