Aunque Albus y Rose habían causado revuelo con su incorporación a la casa de Slytherin era de conocimiento general que no eran los primeros de su gran familia. Ese título lo ostentaba Domenique Weasley. Para todos fue una gran sorpresa porque no había ningún antecedente de un Weasley en esa casa, pero para quienes la conocían más a fondo esto no resultaba tan extraño. La segunda hija de Bill y Fleur era hermosa en extremo, su cabellera era de un rojo intenso como el de su padre y sus ojos eran una perfecta combinación del color de ojos de sus padres.
Su estilo y gracia, además de su carácter fuerte pronto la llevó a ser reconocida dentro de su casa. Cualquiera que la viera manejarse en las mazmorras podría olvidar que ella es hija de dos personas que lucharon en la batalla de Hogwarts y que contribuyeron a la caída del señor Oscuro. Ella en Slytherin tenía poder, lo que contribuyó a que ninguno de sus parientes se atreviera a hacer ningún tipo de comentario, no frente a ella al menos. Sin embargo, seguía siendo una adolescente, y como todo adolescente, puede tener ciertas discrepancias con sus padres, por más reina de Slytherin que sea, seguía siendo Domenique Weasley.
De su habitación sonaba la música a alto volumen, la discusión que había tenido con su madre la perturbó a tal punto de olvidar que tenía planeada una salida con los merodeadores. Lysander Scamander, Fred Weasley y James Potter, eran sus mejores amigos, y compartían con ella el desdén por las reglas y el increíble gusto de hacer bromas. James y Fred eran de Gryffindor, Lysander era de Ravenclaw y Domenique era de Slytherin y la única razón por lo que esta amistad había funcionado es porque existía desde antes de Hogwarts y prometieron mantenerla después de ella. Juntos eran los mejores y más de una vez hicieron travesuras épicas, que les costaba castigos de semanas. Con la edad iban escarmentando pero no se podría decir que lo habían dejado totalmente y más de uno pensaba que no lo dejarían jamás. Merodeadores por una historia contada por su tío Harry, para consolarles después de una travesura infantil que salió mal. Desde ahí unidos como grupo, sin secretos... Bueno, casi sin secretos.
La computadora de Domenique jugaba con los sonidos y su capacidad de combinarlos en una armonía hipnotizante, sus audífonos ahogaban cualquier intento del mundo exterior de comunicarse con ella. Eran Domenique y su música, que mezclaba y creaba melodías nunca antes escuchadas. Tal vez por su ascendencia de Veela, la música y el canto fluían sin ningún impedimento. Tan ensimismada estaba que no notó la presencia de sus camaradas de bromas. Entraron sin permiso a su habitación, preocupados por su abatimiento de hace días y su ausencia en la salida.
-Nunca había imaginado que Domenique tuviera ese talento, susurró Lysander.
-¿Escuchas como suena esa mezcla? Eso sí es buena música, dijo Fred.
James Potter la miraba embelesado, la voz de Domenique siempre tenía ese efecto sobre él. Mientras los demás podían hablar mientras Domenique cantaba, él simplemente no podía soportar escuchar cualquier otra voz que no fuese la de ella. Por eso de un grito los mandó a callar, consiguiendo que Domenique se percatara de su presencia.
-¿Qué hacen aquí en mi habitación?¿No les dijo mamá que ya estamos muy grandes como para que entren y salgan sin que los note?, dijo Domenique, molesta por verse atrapada en algo que nadie sabía que hacía.
Los chicos se miraron confundidos y luego la miraron a ella fijamente. Dándose cuenta de que era un secreto y los secretos no eran tolerados en su grupo, les dijo.
-Quiero ser DJ, como Avicii, David Guetta, Marshmello.... y me gusta cantar mis propias creaciones. Ahora, fuera de mi habitación, no los quiero aquí.
Los chicos no esperaron que ella les repitiera la orden, sin chistar o replicar salieron de la habitación, dejando la puerta cerrada.
-Bueno, somos nosotros tres, dijo Lysander.-Ella no va a salir, y si sigue con ese carácter sería mejor que nos quedemos sin ella.
Esto a James le molestó de sobremanera. Fred, al darse cuenta de su molestia le replicó a Lysander.
-Todos tenemos un momento en que necesitamos estar solos. Los amigos simplemente tenemos que brindar nuestro apoyo, ya sea estando con ella o esperando a que quiera estar con nosotros. Es nuestra amiga, y si es de esperarla yo la esperaré porque eso hacemos los amigos.
-Pero qué crees que tenga. Ha actuado rara desde inicios del curso.
-Yo creo que está enamorada, dijo Fred
-¿Qué?, reaccionó James cuando escuchó lo que había dicho su primo.
-¿No escuchaste lo que cantaba?, creo que dijo ''Y lo que nació como amistad ha florecido en algo más'' y eso de ''Debo callar sino lo voy a arruinar'', algo así entendí. Tal vez se ha enamorado y nosotros estamos interfiriendo en ello.
-¿Cómo vamos a intervenir?¿Acaso le estamos impidiendo algo? resopló Lysander algo molesto. Sabía que algo así sucedería pronto. Tenían 14 años, las mieles del primer amor y todas esas cursilerías estaban en su apogeo. Los sentimientos cambiaban y, aunque su madre le había explicado que pasaría él se resistía un poco a ello. Sus amigos aún parecían inmunes a todo eso de los sentimientos, pero si había caído una de ellos, no tardarían en caer todos. Aún así suspiró y le dijo.-Hablaremos con ella, si hay alguien que le guste la podríamos apoyar.
-No, dijo James.
-¿Por qué no?, dijo Lysander
-No creo que haya alguien digno de ella
-Tonterías, resopló Fred.-Es nuestra prima, nuestra amiga, y si quiere a alguien pues es su problema. La apoyaremos. Tal vez estemos asustando al chico que le gusta....
-¿Podrían dejar de hablar de su reina por un momento?. Domenique los miraba muy enojada por lo que había provocado su canción.-No se quemen la cabeza pensando cosas que no son. Leí un libro de romance y me inspiré. No hay nada que resolver ahí. Ustedes son mis únicos idiotas para pasar el rato. Ahora, salgamos, quiero divertirme con mis personas favoritas.
Fred la miró un poco extrañado, pero confiado en que su actitud mejoraría una vez estuviera lista para hablar con ellos. Lysander era más perspicaz, sabía que esto recién empezaba y que se aproximaba algo que haría tambalear al grupo, y James... sentía que algo había cambiado dentro de él, y Domenique parecía sentir lo mismo porque intercambiaron miradas de manera fugaz y sintieron como un pequeño fuego que amenazaba con destruirlo todo.