Se enjuaga la cara con el agua del sucio lavamanos y busca la manera de ignorar ese olor a viejo y humedad que inunda el baño, el lugar de la casa en el que menos disfruta estar debido a su reducido espacio, las paredes sin pintar y el poco cuidado que tiene, que también apesta a orines ya que el retrete está descompuesto.
Al levantar el rostro, éste se refleja apenas en el espejo mugriento que está encima del lavamanos y Teo no puede evitar pensar en lo poco quisquilloso que se había vuelto desde que su madre los abandonó a su padre, a su hermana y a él a su suerte.
Antes solía ser un chico muy disciplinado, obediente y escrupuloso tanto con su aspecto como con su hogar, pero ahora la cosa había cambiado. No puede darse el lujo de ser delicado cuando el desorden es lo que impera en la casa de su abuela, una mujer de setenta y dos años que los recibió en su casa después de que su padre, quien no había tomado nada bien la huida de su mujer, terminara despedido debido a su mal desempeño en la empresa y ellos tuvieran que dejar la casa a causa de las deudas que el hombre había creado a base de juegos y mujeres que lo ayudaran a olvidar a Celina, su ex esposa.
Llevan casi un año viviendo en aquella casa descuidada, y las cosas no mejoraban. Su padre se convirtió en un ser aborrecible, que se embriaga todos los días y que encuentra la menor oportunidad para discutir.
Al salir del baño con una toalla alrededor de la cadera, resopla cuando ve a través de las cortinas a Hilary quien todavía no sale del cuarto que ambos comparten.
—Sal de aquí-le ordena sin ganas de que su hermanita empiece a fastidiarlo.
—No, este también es mi cuarto—canturrea mientras se acomoda en su cama con una sonrisa burlona.
—Sal o me quito la toalla delante de ti—su voz calmada denota que no es una simple amenaza.
—No lo harás, odias que te vean...
Hilary tapa sus ojos cuando su hermano arroja la toalla sobre su cama.
—¡Qué asco! ¡Pervertido!-y sale corriendo con las manos cubriendo sus ojos— ¡Abuela!
Aquello no lo hace sonreír, por más gracioso que le parezca molestar a su hermana, no puede dejar de sentir ese particular ardor en su pecho que le advierte que no debe ir a la fiesta, que su lugar está en esa pequeña casa con su abuela y su hermana; que si se atreve a dejarlas solas hasta altas horas de la madrugada la cosa no terminaría bien. Pero prefiere ignorar ese malestar.
Su juventud se está escapando, dentro de unos meses será mayor de edad y ya carga con bastantes responsabilidades que lo distraen de vivir su vida.
—Teo.
Se gira para ver a su abuela dubitativa tras la cortina a la espera de su respuesta.
—¿Qué pasa?
—¿Puedo entrar? Hilary me contó lo que hiciste—por su tono entiende que no está ahí para regañarle, que incluso le pareció algo gracioso.
—Espera-sube sus pantalones—. Ya.
La señora pasa a la pequeña habitación y mira con una sonrisa triste en sus labios a su nieto.
—Hilary no está muy contenta, ¿Sabes?
—Le dije que saliera.
Se coloca la camisa de tartán azul.
—Me encantaría ofrecerles su propio espacio a cada uno. Lo lamento.
—No debes disculparte. Nos has dado un hogar a mi hermana y a mí.
—Pero de seguro preferirían dormir en cuartos separados y no así—señala alrededor.
![](https://img.wattpad.com/cover/122464193-288-k124106.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Cántame una historia
FanficAquí la música ha inspirado diversos relatos donde coexisten amor, odio y locura. «Pero hay un grito dentro que todos intentamos esconder, nos aferramos con tanta fuerza, no podemos negarlo» Sia - Bird set free