—Así que...no estabas bromeando. —dije sacando del estante el libro "Cincuenta sombras Grey" y mostrándolo a el mismo. Él sonrió y se acercó al estante de libros donde yo estaba.
—Te dije que no. —me arrebató el libro de mi manos y lo abrazó en su pecho, como si fuera su pequeño tesoro.
—Eres el primer chico que conozco que haya leído ese libro. Tienes todos mis respetos. —le dije susurrando la última parte. —Tienes muchos libros aquí, ¿para qué vas a las librerías? Puedes hacer tu propia librería.
—Ya leí la mayoría de estos. —dijo dejando el libro en su lugar. —Tengo esto para ti. —dijo mientras sacaba un pequeño libro del estante.
El título decía "Orgullo y prejuicio", había oído mucho de este libro, pero nunca se me habría pasado por la cabeza comprarlo. Zabdiel me lo extendió, lo recibí con ambas manos.
—Parece antiguo. —comenté.
—El libro ha pasado por mi familia desde hace cien años, si le pasa algo quedará en tu conciencia.
— ¿Qué? No puedo recibirlo. —dije intentado devolvérselo. Zabdiel se rio.
—Solo estaba bromeando. Solo fueron 99 años.
—No es gracioso. —dije dándole un golpe en su hombro.
—Auch, ¿Estas golpeando a tu pareja de baile, recuerdas? Si me lastimo te quedaras bailando sola. —dijo.
—Gracias por recordarme lo del baile, sigue siendo una tortura. —dejé que un largo suspiro se escapara de mis labios.
—No sabía que bailar conmigo era tan "torturante" —bromeó haciendo el movimiento de las comillas imaginarias.
—Sabes que no eres tú. Odio bailar.
—Ayer no parecías odiar bailar. —dijo frunciendo el ceño.
—Así que me viste bailar. —dije dándole un empujón. —Eso es campeón.
— Alizzon estaba en lo cierto cuando dijo que estabas obsesionada con esa palabra. —dijo, el tono rojo en sus mejillas no pasaba inadvertido.
—Dices eso, porque no quieres que vea como te sonrojas. Muy tarde, campeón.
Ambos reímos.
Zabdiel podría ser el chico perfecto para cualquier chica, y cualquier persona disfrutaría pasar tiempo a su lado. Y era muy apuesto, en esta semana el cabello le había crecido mucho, demasiado para ser solo una semana. Y de alguna extraña manera esto lo hacía ver más apuesto de lo que era. Levanté la mirada, y me encontré con sus ojos, quienes estaban sobre mí fijamente.
Mi teléfono sonó invadiendo toda la habitación. Me acerqué a mi bolsa, la cual estaba en el mueble de la sala. Saqué mi teléfono lo más rápido que pude.
— ¿Ho-Hola? —tartamudeé.
—Por fin contestas, ¿Dónde estás, _________? Mi mamá y yo te hemos estado llamando hace como una hora entera. —la voz de Joel sonaba enojado.
—Estoy con Zabdiel, en su departamento. —confesé. — ¿qué pasa? ¿Por qué estás tan enojado?
—No lo sé, tal vez porque prometiste llamar a mi mamá cuando llegaras a casa. Y eso debió haber sido hace como dos horas, según mi madre. Sabes lo paranoica que es, ______. Le prometiste una llamada, y nunca llamaste. Ha estado llamando hace una hora y no atendías el teléfono...
—Estaba en una librería, Joel. No debí haberlo oído. ¿No debes estar en tus entrevistas con las universidades?
—Me salí. —masculló.
— ¿Qué? ¿Cómo que te saliste de las entrevistas, Joel? Esas son oportunidades muy importantes.
—Me importa un demonio, _________. Eso es lo que menos me importa ahora. ¿Sabes lo preocupado que estaba? Mi mamá llamó y dijo que no habías llamado. ¿Sabes todos los pensamientos que llegaron a mi cabeza? Te llamé miles de veces antes de dejar las entrevistas.
No me había dado cuenta hasta este momento, que me había llamado por mi nombre. Nada de Bubbles. Él debe de estar realmente enojado, y me imagino porque. Yo también lo estaría. Un sentimiento de culpa me recorrió.
—Lo siento. —fue lo único que pudo salir de mis labios.
Un largo suspiro se escuchó desde el otro lado de la línea.
— ¿Dónde dijiste que estabas? No logré escucharte, de todas maneras.
—En el departamento de Zabdiel. —respondí.
Y después de un largo silencio dijo— ¿Cómo llego ahí?
{...}
El camino a casa fue en silencio absoluto. Joel no dijo ni una sola palabra. Estaciono el auto, y ambos bajamos al mismo tiempo. Llamó al ascensor y puso su tarjeta en la entrada. Llegamos a nuestro piso. Él bajo antes que yo, y saco su juego de llaves y entro en el departamento, dejando la puerta abierta.
Cuando entré, él estaba entrando a su habitación. ¿Qué debería hacer ahora? Sabía que tenía que disculparme, pero no sabía cómo exactamente hacerlo. Sentía que un simple "lo siento" no iba a ser suficiente. Lo había hecho abandonar una de las entrevistas más importantes.
Había olvidado por completo que tenía que llamar a Patti, y realmente deseé no haberlo hecho. Después de la llamada de Joel, Zabdiel no dijo nada. Cuando Joel me volvió llamar para decirme que estaba abajo, me despedí de él con un simple "Adiós" y bajé las escaleras corriendo, como si hubiera fuego en el edificio.
Para algunas personas, pedir perdón es difícil. Pero no cuando a la persona a la que le debes esas disculpas, es la persona que amas.
{Joel}
Aventé las prendas de vestir que estaban en la cama al suelo, y me recosté en mi cama. El perfume de Bubbles, llegó hasta mí. La almohada de al lado, tenía su perfume impregnado.
Bubbles dormía la mayoría de noches aquí, conmigo. Después de que regresamos de Arizona, no había ningún día que durmiéramos separados. O era en su cuarto o en el mío. Y las pesadillas habían desaparecido, por suerte. Odiaba verla despertar con lágrimas en los ojos, supongo que cerrar ese capítulo en Arizona ayudo mucho.
Odiaba estar enojado con ella, pero había pasado un mal rato pensando en donde podría estar. Y lamentablemente heredé el gen paranoico de mi madre. No fue bonito pensar en todas las cosas malas que le pudieron haber pasado a mi Bubbles. O lo que pensamos que le había pasado, solo porque no contestaba el móvil.
Alguien tocó la puerta, y ya sabía quién era ese alguien.
—Pasa. —dije.
Bubbles entró a la habitación con una media sonrisa en su rostro y una... ¿caja de pizza en sus manos? Fruncí el ceño. ¿Pizza? Debe ser lo que menos me esperaba en este momento.
— ¿Quieres pizza? —preguntó.
—Supongo. —dije sentándome a su lado.
Bubbles abrió la caja enfrente de mí. Encima de la pizza, con pepperoni, estaba escrito un "Lo siento". Bubbles dejo la pizza a un lado y me abrazó.
—Realmente lo siento, Joel. No tienes idea. —dijo sin soltarme.
— ¿Cómo hiciste eso? —pregunté riendo.
—Lo hice yo aquí, lo que más amas es la pizza. —dijo ahora con una sonrisa entera.
—No. —dije, sujetándola más fuerte y haciéndola sentarse sobre mis piernas. —Lo que más amo, es a ti. —dije rodándole un beso de sus labios.
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promesas de amor [{Joel y tu} segunda tem. RDM<ADAPTADA >]
Fiksi Penggemar"¿Eres lo suficientemente fuerte para soportar la verdad?" _________ acaba de descubrir que su vida ha estado llena de mentiras desde antes de haber nacido. No todos los días te enteras que tu supuesto verdadero padre es uno de los empresarios más a...