Capitulo XXV

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¿Qué haces aquí?—pregunté acercándome a la fila de asientos rojos acolchados donde él estaba sentado.
   
Estaba en camino a detención, escuché la canción y no pude evitar entrar. Luego descubrí que eras tú, y pensé que podría ser muy divertido verte bailar, ya que siempre has tenido dos pies izquierdos. —torció su labios, casi riéndose. — Estaba esperando a que salgas del auditorio, para asustarte. Pero no. Ahora estoy tomando todo mi auto control, para no ir donde ese idiota y romperle la cara.
  
No es su culpa, Joel …—dije, sentándome a su lado.
   
Bubbles, el idiota está echándote la culpa de su sufrimiento. —reclamó.
   
Y es la verdad, Joel. 
   
Joel frunció el ceño y volteó a verme, encontrándose con mi mirada. 
   
¿Te arrepientes de estar conmigo, bubbles? Solo dímelo—me dijo.
   
Solté una carcajada sarcástica, porque en realidad no podía creer que me había preguntado eso. Sonaba muy estúpido y era capaz de darle una bofetada a Joel, para que reaccione.
   
Me acerqué más a él, tomé su rostro con mis dos manos, cada palma en cada una de sus mejillas. 
 
Si me arrepiento de algo en esta vida, Joel, es de no haberme dado cuenta antes de que estaba enamorada de ti. De haber ignorado lo que sentía, de no admitir que me moría de celos cuando te veía con Liliana. Si me arrepintiera de estar contigo, no hubiera pasado lo que pasó la noche anterior, Joel. —una sonrisa completa marcó sus labios—Puedes estar muy seguro de eso. 
   
Podemos repetir lo que hicimos la noche anterior—dijo, coquetamente colocando su mano en mi muslo. —Los asientos se ven muy cómodos.
   
Dime que estas bromeando—dije riéndome.
   
Tal vez…
   
Te amo, Joel. No lo dudes nunca
   
Supongo que fueron celos, igual me muero de ganas de partirle el rostro en este momento, pero estoy aquí, contigo. Bubbles, hay que escaparnos. Hay que ser rudos—dijo apretando mi nariz con sus dedos.
   
Tienes entrenamiento de futbol, ¿recuerdas? 
   
¿Y? No me importa. Solo quiero estar contigo. —hizo puchero con su labio inferior, y por poco aceptó saltarme los dos últimos periodos. Dios, ¿Qué persona normal no lo haría? Era algo muy difícil decirle no a Joel Pimentel. Este chico, me va a volver completamente loca.
   
Mi teléfono sonó, lo saqué de mi bolsillo derecho, no era ningún número que conociera. Deslicé mi dedo por la pantalla táctil para atender.
   
¿Hola?—pregunté.
   
¿__________?—respondió la pregunta una voz muy animada, y demasiado feliz para mi propio gusto.
   
Sí, ¿Quién habla?
   
Soy Richard, ¿te acuerdas de mí?
   
Cuando dijo su nombre, traté de buscar en la base de datos de mi cerebro, personas que conocía con ese nombre. Estaba a punto de decirle que no, cuando recordé a Jeremy  Watyger, mi padre, y luego a su fabuloso hermano, Richard  Watyger. 
   
¿Cómo olvidar al chico que coqueteó conmigo enfrente de la cara de mi novio y milagrosamente salió caminando con dos piernas? 
   
Ah sí, dime.
   
No suenas muy emocionada de escucharme - No es que lo esté, pensé —Como sea, esta noche vamos a tener una reunión familiar. Deberías venir. Es algo elegante, puedes venir con tu novio si quieres. Aunque preferiría que no, me gustaría pasar un tiempo a solas contigo, si sabes a lo que me refiero.
   
Iré con él, puedes estar seguro. — Richard soltó una risa divertida— ¿Jeremy  sabe que me estas invitando?
   
Él me dijo que te invitara, él piensa que es una oportunidad perfecta para presentarte a la familia. —respondió.
   
De acuerdo. ¿Dónde es?
   
Te pasaré la dirección por mensaje, no llegues tarde. Mi familia es muy divertida, nos vemos pronto. —dijo y cortó la llamada.
   
¿Quién era?—preguntó Joel mientras recostaba su cabeza sobre mis piernas.
   
Richard  Watyger, si lo recuerdas, ¿no?
   
Joel  sonrió amargamente, entrelazando mis dedos con los suyos y jugando con ellos.
   
No olvidó a los chicos que tengo que cuidar de mi novia. ¿Qué demonios quería, de todas maneras?
   
Hay una cena familiar, dijo que puedes venir conmigo. Si vendrás, ¿verdad?—pregunté.
   
¿Crees que te dejaré regresar al mismo lugar, sola, con el idiota que estuvo coqueteando contigo desde que te vio aparecer por la puerta del lugar? Pues no. —refruñó, sin soltar mi mano.
   
Deberías confiar más en mi. —le reclamé.
   
Confió en ti, no en los idiotas que quieren robarse a mi novia. Recalco el “mi” si hace falta. 
   
{…}
   
Me terminé de colocar el vestido azul marino, amarrando las telas que los sostenían en el cuello. Era muy cómodo para ser un vestido, y muy elegante al mismo tiempo. No sabía porque nunca me lo había puesto antes. El problema eran los tacones, que no eran tan bonitos como el vestido. Definitivamente tendría que practicar más caminar con ellos por el departamento.
   
Rize mi cabello en las puntas, y lo sostuve en una media cola, colocándome el cabello al costado, permitiendo que se vea mis espalda media desnuda. Me coloqué un poco de rímel el las pestañas, con brillo para labios, y sombra. El collar que me regaló Joel para mi cumpleaños hace un año era perfecto para el vestido, así que lo colgué de mi cuello, quedando ahora así, totalmente lista.
   
¿Lista?—preguntó Joel entrando a la habitación terminando de colocarse su corbata, sin mirarme.
   
Sí, vamos—le respondí, saliendo de la habitación.
   
No fue hasta que llegué a la puerta que Joel me vio, y lo sé porque cuando levantó la mirada, abrió los ojos como platos y se acercó a mí rápidamente. 
   
Te ves hermosa, incluso más que eso. Espero realmente, que ningún hombre, ni siquiera anciano traté de coquetear contigo, al menos que quiera perder una de sus extremidades. Yo solo digo—dijo levantando sus hombros.










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promesas de amor  [{Joel y tu} segunda tem. RDM<ADAPTADA >]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora