Irreal

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Capitulo 12

La luz tenía ese color extraño que solo se ve durante un breve lapso de tiempo, justo antes de que salga el sol.

Parpadeé confusa. Calculé que debían ser alrededor de las 5 de la madrugada.

Solo veía ese color los miércoles y viernes, cuando tenía que ir a gimnasia a las 7:30 am. ¿Qué día era hoy...?

Observé la luz colarse por las persianas, y contemplé como se iban dibujando los contornos de los muebles. Todo se veía tan raro a esta hora... irreal.

Quise moverme pero algo me dijo que no lo hiciera, así que me quedé inmóvil, observando la oscuridad.

El tiempo pasó demasiado rápido mientras dormitaba mirando las formas iluminándose.

"Ya deben ser las 6..."

Me puse de lado y bajé las piernas de la cama lentamente. Decidí que era mejor levantarme ahora mientras la casa dormía. Una vez de pie, me subí el jean un poco y caminé arrastrando los pies hasta la cómoda para agarrar una bombacha.

Me aseguré que no se escuchaban ruidos antes de abrir la puerta y dirigirme al baño. Una vez dentro cerré la puerta con mucho cuidado y me senté en el inodoro.

"Estoy bien" me dije. "Estoy bien, estoy bien..."

Me desvestí el pantalón y sin mirarlo lo hice un bollo y lo tiré en la bañera. Contraje los músculos de mis piernas cuando sentí un ardor al orinar. Lo ignoré. Me sequé con papel higiénico y lo solté en el agua sin inspeccionarlo.

Me pasé al bidet y me limpié con agua fría. Se sintió bien.

Me apresuré a cerrar los ojos con fuerza cuando miré hacia el costado sin querer.

"Es la menstruación..." repetí en mi mente una y otra vez, refiriéndome al tono rosado del agua en el inodoro.

Finalmente me puse la ropa interior limpia y le pequé una toallita femenina. También me puse un gran pedazo de algodón. Ya estando limpia y fresca me sentía mucho mejor, casi me sentía normal. Suspiré y me quedé mirando fijamente la toalla que reposaba adelante mío.

"No siento nada"

Esperé, casi sin parpadear, a que me golpeara. La realidad, el dolor, algo. Pero no llegaba. Estaba todo tranquilo. No se cuanto tiempo me quedé mirando sin mirar, pensando sin pensar...

Toc, toc, toc

–¿Ana, estas ahí?

La voz me sobresaltó hasta los huesos.

–¿Ana...?

–O–Ocupado...

–Uff... Apúrate que tengo que ir a trabajar.

Mi madre se alejó de la puerta.

Respiré profundo un par de veces para calmar mi pulso que se había desbocado por el susto, pero en vez de calmarme, cada vez me sentía más agitada. De pronto se me hizo difícil respirar y la habitación entera dio un vuelco. Agarré el borde la toalla con la punta de los dedos y la tire en el piso antes de acostarme sobre ella. Fugazmente pensé que no estaba bien ensuciar la toalla de esa manera, pero el repentino malestar fue tan intenso que ya no pude pensar en nada. El baño daba vueltas al rededor de mí. La piel se me humedeció de sudor y toda mi sangre desapareció de mi cuerpo. Cerré los ojos y me envolví la cintura cuando me invadieron las nauseas.

Desesperada me imaginé un cielo estrellado, con millones de estrellas... infinitas...

"...en una de esas millones de estrellas, hay una galaxia... y en esa galaxia hay millones de soles, y alrededor de uno de esos soles, hay un planeta... con billones de personas... incontables..."

AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora