6. Santiago

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Después de terminar con los 5 años de relación no había sido facil abrirle mi vida a Zaira, no tenía planeado nada de eso y nada fue como pensaba. Había entrado en mi vida de golpe, literalmente cuando menos lo esperaba y todo estaba sucediendo muy rápido.

Después de todo sentía que nunca iba a encontrar a alguien que me diera vuelta el mundo, me entendiera y fuera capaz de entenderme como Karen. Que nunca iba a querer a alguien de esa manera pero ya lo estaba sintiendo y en tiempos que no se asemejaban en los absoluto.

Todo había sido tan raro en la ruptura, fue como si de un día para el otro no estábamos bien juntos, no era lo mismo, la relación estaba desgastada y por más que intentamos seguir juntos porque nos apreciábamos mucho la decisión fue terminar. Supongo que fue la mejor opción porque de otra forma nunca hubiera conocido a Zaira, o tal vez si pero no de la misma manera.

Tenía algo distinto, todavía no tenía en claro si era algo en especial lo que me atraía tanto de ella o su personalidad en general, porque la idealizaba tanto que casi la veía perfecta, la forma que tenía de acompañarme, de intentar solucionar mis problemas o cambiar mi humor rápidamente cuando no tenía mis mejores días, sus ganas de querer cambiar el mundo, su bondad y su deseo por dejar algo. En mi ya había dejado algo, una huella o como quieran llamarlo, pero estaba seguro que pasara lo que pasara nunca me iba a olvidar de ella, va más allá de una atracción física, de eso estoy seguro, son todos los sentimientos que me genera con tan solo escucharla, verla o hasta un par de gestos.

El encuentro con mi familia había sido una confirmación de que tenía que intentarlo. A todos les había caído de maravilla, sobretodo a mamá que solamente hablaba cosas buenas sobre ella y no tenía ni una sola queja, lo cual era raro porque el día que presente en casa a Karen hubo una larga charla sobre lo que pensaba de mi, de ella y de la relación en general.

Todos estaban contentos porque no creían que fuera capaz de superar a Karen en tan poco tiempo, habían sido demasiados años juntos, y para ser sincero yo tampoco pero me sentía bien.

Más allá de los diferentes horarios que Zaira y yo teníamos y que siempre nos constaba un poco coincidir ambos intentamos hacernos un tiempo para poder vernos y estamos bien juntos, o eso creo. Eso habíamos acordado hacer ahora, íbamos a encontrarnos a merendar en un bar que estaba medianamente cerca de su departamento. Suspiré frustrado cuando mire el reloj, estaba llegando tarde y si había algo que yo no podía soportar era la impuntualidad en las personas, a Zaira tampoco le gustaba esperar así que me encontraba doblemente frustrado.

Cuando entre al lugar Zaira todavía se encontraba ahí. Se encontraba en una mesa revolviendo lo que sea que estaba tomando, pero no estaba sola, un chico estaba con ella. No sabia quien era él y eso me desconcertaba aun más. Estaba claro que ella conocía a pocas personas en la ciudad, todos de la facultad, por lo que yo debía conocer a aquel chico pero  este no era el caso.

Estaba celoso y a la vez molesto por no haber llegado antes. Peor iba a estar si no estaba tiempo a solas con Zaira. Me acerqué hasta su mesa mientras observaba la escena.

-Hola Zai, hola- dije cuando llegue a donde ellos se encontraban, deje un beso en la mejilla de la castaña, le extendí la mano a su acompañante y él la tomó con gusto.

-Hola Santi- saludó Zaira con una sonrisa en su rostro - bueno los presentó, Santi él es Manuel, un compañero de la facu, Manu él es Santiago, el que casi me deja plantada hoy

-Un gusto Santi, te conozco, sos crack- habló Manuel tranquilamente mientras terminaba su bebida. -bueno ahora que estás acompañada los dejo, nos vemos Zai

Mi cara a esa altura no era la mejor, solo atiné a hacer una mueca cuando se despidió. Nos saludo a ambos y se alejó.

-Te pedí un cortado pero debe estar frío - dijo Zaira sin mirarme. Su atención estaba puesta en su café, estaba enojada y era entendible.

-Perdón por demorar, tuve un problema en el club y me quede sin batería- expliqué con calma mirándola, intentando ocultar los celos que había sentido minutos atrás.

-Está bien

-Eu Zai, no te enojes- pedí. No quería estar mal con ella.

-No estoy enojada pero sabes que tengo un parcial mañana y vine porque tenía ganas de verte. Te estuve esperando casi una hora Santiago- contestó tranquila. Ese era un don, por más enojada que estuviera nunca perdía la calma.

-Ya se Zai perdón, no fue mi intención, ¿queres que vayamos a tu casa y te ayude a estudiar?- propuse.

Suplique como 30 veces en mis adentros que aceptara porque tenía ganas de que pasáramos tiempo juntos así sea mientras la veía leer apuntes. Algo era algo.

-Fuiste a la facultad 3 semanas Santiago- respondió entre risas.

Era una buena señal.

-¿Eso es un si?- pregunté, Zaira asintió.  -Vamos- Atinó a sacar su billetera pero me adelante. -Después de todo te lo debo por hacerte esperar

Viró los ojos y se levantó de su asiento. Pagué la cuenta e imite su acción, la abracé unos segundos y luego posé mi brazo en su cintura para que saliéramos del bar.

Contuve mis ganas de preguntar por el tal Manuel porque no quería que peleáramos por mis celos absurdos si después de todo él se fue apenas me vio y no tenia derecho para hacerlo, después de todo la había hecho esperar bastante y no podría reclamarle nada porque todavía no estábamos juntos.

Ya en su casa tuve que hacer el esfuerzo más grande del mundo para no desconcentrarla y dejarla leer porque si estaba con ella hasta verla estudiar era un buen plan.

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