Counting Stars, la canción de OneRepublic, inunda toda la habitación de Amanda despertándola casi de inmediato de un sobresalto.
— ¿Qué?
Es la forma más delicada que ha encontrado de contestar la llamada que la ha despertado pero no del todo, pues sus ojos, aun cerrados, parecen estar pegados.
— No puede ser. Aun estas durmiendo — Le riñe Oliv, con ese tono alegremente característico de ella.
— No sé qué hora es.
— Son las diez de la mañana. Yo no podría dormir tanto. Ya me he tomado dos mimosas en el desayuno. Seria desperdiciar el día — Bromea.
— Muy bien, te iré a visitar a AA cuando esas mimosas en el desayuno sean habituales.
Es Oliv la única que realmente tolera el sentido del humor tan negro que cubre a Amanda en las mañanas. Incluso la hace reír.
— ¿Cómo te fue ayer con el imbécil? — Pregunta, cambiando al verdadero tema que la hizo llamar.
— ¿Con Tom?
La sola pregunta de Amanda parece confundirla un poco. Es a Tom el único que siempre ha llamado imbécil.
— ¿Hay otro? — Duda Olivia.
— Ehmm, creo que sí.
— ¿Qué?. ¿Quién?. ¿Por qué no me lo has contado? — Le riñe.
Amanda logra abrir los ojos, e incorporándose en la cama, arregla su cabello revuelto antes de contarle a su mejor amiga la extraña cena de anoche.
— Anoche tuve otra cena de negocios con uno de los nuevos socios de mi papá. Se llama Adam...
— ¿Te gustan los mayores? — Bromea Olivia, haciendo que ambas estallen a reír.
— Es joven — Es lo único que Amanda alcanza a decir antes que venga a su memoria la imagen de Adam.
La línea queda en silencio y Olivia aguarda un segundo antes de pedir que vuelva a tierra.
— ¿Y?. No entiendo. ¿Qué paso?
— Apenas y si me miro en toda la cena. Incluso cuando hablaba, él miraba hacia otro lado.
— ¿Y eso es raro por qué?
— No sé. Cuando nos estrechamos la mano, sentí algo.
— ¡Oh por Dios, te gusta! — Chilla Oliv.
— ¿Qué?. Estás loca. Claro que no.
— Claro que sí — Insiste, antes de soltar una carcajada — El hombre no te mira más que un par de veces y tú comienzas a cuestionarte qué tan atractiva eres. No eres tú únicamente. Eso le pasa a cualquiera.
— Ok, estás loca — Es lo único que atina a decirle Amanda.
— Posiblemente. Nos vemos en el club a las once. Vamos a buscar a un chico que si te mire — Bromea Olivia, colgando la llamada antes de que Amanda responda.
Ya resignada a haber perdido el sueño tras esa llamada de su molesta mejor amiga, Amanda coloca el celular en su buro de noche, se calza sus pantuflas y decide bajar a la cocina por algo de desayunar.
Una vez que ha entrado en la espaciosa cocina, la única persona a su vista es Greta, quien ya tiene la cocina reluciente, como si jamás la hubiesen utilizado. Sentándose en los taburetes de la isla de en medio, la joven espera a que su nana la termine de notar.
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El socio de papá ®
RomancePrimera parte de la bilogía "El Socio" Cuando la inocente Amanda Thomas, recibe la llamada de su padre para pedirle se presente a tiempo para una cena de negocios con el nuevo socio de Thomas Corp. por su mente pasan las infinidades de cenas anteri...