Primer año sin ella: el comienzo.

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Darien llegó a su casa, después de una semana de estar fuera.
Había asistido a una conferencia, en Amsterdam, sobre la descalcificación osea y otros aburridos temas de los cuales debía informarse en su profesión.

Cuando entro colocó su maleta a un lado de la puerta y tiró las llaves en una pequeña mesa, un silencio sepulcral invadió el lugar.
Colocó las bolsas de regalos en la misma mesa y dejó el ramo de rosas rojas en uno de los sillones de la sala.

Donde estarán todos

_Mi amooor, niños, ya llegue!

Recorrió toda la casa, subió al piso de arriba y revisó cada habitación. Nada no se veía a nadie.
Bajo y se dirigió al patio, pensando que tal vez estarían en la piscina y por eso no lo escucharon llegar.
Pero al salir el mismo silencio lo invadió.
Entro nuevamente, tomo su celular para llamar, sin batería.

_Clásico de estas cosas cuando más se necesitan, están sin carga.

Se dirigió a la cocina, abrió la heladera y tomo una botella de agua.
Cuando la destapada y se disponía a beberla, vio encima del elegante mostrador de la cocina, un sobre de color blanco, con su nombre escrito en el.
Un poco desconcertado camino hacia el sobre, dejó la botella a un lado y lo tomo en sus manos.
Al abrirlo se llevo la sorpresa de su vida.
Dentro de ese sobre estaban los papeles para que firmará su divorcio.
Tomó una silla y se sentó, miro y volvió a mirar mil y una vez aquellos papeles aún si poder creerlo.
La mano en su frente y un sentimiento que oprimía su pecho, terminaron por desconcertar al hombre que al entrar en su casa se consideraba uno de los más felices del mundo.

Corrió al estudio de su amada donde ella pintaba los más hermosos cuadros.
Su esposa era una gran artista, sin mucho renombre, recién empezaba a ser reconocida, pero el la idolatraba desde sus comienzos que habían sido de su mano claro.
Abrió la puerta, encendió la luz, ya que la tarde se le  había ido ojeando esos papeles, que parecían quemarle las manos con sólo tocarlos.
Nada, no había nada, sólo era un salón vacío. Su esposa se marcho y se llevó consigo, la belleza de sus cuadros y todo lo que los hacía posibles.

Cerro la puerta tras el y se recosto en ella, deslizándose hacia abajo, hasta quedar sentado en el piso de aquel vacío salón.
Colocó sus codos en sus rodillas, se llevó las manos a ambos lados de su cabeza y recorrió con sus dedos todo su cabello negro azabache.
Unas lágrimas empezaron a escapar de esos hermosos ojos azules y a recorrer esas morenas mejillas.

No entendía que estaba pasando, porque su esposa se llevó todo, dejando únicamente ese maldito sobre, que el nunca pensó que llegaría a ver frente a el.

_Mi amor, porque, donde estas, acaso no soy suficiente para ti?

Esas eran las preguntas que Darien se había comenzado a hacer y que se las preguntaría por mucho tiempo.

Cuando la primera audiencia de divorcio fue notificada, Darien ni se molesto en ir, pensando que así las cosas no saldrían como su amada quería.

La busco durante todo ese mes, sin obtener repuesta alguna de sus amigos y allegados.
Una de sus amigas trabajaba cerca de allí en una clínica odontológica, fue corriendo a verla.

_Por favor, tu tienes que saber donde se encuentra.

Darien miraba a la castaña con la mirada de súplica más triste que pudo expresar con sus ojos.

_Lo siento mucho Darien, no tengo esa información y si así fuera no te la daría.

La mujer continuó haciendo su trabajo sin mirarlo.

_Pero porque , dime al menos porque se fue.

Ella levantó la vista hacia el, su rostro denotaba una profunda furia.

Te enamoraré otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora