Segundo año sin ella : la peor cosa posible

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_Darien!!!

El peli negro pudo advertir la mirada de terror en su esposa.

_Sueltala papá, que pasa, dímelo Serena.

Kunzite soltó el brazo de la rubia, no sin antes fulminarla con la mirada.

_Nada hijo sólo se tropezó y la sostuve con fuerza para que no se fuera al suelo, imagina que papelón.

Si bien era cierto que a la rubia le pasaba eso seguido, esa explicación no convenció del todo a Darien.

_Gracias, señor Chiba.

El padre de Darien se alejó de ellos.

_En verdad fue eso lo que paso?

Serena arreglaba su vestido con un evidente nerviosismo.

_Claro, ya el evento está terminando, creo que debes irte con tu grata compañía.

Le dijo haciendo énfasis en esas últimas palabras.

_Pero quiero quedarme contigo.

Dijo Darien haciendo un puchero, como si de un niño mimado se tratara.

_Yo me iré a casa, estoy agotada.

Su respuesta fue cortante y su mirada no lo enfrentó en ningún momento.

_Quiero que vayas a casa un día de estos tengo algo para ti. Además ya no tienes escusas para no ir a los paseos con nuestros hijos.

La arrastro a una pequeña habitación que parecía ser el escritorio de Alan.

_Darien espera, que haces?

En ese momento Serena sabía que pasaría, lo sentía en todo su cuerpo.

_Voy a besarte.

Dijo el muy cerca de su boca.

_Noooo!!!

El sonrió le gustó esa mirada de Serena, entre temerosa y deseosa de el

_Si lo haré.

La respiración de Serena se agito, sus nervios inundaban ese cuerpo colmado de deseo, un deseo que se negaba a sí misma, cada vez que veía ese sobre.

Darien la tomo entre sus brazos y la sentó encima del escritorio, la abrazo con fuerza y tomo su boca con desesperación, lujuria, tanto tiempo sin ella, quería poseerla ahí mismo.
Tomó sus mejillas entre sus manos y la miro muy dentro de sus ojos.

_Te amo.

Volvió a besarla mordisqueando sus labios suavemente, comenzó a bajar sus manos hacia sus senos. Pudo notar la excitación de su esposa, sintió sus pezones duros a pesar de estar vestida, los podía sentir cuando pasaba sus dedos, dibujando pequeños círculos alrededor de ellos.

Su respiración cada vez era más agitada, ante sus caricias y ante sus labios besando su cuello.

_Darien, para esto por favor.

El no la dejo, sólo hablo suavemente, cerca de su oído.

_Lo haría, pero no creo que lo digas en serio.

Tomó las rodillas de Serena, las separo, la tomo por la cintura y la atrajo hacia el, uniendo sus cuerpos.
Ella lo sintió, sintió su excitación junto a la suya y se perdió, en sus caricias, en sus besos, en ese roce, que deseaba sentir, pero que no se permitía hacerlo.
.
.
_Serena estas aquí?

Alan abrió la puerta sin ser anunciado y se encontró con aquella escena.

_Lo siento no sabía.

Te enamoraré otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora