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De las peores cosas que alguna vez Park Haneul había tachado de su lista por hacer, se encontraba en vuelta en una de ellas. Su corazón palpitaba en su caja torácica velozmente teniendo lo único en control su respiración. Sentía la pesadez de su cuerpo pagarle caro el alcohol de antenoche. No reconocía el lugar, no tenía ni una idea de donde estaba. Hasta que despertó esta mañana con una terrible resaca...

Y con unos fuertes brazos envolviendo su cintura con mucha firmeza.

¡Maldición! ¡Maldición! ¡Maldición!

Miles de pensamientos pasaban por su mente en ese momento, cerró sus párpados con fuerza tratando de reconstruir sus recuerdos y descifrar la manera de salir corriendo de la habitación. Pero por más que se moviera no podía ejercer un movimiento brusco sin despertar al pesado cuerpo detrás de ella.
Soltó un suspiro profundo cuando a duras penas llegó a colocarse boca arriba y agradeciendo mil veces al cielo al observar la ropa de ambos cuerpos. Muy bien, entonces no ocurrió nada...

El chico se encontraba abrazándola de lado para entonces, con un cabello castaño cubriéndole la frente y la parte superior de sus ojos. Ni siquiera había analizado bien su rostro cuando recordó...

La fiesta, el alcohol, Erin, Taecyeon, Taecyeon besándose con una rubia, ella con el corazón roto , ella alcoholizándose, y él.

El chico que la tenía apresada entre sus brazos. Con una camisa negra a medio desabotonar, descalzo y con unos jeans azul marino.
Su corazón latía tan rápido que sentía que su garganta se oprimía, quería gritar, gritar y mucho.

Su cuerpo quedó estático cuando el ajeno removió su cuerpo en la cama, aprovechando ese mismo instante para arrastrarse lejos de la sabana y huir fuera de esta. El alcohol te hacía cometer cosas estupidas y juro no volver a beber en su vida.

Lo único que no tenía encima era su suéter por lo que se encontraba en una blusa blanca de tirantes, asegurándose de que sus mismos jeans se encontraran bien cerrados. En el momento en que sus pies tocaron el pavimento y enderezó con rapidez su cuerpo la gravedad la golpeó muy duro.

Su cabeza palpitaba; cegándola en cierto punto, el mareo repentino la obligó a sostenerse de la pared con una de sus palmas antes de que volviese a caer en la cama.

Incontables maldiciones así misma salían en balbuceos de su boca. ¡Eres una jodida irresponsable! ¡¿Por que tenías que beber?! ¡Mira en lo que te metiste! Si, cosas como esas torturaban su mente a esas horas de la mañana...o tarde. Camino lentamente por la habitación que se encontraba oscura por las gruesas cortinas de las ventanas, buscó con la mirada sus botas y las encontró cerca de un gran armario. Cuando se encontraba lista para abandonar la habitación, lo escuchó.

Un gran quejido abordó todo el silencio de la recámara. Haneul cerró sus ojos con fuerza evitando moverse, ni siquiera un músculo para que el ajeno volviese a dormir. El tiempo corrió y segundos -para ella eternos- después volvió a retomar su camino, tomó la manija de la puerta y con sumo cuidado tiro de esta, el chirrido que este proporcionó hizo que maldiciera en un murmuró.

Ni siquiera volteo al ver al cuerpo inerte a sus espaldas, cuando salió de la habitación echa un torbellino de problemas mentales.

La luz del lugar la cegó unos instantes, las ventanas del apartamento en el que se encontraba estaban abiertas y el sol le pegaba de lleno en el rostro. Tomo una bocanada de aire y camino por el área buscando la salida con su mirada. Su estómago gruñía por comida, agua y todo su cuerpo exigía dormir todo un fin de semana.

Under ;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora