Respiro.

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Mentiría si dijera que no había pensando en todas las palabras que me dijeron los chicos, amados amigos del castaño. Mentiría si dijera que después de entender la mitad de la historia no hubiese querido ir corriendo a encarar al castaño y decirle que perdonara mis estupideces de chica insegura y que me aceptara como él me acepta sin pensarlo de mi. Pienso demasiadas cosas pero casi nunca hago nada al respecto, no me muevo por el miedo a lastimarme en el camino.
Soy una cobarde, soy asustadiza cuando menos lo quiero y deseo, ello me hace enojar.

Tomé una bocanada de aire mientras seguía empacando ropa en mi mochila de viaje, a final de cuentas había aceptado la invitación de Jinyoung para ir junto con sus amigos a la isla Jeju.
Admito que no me emociona demasiado la idea, pero realmente necesitaba un respiro de la escuela, un respiro de todo el drama que últimamente había llegado sin invitación alguna a mi vida. Sentía en mi pecho un pesar profundo con el tema de Jiwoo aún rondando por mi mente. No podía dejar de imaginarme a siete niños admirar a una chica que de alguna manera cambió sus vidas.

No dudaba ni un segundo en que aquella chica realmente marcó las vidas de aquellos siete chicos como no me puedo imaginar.
Lo que no entendía del todo, era el por qué buscar sellos similares a Jiwoo cuando podrían buscar a personas completamente diferentes. ¿Por qué añorar el pasado, cuando el futuro puede ser muchísimo más sorprendente? Quizá por qué también puede ser muy aterrador...

Cuando tuve todo lo necesario dentro de la mochila cerré de esta y la eché en mi espalda. Decidí despejarme por completo e ignorar todo, de alguna manera tengo que salir a delante de todo esto y no estancarme como estaba acostumbrada a hacerlo. Segundos después ya me encontraba corriendo escaleras abajo, dejándole una nota a mi padre el cual ya estaba enterado de mi partida, tan solo quería recordarle que no olvidase sus desayunos mientras no estaba en casa.

De repente, las ansias de encontrarme fuera de la ciudad me embriagaron de una euforia extravagante. Mis pies quería correr, mi garganta quería gritar, mis manos querían liberarse.
Termine de escribir la nota con rapidez, pegándola en el refrigerador donde sé que mi padre la vería, pues cada noche coge una cerveza para relajarse después del trabajo. Cosa que mi madre odiaba con toda su alma.

Tomé el celular y busqué el numero de Jinyoung con rapidez, al hallarlo, decidí oír marcarle. Constaron de pocos pitidos para que este descolgara su teléfono.

-¿Haneul?-La voz alegre de aquel pelinegro se escuchó tras la vía.

Carraspee un poco mi garganta.
-Hey, Jinyoung...¿Donde dijiste que nos encontraríamos todos? Ya estoy lista.

Escuché una exclamación de su parte que me hizo sobresaltar en mi lugar.
-En el centro de buses, bonita. ¿No quieres que pase por ti?

Relamí mis labios y como si él estuviese viéndome, negué con mi cabeza varías veces.
-No es necesario, iré en taxi por lo que estaré ahí en unos minutos.

-Entonces aquí te esperamos
Dicho esto ambos colgamos el teléfono.

Antes de salir de mi casa hice una lista mental de las cosas que llevaba en la mochila por si no se me olvidaba nada. Tengo la mala suerte de que siempre que salgo de viaje, olvido algo, es de ley.
Resignándome abrí la puerta de mi casa y cerré de esta con llave. Tomé una inhalación profunda para dar media vuelta y caminar por mi jardín.

-¿Vas a algún lado?
Casi suelto un grito del susto cuando escuché una voz muy cerca de mi.

Me giré sobre mi cuerpo encontrándome con la persona que quería y menos quería ver en este momento. Jungkook estaba recargado en uno de los muros de mi hogar con los brazos cruzados, destacando los músculos de estos, me mira con una seriedad en su expresión...tanta que sentía que estaba apuñalándome con ella.
Abrí mi boca pero ninguna palabra salió de ella, me quede estática en mi lugar mientras lo veía reincorporarse y acercarse a mí a pasos lentos.

Under ;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora