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Huir.

Quizá irme con Jungkook fue un grave error.
No puedo decir que he cometido un montón de errores en mi vida, pues en los dieciocho años que llevo en la tierra he tratado de no equivocarme, de hacerlo todo bien; como si de un juego de sobrevivencia se tratase. Pero si lo ven desde ese punto de vista, no estoy tan equivocada.
Todos tratamos aunque sea un poco de sobrevivir. Pero hasta este punto, he llegado a pensar que no he estado viviendo del todo.
Estoy atascándome.
Aferré mis manos a su cintura, mientras él conducía a toda velocidad por las calles de Busan. Su motocicleta rugía cuando él presionaba a fondo el acelerador y el terror me inundaba el pecho y las venas.
Mantuve mis ojos cerrados con fuerza mientras sentía el aire golpearnos el rostro a medida que avanzábamos. No podía dejar de temblar, después del club de Namjoon tan solo tomó mi muñeca y me llevo fuera del lugar, desde entonces hemos estado repasando una y otra vez la ciudad.
Y aunque estuviese muriéndome del miedo, no quería que se detuviera.

Como si mis súplicas no hubiesen sido escuchadas pude observar con claridad que él contrario se dirigía a mi vecindario. Internamente recé por que mi padre no estuviese en casa, no quería escuchar un reclamo justo en ese momento.
Cuando menos me lo espere, la motocicleta dejo de rugir como minutos antes lo hacía, deteniéndose frente a mi hogar, donde gracias al cielo no estaba el auto de mi padre.
Al menos algo va bien este día, pensé.

Jungkook bajó de la moto, tomando nuevamente mi cuerpo para descenderme de este, aquello siempre me intimidaba, que tomara mi cuerpo como si fuera una pluma para él, inclusive cuando no soy tan delgada.
Su fuerza realmente me sorprendía.

Cuando mis pies tocaron tierra quería correr a casa y encerrarme en mi habitación, pero la figura de Kook frente a mi, confundía realmente lo que quería hacer. Alcé el rostro y me topé con su ahora neutra mirada.
Descifré rápidamente qué la velocidad con la que conducía podía tranquilizarlo.
Ya no estaba acuchillándome con los ojos como en el club.

Abrí mi boca para decir algo pero me calle de golpe cuando este avanzo hacia a mi, acortando la poca distancia entre nosotros.
Mi corazón se detuvo, mi respiración se congeló y quede completamente cautivada con su cercanía, pude sentir su respiración golpear mi frente gracias a su altura detectando con facilidad aquel aroma a alcohol y a tabaco.

-¿Tú...realmente quieres a Taecyeon?-dijo.

Su pregunta hizo que frunciera mis cejas, alzando un poco la mirada para ver la intensidad de sus ojos al mirarme. Sentí aquella presión en mi pecho y aquel nudo en la garganta asfixiarme de nueva cuenta.

Tomé una gran bocanada de aire desviando un poco la mirada para decir: -Eso es algo muy obvio, Jungkook.-Proseguí- No puedo negarte eso.

Este relamió sus labios mientras ladeaba el rostro y soltaba un suspiro pesado. Mientras yo me encogía en mi lugar, dijo:

-Solo quería asegurarme, necesito saber qué tan difícil será hacer que te olvides de él.-La fluidez de sus palabras tan tranquilas me abofeteo internamente.- Eres mi sello, Neul.

-¡Sello, sello, sello!-Exclamé revoloteando mis manos, perdiendo un poco los estribos- Dime, ¿qué demonios significa eso? ¿por qué carajo eso me proclama tuya? ¿Por qué es tan importante?

La intensidad de mis palabras dieron mucho a entender lo harta que me encontraba de toda esta situación.
Haber discutido con Taecyeon había hecho un torbellino de problemas internos en mi.
Pero al final de todo, todo era gracias al chico de ojos cafés y fuerte agarre que se encontraba frente a mi, con su semblante serio, demasiado serio.