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Intriga.

El aroma a café invaden mis fosas nasales de forma gustosa y satisfactoria.
Mis palmas envuelven una pequeña taza blanca, deleitándose de lo caliente que se encuentra esta. Uno de mis lugares favoritos en el mundo, es la cafetería del centro de Busan. Consta de dos pisos, el primero es el más recurrente y el segundo es el más aislado.
Definitivamente prefiero el segundo, donde se encuentran las estanterías de libros, una radio vieja con canciones de los noventa y, con más prioridad, un piano antiguo, con libros desgastados sobre él.
De ves en cuando, me siento frente suyo y oprimo una que otra tecla. A pesar de ser muy antiguo, el propietario afinaba aquel hermoso instrumento lo más que podía y muy en el fondo, se lo agradecía.

Solté un suspiro mientras tomaba otro sorbo de café caliente. Traté innumerables veces de sacar a Jeon Jungkook y Lee Taecyeon de mi cabeza.
Después de lo ocurrido una noche atrás, la vocecita tortuosa de Taec susurraba en mi mente un horrible "te lo dije" aunque no sabía específicamente el por qué de aquel murmullo. Jungkook no tiene derecho a lastimarme...pero últimamente he sentido que me han robado muchos derechos personales y se han adueñado de ellos sin cuestionarme.
Aquel sentimiento es insoportable.

-¿Por qué tan seria?
Alcé la vista topándome con Kakeru, un chico japonés muy simpático que siempre me ha atendido desde su llegada. Un buen amigo y buena compañía.

-Ya sabes, cosas que vienen y van.-Respondí con la sonrisa ida. Encogiéndome de hombros en mi lugar.

Kakeru me miró entrecerrando más sus rasgados ojos, sonriéndome de una manera muy agradable. Este se cercioró de que no hubiese moros en la costa -en este caso, el gerente- y tomó asiento frente a mi. Después de soltar un bufido cansado, dijo:
-¿Cosas de la vida?-Abultó los labios, inclinando un poco su rostro.- Puedo hablar de ello, pero, necesitaré más detalles, querida.

Una pequeña risa salió de mis labios al escuchar el tono afeminado que este empleo, agitando el trapo con el que limpiaba las mesas lado a lado, dije:
-Pues, chicos.-Dije y este soltó una exclamación.

-Sabía que era eso, tienes cara de enamorada.-Se burló, haciéndome fruncir el ceño.

Agité varias veces mi rostro en forma de negación para decir: -No estoy enamorada.-Coloque la taza de café en la mesa, recargándome en mi asiento para mirarle.

-¿Entonces por qué tienes mirada perdida mientras piensas en chicos?-Kakeru elevó sus cejas varias veces, con una sonrisa cómplice- Vamos Haneul, esto de hablar de chicos contigo es algo nuevo.

La emoción que uso me hizo reír.
-No es nuevo para mi, cada que vengo te suelo escuchar murmurar sobre lo guapos que son los asistentes que vienen a recoger pedidos.

Fue su turno de reír.
-Yo sé, yo sé...-Soltó un suspiro dramático mientras recargaba sus codos en la mesa- Los coreanos son tan atractivos.

Rodee los ojos con una sonrisa divertida plasmada en el rostro.

-¿Quién es el chico que roba tus pensamientos? ¿Es aquel chico que me hablaste? -Cuestionó mientras me miraba dudoso aún con sus labios abultados.

-Taecyeon.-Concluí por él mientras volvía mi mirada a mi café, tratando de ignorar las presiones en mi pecho al recordar- Pero no es precisamente él quien se roba mis pensamientos.
Él murmuró que deje salir, me hizo confirmar una vez más que todo se trataba de Jeon Jungkook. Todas las emociones de hoy, son por él.

Lo escuché sisear.
-Así que acaban de quitar del trono al famoso Taecyeon-Abrió la boca, simulando sorpresa- Ya era hora querida, los primeros amores nunca duran.-Soltó sin más, directamente mientras estira sus dedos para apretar mi mejilla- Desde que ma hablaste de él, te dije que ese chico no era para ti, pero las chicas con demasiado enamoradizas-Este comentó mientras yo le sacaba la punta de mi lengua- Pero bueno, eres Park Haneul, tú puedes con todo.