2. Frágil.

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Amada mía;
nuestras riñas nos está costando la vida.
Quisiste dejar de ser mía,
aunque mucho yo te quería.
Ignoraste mis sentimientos,
pensando que con ellos te estaba mintiendo.
Pero yo digo que la culpa la tiene el tiempo,
por haberse llevado con el viento
todos aquellos buenos momentos,
que justo ahora quedaron como frágiles recuerdos.
No tengo intenciones de olvidar
toda las peleas que tuvimos que pasar.
Pero estoy dispuesto a dejar
las veces que deseaste contraatacar.
Pero sólo si tú estás dispuesta a sucumbir
antes mis caricias sin impudicias,
ni malicias,
solo la víspera de la felicidad,
con la que tuvimos que empezar.
Te incito pues, a olvidar todo rencor
y que hagamos de una vez el amor.   




MargaritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora