3.1. Desvanecido: en respuesta al amado.

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Amado mío
(aunque ya no tan mío),
olvidaste mencionar en tus extraños versos
que mis acciones fueron el producto
de tus desvelos en compañía de otros cuerpos,
de otras manos,
de otras lenguas.
Y de mi parte he de fingir
un amargo desdén
sembrado en lo profundo de mi ser,
sumergiéndome en constantes llamas
para olvidar la comodidad de tu cama.
¡Oh, santo corazón!
Sabes muy bien a quién le pertenece tu latir,
aunque te mientes diciendo
''sin él no quiero vivir''.
¡Y así es!
Eres dueño de un perfecto juego de ajedrez.
Me aniquilas inconsciente,
me llevas al jaque mate
con palabras y actos indecentes,
las cuales disfruté
mientras besabas mis clavículas,
y tus uñas causaban estragos
en mis omóplatos.
Sin embargo,
lo que fueron marcas
vestidas como trofeos
se convirtieron en vagos recuerdos
carcomidos por el tiempo,
porque tú no sabes dar cielos,
cariño,
pues lo que mejor se te dio
fue entregarme el infierno.

MargaritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora