4. Constante

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Amada mía,
siempre serás mía.
Constantemente mía.
Aunque tu espíritu niegue al mío,
que en realidad es tuyo.
Siempre será tuyo.
Constantemente tuyo.
Te querré,
sin leyes o calendario.
Pues, me gusta recordarte todos los días,
constantemente a diario.  

Y de esta manera te digo:
tus ojos son como ónice
oscuros, penetrantes,
provocando solo besarte.
Tu piel es como pergaminos llenos
de miel,
brotando del pináculo de tus pechos
deslizando suavemente a mi boca.
Tu cabello se desanima
sobre habitaciones saturadas
en galaxias esperanzadoras
Tu sonrisa llena mi sangre de color
y tu risa me pegó con una felicidad completamente nueva.
Oh, ¡santo sea el cielo!

Él te ha dado a mí con olor fragante
constituyéndonos eternos amantes.  

Pero cuando pensé que te había conquistado
Tu abandono azotó mi ser.
Y me pregunté a mí mismo
¿De verdad siempre fuiste mía?
Entonces comprendí que tu huida era
un hecho inevitable y constante.  

MargaritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora