Se miraba en el espejo comprobando que la imagen reflejada fuera perfecta y no hubiera señales de la que antes poseía. Descartó el frasco que aún seguía en sus manos en el bote de la basura colocándole bolsas vacías entre otras cosas solo para ocultarlo.
Sonrió al espejo lo mejor que pudo para tratar de ocultar la inmensa tristeza que la invadía y para que el hombre al que amaba no pudiese notarla.Llegó atraves de aparición al lobby del castillo. Esto lo había logrado gracias a que Albus Dumbledore le había dado su autorización ya que conocía las razones de sus constantes visitas.
Se sostuvo fuertemente de un muro para así lograr restablecer su respiración y reponerse del mareo y las ganas de vomitar.
Componerse le tomó varios minutos y una vez sintiéndose mejor se encaminó hacia las mazmorras.Ya habían pasado dos años de la gran guerra mágica en la cual perdieron muchos amigos pero ganaron una gran libertad. Albus Dumbledore había fingido su muerte al igual que Snape, este último había logrado quitar la maldición que había comenzado en la mano del director y que amenazaba con matarlo. Habían planificado cuidadosamente esto, fueron meses de planificación pero al final Severus Snape sí logró ponerle un alto a la muerte y engañar a uno de los magos más poderosos y oscuros como lo fue Lord Voldemort. "Que Merlín haya tenido misericordia y lo tenga en su gloria".
Pero no fue solo eso en lo único en lo que Snape supo fingir. Si no que por todo un año completo logró ocultar no solo a Dumbledore si no también a todos los demás ,la relación amorosa que sostenía con la estudiante más destacada de Gryffindor y la más brillante de su generación, nuestra queridísima Hermione Granger.
La cual iba de camino a su despacho.De camino a las mazmorras tuvo la grata casualidad de encontrarse con el Gran Albus Dumbledore, si es que de verdad podía llámarse casualidad pues ella sabía muy bien que el director siempre estaba en el lugar correcto al momento correcto por eso no puso objeción cuando él se ofreció a acompañarla con la excusa de que también tenía que hablar con el profesor de pociones.
-Señorita Granger quisiera aconsejarle una vez más que...
-No insista profesor Dumbledore, además usted hizo una promesa.
-Si no hay forma de hacerte cambiar de opinión estonces no insistiré más.Severus Snape intentaba corregir unos ensayos a la mayor brevedad posible ya que sabía que cuando el reloj marcará las dos en punto su autonomía prácticamente desaparecería y la maravillosa sensación de estar solo se esfumaria. Esa deliciosa sensación de soledad, el sonido del silencio siendo solamente interrumpido por el rasgar de la pluma en los pergaminos, a eso él lo podía llamar paz.
Hacía más de un año en que no podía disfrutar de un día completo de soledad. Extrañaba en sobremanera a esa antigua compañera. Antes, todo estaba bien pero de un año para acá las cosas cambiaron mucho y no entendía el porque.
Las agujas del reloj de pared se alinearon cada una en su respectivo número,, marcando las 2:00 de la tarde y es en ese instante que golpean su puerta.-Como siempre puntual.-se dijo para si mismo con poco ánimo.
-¡Adelante!-dijo desganado
El viejo profesor fue el primero en pasar.
-Hola Severus, venía para acá y me encontré a...
-Hermione-completo el Pocionista como dejando ver que era obvio.-Hola amor-dijo ella acercándose a él para abrazarle y darle un beso por lo cual él se inclinó de manera rutinaria y sin emoción alguna.
-¿Sucede algo?
-No solo lo mismo de siempre.
-¿A qué te refieres?
-¿Cuando irás a la escuela de leyes?-pregunto él olvidando la presencia del director.
-Ya hemos hablado de eso Severus, iré cuando me sienta lista, ahora solo deseo pasar el mayor tiempo contigo.
-Hace dos años que terminaste el colegio, todos tus amigos están haciendo sus carreras y tú sigues aquí.
-Lo dices cómo si te molestara-espeto la castaña.
-De hecho sí, me molesta.
-tengo tiempo para estudiar.
-Creo que no me estás entendiendo...
-Quizas no te estás explicando bien Severus, porque no dices lo que tengas que decir y ya.
-Bueno lo diré entonces... ¡Esto se acabó!Albus abrió los ojos sorprendido pero no emitió palabra.
-¿De que hablas?-pregunto ella.
-Estoy cansado, no, estoy harto, me tienes harto Hermione.
Ella lo miraba aterrorizada y dolida por sus palabras.
-Vienes todos los días, no me das espacio, no puedo leer ni un maldito libro sin que quieras estar a mi lado. Al único lugar donde puedo ir solo es el baño. Siempre estás encima mío, me acabas el aire. Y realmente estoy cansado, no entiendo que te pasó, tú no eras así. Tampoco deseas irá estudiar, solo quieres meterte aquí en el colegio conmigo todo el día y de verdad ya no lo soporto, es mejor que terminemos.Para cuando terminó ella ya tenía sus ojos aguados.
-No sabía que mi presencia te incomodase.
-Puede ahora ya lo sabes.-dijo sin ningún tacto.
-¿Es solo eso o acaso ya no me amas?Él se quedó callado por un momento.
-¿Contesta?le gritó ella.
-No!!! Gritó él, ya no lo hago.-¡Severus!-le reprendió Albus.-Tu no entiendes ella...
-Profesor-lo cortó la castaña. Ella caminó hacia el anciano y en susurró le dijo...Usted lo prometió.
-¿Entonces se acabó así nada más Severus?-dijo volteandose hacia él.
-Creo que es lo mejor para los dos. Deberías marcharte ya.
-Bien-dijo triste ella-lo menos que he querido es incomodarte. Hoy mismo sacaré todas mis cosas de la Hilandera, ni siquiera notarás que alguna vez estuve allí.
Siento mucho haberte fallado. Mi intensión solo era hacerte feliz y demostrarte todo mi amor.
¡Adiós Severus!La chica pasó por al lado de Albus le sonrió tristemente deja do caer una lágrima y salió del despacho del que era su novio.
-Severus no sabes lo que...
-Ahorrate el sermón Albus, tengo cosas que hacer.
El profesor salió sin emitir palabra.Ella volvió a hacer uso de la aparición para llegar a la Hilandera, a la casa que compartía con él. Y la casa donde ahora se sentía como intrusa.
Cayó desplomada en el suelo, las ganas de vomitar era doblemente más fuertes y no pudo contenerlas, el dolor en su abdomen sobre todo en el lado derecho no le dejaba respirar bien. Cómo pudo envío un patronus a su leal y mejor amigo que en poco tiempo hizo acto de presencia junto a su esposa Ginevra.-¡Hermione!-se acercaron los dos al verla en el suelo. La ayudaron a limpiarse y limpiar el residuo de sus vómitos del suelo.
Ella les contó lo sucedido e inmediatamente Harry quiso ir a matar a Snape pero ambas chicas lo detuvieron.Ayudaron a su amiga a recojer sus cosas. No se quedó absolutamente nada de ella en esa casa. Mientras sus amigos apilaban sus cosas ella volvió a mirarse en el espejo. Sacó su varita y dijo..."revelio" y la imagen ahora reflejada era una muy distinta.
Frente a ella se encontraba una chica pálida, con enormes ojeras, muy delgada casi desnutrida se podía decir. Su abundante cabellera no existía y si intentaba peinarlo era aún peor pues sus cabellos caían como pétalos de rosa marchitas. Era una imagen deplorable y lo sabía por eso llevaba tiempo ocultandola con pociones y hechizos para que su novio no se diera cuenta. Pero ahí estaba, perdida, sin saber a qué más aferrarse. Él no la amaba, es más no quería saber de ella, su presencia le incomodaba y desagradaba, entonces ya no había más que hacer. Y era la segunda vez que tenía que decirse a si misma " ya no hay más que hacer"
Hola a todos, es mi primer fic, aquí en watpad espero les guste. Bendiciones
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Sin darte el último adiós.
RomanceUn Sevmione corto. Ella lo amaba con todas sus fuerzas hasta que ya no le quedó ninguna.