CAPÍTULO 12

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Supuestamente ibamos a estar en el crucero por una noche y dos días, pero a los cuarenta y cinco minutos hubo cambio de planes.

Tuvimos que pasar otra noche más en la ciudad flotante.

Eso implicó dormir otra vez con Harry.

Para pasar el tiempo tuvimos que hacer algo entretenido.

Harry quería ir a un cabaret en el quinto piso, así que lo acompañé. Confieso que la salida estuvo bastante divertida. Vimos bailes del caño, striptease, etc. Al finalizar la noche, fuimos a nuestra habitación totalmente inspirados. Así que cuando estaba en la cama, me subí encima de él para hacerle una coreografía. El problema que surgió, es que termine con el taco enganchado en el ruedo del vestido, y al intentar sacármelo, me caí en el piso y me raspé la rodilla. Harry, amablemente, agarró una gasa y me curó la herida. Todavía tenía una cicatriz marcada para el recuerdo de momentos estúpidos.

Harry me dijo: "Estás siendo muy dura contigo misma. Los accidentes en la cama suceden, pero después se convierten en grandes anécdotas."

Por suerte, a Harry no se le fueron las ganas y quiso la revancha.

* * *

En el puerto de la península australiana, ya nos estaba esperando Liam, Louis y Zayn. Por fin los volvía a ver.

Caminé hacia ellos y los abracé por turno. Estaban felices de volverme a ver. Yo también lo estaba.

– Te extrañé, dulce niña.

– Yo más, Zayn.

– ¿No te hizo nada malo el tirano ese? – asintió en dirección a Harry.

– No, Louis. Se comportó bien.

– Te preparamos un delicioso almuerzo. Y, ¿qué crees? Niall estará con nosotros.

– ¿Cómo dices que dijiste, Liam?

Mis emociones se mezclaron. Sorpresa, emoción, felicidad y preocupación. Todo al mismo segundo.

Sorpresa, porque Niall recién mañana tenía que llegar, no lo esperaba este día.

Emoción, porque ya lo quería ver.

Felicidad, porque lo amaba y ya lo iba a tener cerca.

Preocupación, porque tendría que lidiar con el recuerdo de mi estadía con Harry, y no sería capaz de vivir ocultándole un secreto al rubio. Lo peor no es la culpa que sentía, sino lo bien que lo había pasado con Harry.

– ¿Cuál es el chisme? – dijo Harry, llegando desde atrás.

Me mordí el labio para no hablar. Esta noticia no le iba a gustar.

Liam se encargó de contárselo.

– Niall está de regreso.

La mandíbula de Harry se tensó, y no dijo nada.

Me dolía saber que hace unas horas estaba feliz y ahora todo se arruinó. ¿Qué podía hacer por él? En otro mundo, sin conocer a Niall, apuesto mi vida que lo amaría de inmediato. No había ninguna duda.

Sin embargo, algo muy fuerte empezó a crecer en mí. Podía amar a Harry, con el tiempo, ahora solo lo quería. Y mucho. Ademas, ya tenemos recuerdos en común. Y si intentaba olvidar esos maravillosos momentos que pasamos, será imposible. Harry ya formaba parte de mí. Y no lo podía remediar. Yo lo dejé entrar. Y aunque quisiera negarlo, no estaba arrepentida de eso.

– ¿Nos vamos? – sugerí de manera casual, sin demostrar emoción en mi voz.

* * *

El vuelo de Niall llegará en una hora. Para el recibimiento, Zayn y Louis se prepararon y se fueron. Tenía ganas de ir con ellos, pero me quedé organizando las cosas con Liam y Harry.

Para la ocación, me puse un vestido símil gamuza marrón y mis balerinas negras con moño a lunares. Cheap & Trendy.

Me encontré con Liam en el living, sabía bien que nos debíamos una charla.

Mientras me acomodé a su lado, recalculé lo que tenía que decirle.

Se me hizo un nudo en la garganta. Las mariposas que nacieron en medio de los besuqueos y otras cosas con Harry, se habían convertido en cascarudos, y tenerlos en mi estómago no era agradable.

¿Por qué estaba tan vulnerable? Al recordar aquellos momentos con Harry, volví a sentir cosquilleos.

Estaba enamorada de Niall, nos llevabamos genial, la idea de ser su princesa me fascinaba, teníamos un futuro comprometedor que nos esperaba... Stop. No teníamos ningún plan común.

– Estoy confundida, Liam – dije al fin. Él asintió.

– Me lo imaginé. Esto iba a pasar.

Mi mejilla estaba sonrosada. Liam me dio un rápido abrazo confrontador y suspiró.

Entonces me miró a los ojos.

– Estás en la adolescencia, estas cosas pasan. Son desventuras que uno debe llegar a confrontar. Y tú, muchacha insolente, eres fuerte, lo superarás. Y no es tu culpa. Ya sabía yo que toda esa farza del maldito crucero era un error.

– Sólo quería salir de un problema

– Y te metiste en uno peor. Ahora tus sentimientos están en juego.

Lo sopesé por unos momentos casi eternos. Era verdad lo que decía Liam. ¿Cómo lo podía reparar?

Esta aventura amorosa con Harry nunca debió de pasar. ¿Y qué podía hacer al respecto? Lo hecho, hecho está. Solo quedaba aceptar y dejarlo pasar. Ahí estaba el inconveniente: no lo podía dejar pasar.

– No te preocupes, ahora que Harry te dejará en paz, podrás saber de quién estás realmente enamorada. Será facil. Todo se solucionará.

– Sí, cierto. Gracias.

Le di un abrazo. Era impresionante la habilidad que tenía de hacerte sentir mejor.

Niall llegó y la felicidad que me invadió fue enorme. Sin dudarlo me había lanzado a sus brazos y me sostuvo muy fuerte.

El regalo que me prometió que iba a traerme consistía en una gargantilla de oro con un dije de corona. Me encantó. Ahora la traía puesta. Raramente, Harry no estaba en el recibimiento.

Ya en la cena, todos comenzamos a comentar barbaridades.

– ...y por eso prefiero que me odien por como soy, antes de que me amen por lo que no soy – Louis terminó su discurso.

– Y, Niall, ¿cómo se encuentra Theo? – pregunté.

– Muy recuperado, por suerte.

– Que bien. Algún día me llevarás para que lo conozca – sonreí.

– Así será, princesa.

Por fin Harry apareció. Todos lo miramos con el ceño fruncido. ¿Dónde estaba?

– Hasta que al fin apareces, pequeño tirano – dijo Louis.

– Yo... yo me fui a tomar aire. Ah, cómo estás Niall. Lo siento por no llegar a tiempo para recibirte.

– No te preocupes. Todo está bien.

Harry se sentó al lado de Zayn quedando en frente mío. No evite mirarlo. Me ruboricé al instante. Mi corazón se aceleró. ¿Por cuánto tiempo más seguiré aguantando esto? Cada vez se ponía peor.

Niall, que estaba sentado al lado mío, se dio cuenta del cambio de ambiente. Notó lo tensa que estaba.

Le miró de reojo a Harry, luego clavó su atención en mí.

– ¿Todo bien, princesa?

Y la burbuja explotó.

Noche de los Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora