Era de esas pocas chicas que no invertía mucho en ropa. Por lo menos ahora no. Me fascinaba la moda, pero aprendí a no dejar el sueldo de mis padres en las tiendas. Solía hacer compras cuando viajaba al exterior. Amaba New York para hacer shopping, aunque París también me encantaba. Pero me divertía más ir a ferias y comprarme cosas que no eran caras, pero que tenían diseño.
Para mí tener estilo era sentirte identificada y cómoda con lo que te ponías, conocer tu cuerpo y entender lo que te quedaba bien, sin disfrazarte. Yo solo usaba lo que me gustaba, no lo que se usaba. Era bastante clásica y descontracturada. En mi guardarropa no faltaba el típico vestido negro, pero también tenía prendas vintage y de cuero. ¿Lo que jamás usaría? Transparencias. Y si quería estar sexy para una cita, elijía un buen par de tacos.
Por eso, para la cita con Liam, me puse mi top de satén rojo, mini tricolor blanca-visón-y-negra, stilettos negros de gamuza con plataforma. Como accesorio chic, un collar plateado con pinches colgaba por mi cuello. Y como la noche se podría poner fría, no dudé en ponerme un trench negro. Era el abrigo indicado para todas las estaciones. Ahora me sentía una lady elegante, pero bien moderna, con este trench que me cubría hasta las rodillas, y con una cartera bien estructurada que me compré antes de venir.
Al juntarme con Liam, lo encontré vestido de traje. Cualquiera que nos viera diría que éramos pareja. Aunque no lo era así. Pero no importaba. Yo no vivía por lo que decía la gente, y que inventen lo que quieran. Seguro Liam estará de acuerdo conmigo.
– Guao. Estás bastante elegante y preciosa. Totalmente cambiada...
– Y toda una mujer.
Harry interrumpió el cumplido de Liam. Lo miré con los ojos entrecerrados y me quedé callada. El hecho de que me vista como para asistir a un desfile de Channel, no significaba que pareciera toda una mujer. Todavía me sentía niña, todos teníamos un niño adentro, y vestirme de esta manera no lo cambiaría. Eso sí, no estaba usando maquillaje. Menudo detalle. Pero como me dijo una vez Niall: el mundo quiere princesas, no payasos. Por ahí va la cosa. Aunque no sea princesa, pretendía y aspiraba serlo.
Liam le dio una fugaz mirada a Harry, y luego me miró cariñosamente.
– Es momento de irnos, Diana. Ya son las ocho de la noche.
– La noche es joven, ¿por qué tanto apuro? – Harry cogió un vaso del armario y una botella de wisky. Llenó el vaso con wisky y tomó un trago.
– No es de tu incumbencia, Styles – Liam ya estaba perdiendo la paciencia.
– No le hagas caso. Mejor ya vámonos. Quiero regresar temprano – me encaminé hacia el ascensor y Liam me siguió.
– Oigan, ¿no me invitan a cenar con ustedes? – se quejó Harry.
– Harry, tú no estás invitado. Relaja. Mejor prende la LCD y mira cualquier programa.
– Eso no será divertido, nena.
– Pues tendrá que serlo.
– Mmm, tienes razón. Creo que voy a ver el canal de PlayBoy. Eso será interesante.
– Pervertido.
Las puertas del ascensor en dónde ya estábamos se cerró y perdimos de vista a Harry, pero escuchamos su carcajada. Liam soltó un suspiro de alivio.
– Sinceramente, a veces ya es muy pesado.
– No puedo estar más de acuerdo.
Le sonreí y bajamos hasta el estacionamiento.
ESTÁS LEYENDO
Noche de los Dos
FanfictionConocer a tus ídolos nunca fue tan excitante. ¿O sí?. #Fanfic