Capítulo 90

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Mi corazón comenzó a palpitar como la primera vez que lo ví. Intenté reprimir mis emociones, pero por más que quisiera no podía. Mi amor por el seguía estando tan intacto como siempre.

Me preguntaba qué resultaba más patético, si seguir amándolo después de aquella fiesta, o ser realmente consciente de qué el jamás había cambiaría.

Harry se encontraba sentado en el suelo, sobre el umbral de su puerta.

¿Porqué demonios no se me había ocurrido que podría estar ahí? De todos modos ya no importaba; no podría hacer como si no pasara nada.

Él no notó mi presencia, parecía estar sumido en sus pensamientos. Tanto al punto que podría haber surgido un terremoto y el no se habría dado cuenta.

Suspiré y busqué las llaves en mi bolso. Casi me da un infarto cuando al levantar la mirada me encontré con la suya posada fijamente en mí.

En una fracción de segundo sentí como si nada hubiera sucedido. Como si él no hubiese besado a Caroline esa noche, como si mi corazón nunca hubiera sido roto.

Sin embargo la sensación desaparició al instante al que cruelmente caí a la realidad.

Él si había besado a Caroline, y sí había roto mi corazón.

Antes de darme tiempo a pensar en algo más él se levantó del suelo y se acercó peligrosamente a mí.

Me sentí inmune, pero experta.

Levantó su mano y le dió una breve caricia a mi brazo que me dejó atónita.

-¿Qué haces?- le pregunté desconcertada y me aparté.

-Quería comprobar si eras real-.

Su voz, ronca casi como un susurro me dejó paralizada.

¿Porqué Dios nos hace amar tanto a las personas menos indicadas?

-¿Haz tenido alucinaciones o algo por el estilo?- mi patético intento de romper el hielo pareció haber funcionado. El sonrió y sentí como si le inyectarán una dósis de azucar a mi sangre. Dulce, demasiado dulce.

-Algo por el estilo- respondió volviendo a sentarse.

«Aléjate de allí. Aléjate de él»

-¿Porqué estas aquí?- me animé a preguntarle haciendo caso omiso a las fuertes advertencias que intentaban aturdir mi cabeza.

-Me he mudado aquí de nuevo-.

Suspiró y volvió a fijar su mirada en mí.

-¿Por...?-.

-Creí que era bastante obvio- me contestó.

Me senté en el umbral de mi puerta, ¿por qué era tan masoquista? ¿por qué diablos no podía mantenerme alejada de él? Alguna vez había pensado en que el era mi oxígeno, y parecía así ser. Oxígeno contaminado que lastimaba mis pulmones, pero sencillamente lo necesitaba. "Vaya metáfora"- ironicé.

Miré mi muñeca y una lágrima se deslizó por mi mejilla. Allí estaba,... el regalo que no había podido darle, y tampoco podría hacerlo jamás. Su nombre en lineas cursivas quemaba mi piel. Me recordaba día a día, lo estúpida e irracional que puede convertirte aquello a lo que llamamos «amor»

-No llores- me pidió con voz ahogada.

-Cállate- le ordené con la voz increíblemente afilada.

-Es inútil que llores- dijo con frialdad.

-Fue más inútil pensar que podrías cambiar- repliqué y se quedó helado.

-Yo te he dicho la verdad, siempre-.

-¿Me amas?- le cuestioné sin aliento sabiendo que fuera cual fuera su respuesta no causaría efecto en mi desgastado corazón.

-Más de lo que crees-.

Suspiré.

-Por eso haz besado a Caroline...-.

-¡Ya te dije que yo no la he besado!- gruñó sobresaltándome.

-¿Con tu historial planeas que te crea?-.

-Ése es tu maldito problema- me dijo acercándose- cada vez que algo sale mal tú sólo miras a mi pasado, me reprochas, desconfías, ¡y luego te alejas de mí! Ya te he dicho un centenar de veces que cambié por ti, si tu no me crees ya no queda nada más a mi alcance para hacerte cambiar de opinión.

Agudicé los sentimientos y fui al plan inteligente.

-Hace algunas semanas te dije que no quería a Caroline cerca de tí, dijiste que la alejarías... ¿lo haz hecho?-.

-Louis hizo la lista de invitados- me recordó.

-¿Tú hablaste específicamente y le dijiste que se aleje de tí?- le pregunté sin apartar mi mirada de sus ojos- ¿o simplemente esperaste a que no vuelva a aparecer?-.

El no respondió.

-Harry- sonreí y me acerqué a él- hagamos ésto fácil. ¿Quieres que confíe en tí? Préstame tu celular, ahora-.

-¿Qué?- preguntó entre divertido y confundido.

-¿Tienes algo que esconder?- le pregunté acusadora.

-No claro que no-.

-Entonces dámelo-.

-¿Para qué?- reiteró nervioso.

-Una vez que me des tu celular, confiaré plenamente en tí de nuevo, y haré como si nada hubiése pasado-.

«Vamos rizado, dame el maldito celular y recupera lo que queda de mi corazón»

Él sacó su teléfono del bolsillo trasero y lo arrojó al suelo haciendo que la pantalla se hiciera trizas.

-¿Ahora confías en mí? No volveré a recibir llamadas, ni mensajes- dijo esperanzado.

-Pero aun así no me lo haz mostrado... -dije y él frunció el ceño-. Realmente no sé porqué me alejé con ti con la esperanza de que vinieras por mi, e intentáras explicarme las cosas. Pensé que tu "amor" por mí, daría una lucha un poco más duradera- suspiré- pero sin embargo parece que no te ha costado ni la mitad de noches que he pasado yo llorando, haz salido con la primera perra que se te cruzó, ¿verdad?- le pregunté mirándolo a los ojos. Él se quedó callado- Contéstame, y si al menos tienes algo de aprecio por mí, procura decir la verdad-.

-Sí-.

Una sola palabra que directamente me atacó como daga al corazón.

-No es para ofenderte, pero eres demasiado estúpido... En primer lugar, si tan sólo me hubieras dado tu celular, me hubiera bastado para confiar en tí. Incluso aunque hubiera miles de llamadas y mensajes de chicas diferentes. Pero aquí es dónde tu me demuestras que tampoco confías en mí. Era obvio que en algún momento ésto acabaría... -contuve las lágrimas y me enorgullecí de no encontrar ningún temblor en mi voz- y en segundo lugar- dije concluyendo- te haz quedado sin celular-.

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Subiré hasta aquí 

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Besos 

Who Do You Think You Are ?  H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora