—Así que, estos fueron unos muy cortos días aquí. —dijo Zack, levantando su liviana maleta del suelo y colgándola sobre sus hombros.
Estábamos en el aeropuerto. Zack, kristen y Tyler estaban esperando para abordar su vuelo, los cuatro con destinos diferentes. Había sido genial tenerlos conmigo estos cortos días, había disfrutado tanto con ellos. La salida al cine, había sido un completo desastre. Nunca volvería a ir a ver una película con ellos, sobre todo sentarme al lado de Tyler que hace de todo menos dejarte ver la película.
Y bueno, Kevin y Joe criticando cada pequeña parte de esta. Kristen mensajeando en vez de ver la película, y Zack más concentrado en arrojarle palomitas de maíz a las demás personas que en ver la película.
Pero a pesar de todo, eran ellos. Las personas que siempre habían estado ahí para mí.
—Tienes que llamarme—le dije, dándole un empujón, —te has olvidado de mí.
—Nunca. Siempre te recuerdo, nunca lo olvides. Otra cosa, odio las despedidas así que…
—No es una despedida, tal vez me tomé en serio uno de estos días tu invitación y aparezca enfrente de tu lugar en Inglaterra.
Zack sonrió emocionado.
—Eso sería genial—gritó—Aunque deberías llamar antes, mi lugar no siempre está muy limpio que digamos.
Me reí por última vez, antes de que Zack depositara un beso en mi mejilla y me diera un largo abrazo.
Una mujer anunció por el altavoz que ya podían abordar el vuelo rumbo a Inglaterra. Zack me liberó de sus brazos.
—Nos vemos después. —Dijo, —La oferta siempre va a seguir en pie, y llámame si tengo que patear el trasero de Jonas, estaría muy encantado— se dio vuelta haciendo su camino hacia la puerta de embarque correspondiente.
kristen llegó corriendo hacia mí, me encerró en sus brazos, dándome un muy fuerte abrazo, tan típico y común en ella. Le devolvió el abrazo, con una enorme sonrisa marcada en mis labios.
—Te voy a extrañar, las chicas en Los Ángeles son muy vacías—comentó. —Te necesito conmigo.
—Yo también, no tienes idea.
—Pero tú tienes a Thom, yo tengo a…Tyler ugh—se quejó.
—Agradece que te soporto, hermanita, debo ser el único hombre que lo hace—dijo, ocasionando que ella lo fulminara con la mirada.
—Sabes que te amo, hermanita.
Ella solo negó con la cabeza y me libero de sus brazos.
Fue muy difícil dejarla ir por la puerta de embarque, porque había sido genial tenerla estos cortos días conmigo. Kristen era kristen, nada comparado con las otras chicas.
Joe y Kevin ya habían regresado con Denise a Canadá la noche anterior, así que cuando el vuelo de kristen despegó, salí del aeropuerto para tomar un taxi. En la noche, Jordan había organizado una cena para celebrar el embarazo de Ana. Iban a venir varias amistades de él y Ana. Y aunque suene desconsiderado, estaba rogando no encontrarme con nadie de la familia de Jordan. No quería arruinarles el día realmente.
Abrí la puerta del departamento de Thom con mi juego de llaves apenas estuve frente a la puerta. Risas venían de la habitación de Thom, la puerta estaba abierta, desde la escalera pude ver a Nick y Theresa riendo. Theresa sostenía en sus manos su teléfono móvil, mostrándole algo a Nick, y ese algo estaba haciendo que se retorciera de la risa con ella. Sentí una punzada dolorosa en el corazón.
—Hey—me llamó Thom, haciendo que apartara mi vista de ellos.
— ¿Cómo estás?—preguntó, abrazándolo.
—Bien. Tengo una nueva canción, aunque aún no la puedes escuchar de hecho. Es sobre ti. —me dijo, haciéndome sonreír
— ¿Qué has escrito?—pregunto curiosa.
—Ya verás. —me respondió, y tomó en sus manos el dije de carita feliz que tenía colgado en mi cuello, el cual me había regalado por navidad. — ¿Tengo que ir completamente elegante hoy?
—Sip, tienes que venir Thom, no quiero estar con la familia de Jordan ahí y sentirme tan fuera de lugar.
—No vas a estar fuera de lugar, pero aun así voy a estar ahí para ti. Como siempre—me confirmó.
Recosté mi cabeza en su pecho, mientras el bajaba sus brazos hasta mi cintura, sosteniéndome.
Las cosas con Thom eran tan sencillas, desearía que las cosas entre Nick y yo sean así de fáciles. Pero eran personas diferentes, y problemas diferentes.
{…}
Carisa me había terminado de ayudar con el maquillaje ya, y tenía que aceptarlo, había hecho un gran trabajo conmigo. Le agradecí mucho antes de que se tuviera que ir a su siguiente clase del día.
Theresa había abandonado el departamento hace unos minutos, se despidió de nosotras con un “Hasta luego”, pero Nick no salió con ella, cosa que me hizo confundir.
Estaba lista para ir a la reunión, con mi vestido rojo puesto y los zapatos de tacón ya colocados en mis pies, kristen estaría tan contenta por mi elección de esta noche. Tal vez podría tomarme una foto y pasársela.
Comí con cuidado mi barra de chocolate, evitando mancharme el vestido con este. Estaba tan concentrada en mis pensamientos, que no sentí cuando Nick entró a la habitación, sentándose a mi lado en el sofá de la sala.
— ¿Tienes una fiesta?—pregunta, frotando con la palma de su mano su cuello.
—Hola a ti también, ¿Cómo ha estado mi día? Genial, ¿y el tuyo?
—Hola—dijo— ¿Tienes una fiesta?
Viré mis ojos y le di una rápida mordida a mi chocolate de nuevo. Asentí con la cabeza, lista para desechar el empaque vacío.
— ¿De quién? ¿O para qué?—pregunta siguiéndome hasta la cocina.
—Ana, la novia de Jordan, está embarazada. Van a tener un bebé. —dije.
—Oh, eso es genial. Felicita a Jordan de mi parte.
Asentí con la cabeza, tiré la basura al contenedor y limpié mis manos con una servilleta. Alisé mi vestido, evitando las arrugas. Cuando levanté la mirada para observar a Nick, su mirada esta fijamente en mi cuerpo recorriendo cada centímetro de él.
— ¿Estas bien?—pregunto.
—Eh…sí…eh, te ves…hermosa.
—Gracias Nick. —le digo.
— ¿Lista?—pregunta Thom, entrando a la cocina, tratando de hacerle un nudo a su corbata, con el traje ya puesto.
Nick lo fulminó con la mirada, haciéndome fruncir el ceño a mí. ¿Qué tenía con Thom? Asentí con la cabeza y caminé hacia Thom. Le enderecé la corbata cuando termino con esta.
Recogí mi pequeño bolso del sofá, lista para irme. Thom cerró la puerta del departamento, dejando únicamente ahí adentro a Nick.
No sabía si él se estaba dando cuenta, pero lo único que estábamos haciendo manteniéndonos apartados el uno del otro, era hacernos daño a nosotros mismos.