________ fulmina con la mirada por décima vez a la camarera que nos está atendiendo en el restaurante elegante que estamos cenando esta noche.
Y no puedo culparla realmente, porque la mujer verdaderamente está ha estado coqueteando conmigo enfrente de ella toda la noche, incluso después de que Bubbles le comentara—nada disimuladamente—que era su esposo, y que estaba embarazada.
Bueno no había forma de no notar eso. La barriga de Bubbles era enorme, literalmente. Y ella no paraba de quejarse, la encontraba en varias ocasiones recostada en el sofá, hablando con el bebé en voz alta, diciéndole que ya era hora de salir, que tenía que salir antes de que la barriga de mami tuviera vida propia.
No había entendido a mi madre cuando dijo que tenía que tener paciencia con ella porque los embarazos las ponen hormonales a las mujeres. Pero ahora lo hacía. Si ella era celosa, eso se había magnificado totalmente. Aunque sus celos no eran enfermizos, y se sentía celosa solo cuando tenía motivos.
Como en esta ocasión.
— ¿Le puedo servir en algo más, señor? ¿Desearía algo de postre?—pregunta la mujer, mirándome únicamente a mí, ignorando por completo a _________.
Ella no me deja responder.
— ¿Qué opinas de ir a buscar tu postre a…—no termina la oración y su expresión cambia totalmente. Frunce el ceño y empieza a negar con la cabeza rápidamente.—No, no, no. Ahora no, aquí no. ¿Es broma? ¡no me puedes hacer esto justo aquí!
—¿Tiene problemas con su esposa?—pregunta la camarera, mirando a Bubbles como si fuera un experimento.
La fulmino con la mirada, no me gustó la mirada que le dio a ella, como si se estuviera preguntando con qué clase de mujer estaba. Me gustaría restregarle en la cara que con la más perfecta mujer en el universo, solo para que le quede muy claro.
—¡Ahora si soy su esposa, eh! Degenerada. Ojala que cuando cruces la pista…—Bubbles la empieza a amenazar.
Tomo su mano y automáticamente empieza a respirar calmadamente. Por la nariz y luego por la boca. Empieza a sudar y no puedo evitar ponerme de pie a su lado.
—Está bien, bubbles, sabes que eres la única mujer en mi vida. O bueno, hasta que sepamos que es ese bebé. Porque si es mujer, vamos a tener que empezar a aprender a compartir, bebé.—bromeo con ella.
Ella sujeta mi mano fuertemente, muy fuertemente. Y empieza negar con la cabeza nuevamente.
—Dile que se vaya, Nick, no quiero que este aquí. Dile que haga algo más útil como llamar una ambulancia para…
—No la vas a asesinar, bubbles—le digo, sin parar de reírme.—No quieres ser mamá en la cárcel, después.
—¿Qué?—grita y toca su barriga.—¿De qué demonios hablas?
—¿Esto no es porque estas celosa?—pregunto.
—No. Estoy dispuesta a arrancarle cada una de sus extensiones pero no tengo tiempo.—señala con sus dedos índices de ambas manos su barriga—Bebé en camino.
—¿Qué?
—Nicholas, tienes que llamar una ambulancia. Acabo de romper fuente.
{…}
—He volado desde la universidad hasta aquí, literalmente, porque me acabo de caer de trasero. Mamá también está por llegar—dice Kevin con las respiraciones agitadas, apareciendo a mi lado en el pasillo del hospital—¿Dónde está ella? ¿Está bien? ¿Sabes que va a ser? Para que mamá consiga algo antes de venir.