Bajé las escaleras corriendo, sin hacer sonido alguno, para evitar no arruinar la escena romántica que estaba ocurriendo en la azotea. Abrí la puerta del departamento de un golpe y entré corriendo, de frente al dormitorio de Thom.
—Estoy cansada. —le dije recostándome en la cama. —He acabado con esto.
— ¿Qué paso?—preguntó sentándose a mi lado.
—Muchas cosas. Pero, ¿sabes qué? Yo realmente he acabado con esto. Estoy tan cansada de esta mierda. No voy a seguir llorando y sufriendo por alguien que ya no existe y…
—Rebobina conmigo, ______________. ¿Qué paso allá arriba?
—Mi Nick, mi mejor amigo, y la persona de la que estoy enamorada; ya no existe más. Ahora solo hay un adicto a la nicotina, arrogante, estúpido y soberbio allí arriba. —Hice una pausa, para limpiarme las lágrimas y tomar una respiración y poder seguir hablando—He estado sufriendo por seis meses, por una persona que ya no existe más. Por una persona que fue capaz de negarme. Pero ya estoy cansada de esto. No voy a derramar ni una lágrima más por Nicholas Jonas.
Thom solo estaba ahí, con sus brazos alrededor de mi cintura y estrechándome a su cuerpo, brindándome apoyo. Varias veces, pensaba que él era un ángel, quien lo habían puesto en mi camino para ayudarme a llevar este infierno.
Mi corazón no soportaba ver a ese Nick, porque en parte, sabía que la desaparición de mi Nick, era porque le había roto el corazón. Y conocía a Nick. Sabía que había creado al nuevo Nick para protegerse a sí mismo, para evitar que alguien le vuelva a causar el mismo daño que yo lo hice.
—Voy a mantenerme alejada de este lugar. —murmuré. —No quiero más drama en mi vida.
—Puedes mantener alejada del departamento, pero no de mí.
Sonreí y abracé aún más su cuerpo.
—Oye… ¿sabes que puedes quedarte en el departamento de Jordan, verdad? A él no le molestaría nada, y sería genial tenerte allí para no morirme del aburrimiento.
—Aunque suene tan tentador, has hecho que cree en mi mente un odio inmediato hacia ese tipo, solo por hacerte llorar dos veces en el mismo día. No puedo dejarlos solo con mi hermana aquí. Tengo que cuidar de ella también.
Thom pensaba que tenía que cuidar a todo el mundo realmente. Él siempre había sido el hombre en su casa, provenía de una familia que no tenía mucho dinero, lo poco que tenían su padre se los gastaba en apuestas. Hasta el dinero que habían ahorrado para la universidad de los hermanos Wilson.
Su padre había fallecido casi un año atrás, y Thom se sintió culpable cuando me confesó que no lo extrañaba. Que simplemente no podía extrañar a alguien quien hacía su vida un infierno. Y lo entendía realmente lo hacía.
—Voy a terminar de pasar mis cosas a la habitación de mi hermana, y podemos ir a al cine. Hay una película de terror en cartelera. —me dijo.
Me encogí automáticamente.
—Y también hay una de dibujos animados—dijo riéndose.
Aplaudí en mi sitio, las películas de terror no eran mis favoritas realmente.
—Puedes esperarme afuera, tu alergia al polvo recuerdas, si no te vas ahora vas a parecer Rodolfo el reno en unos minutos.
Me reí, y recogí mi maleta de la universidad que estaba tirada en el suelo. Metí todos los libros en ella y salí de la habitación de Thom.
Levanté la mirada y me encontré con la mirada de él. Tenía el ceño fruncido, pero su mirada no estaba en mí, sino en la habitación de Thom que estaba a espaldas mia. Estaba a punto de solo dejarlo ir, ignorarlo y pasar de frente a esperar que Thom salga, pero mi corazón me ganó. No podía ver caer a la persona que más amé, o bueno amo.
—Niccholas. —comencé, haciendo que mirada fría se fijara en mí.
—_____________. —mi nombre sonaba tan helado cuando lo pronunciaba, que me produjo un escalofríos.
— ¿Podemos hablar?—pregunté.
—No puedo, tengo que irme a entrenar, lo siento. —dijo pasando por mi costado.
—Yo lo siento también. —le dije y se detuvo. —Necesito decirte esto, para no sentirme culpable en el futuro. Lo siento, ¿bien? No quise decirte nada de lo que te dije en Nueva York…
—Pero lo hiciste, y…
—No espera—lo interrumpí. —Yo estoy hablando. Puedes mandarme a la mierda después, ¿de acuerdo? No sé qué me duele más, tu indiferencia o que simplemente ya no te reconozca.
Nick viró sus ojos, con una sonrisa de autosuficiencia en sus labios.
—Ahora estás hablando como mi madre. —se quejó.
—Probablemente. Tú no eres esta persona, Nicholas. Tu siempre has sido una persona tierna, protector, y…las persona que amo.
—Parece que olvidas muy rápido. Porque no creo que hayas estado mal acompañada estos seis meses. —me contraatacó.
— ¿Qué mierda dices?—le pregunto.
—Thomas. O Thom, como le dices tú. Eres tan hipócrita, dices que has estado sufriendo por mí, cuando has estado acostándote con un estúpido pobretón todos los días.
Antes de pensarlo, ya le había volteado el rostro con una sola bofetada.