France me llamó por la mañana siguiente para decirme que su boceto había sido aceptado por Jordan, y que realmente le había fascinado. Bueno, algo así en realidad. Porque la llamada solo fueron gritos de parte de ella, y frases entrecortadas.
Ella tenía un trabajo y estaba tan feliz por ella.
Me había retrasado mucho en los deberes de la universidad, y tenía que presentar varios ensayos para esta semana, los cuales aún no había empezado aun. Por esa razón me había mantenido una semana entera encerrada en mi habitación. Solo mi ordenador, café y yo. Éramos la relación perfecta. Bueno, no exactamente. Me sentía un pequeño duende escondido en su cueva.
Había hecho varias veces video llamadas con kristen, pero técnicamente en ellas solo me veía escribir en mis libros. Cosa por la que se enojó conmigo. Pero acababa de recibir un mensaje de ella hace un día, diciéndome que no me preocupara que me entendía y cuando me pase la etapa de “nerd”, la llamara.
Lo haría.
Y que por fin esa etapa había terminado al fin. Nada de deberes hasta que empiece la semana de exámenes en dos meses. Y se sentía tan bien.
—Estoy aquí para sacarte de tu pequeño agujero, duende—dice France, entrando en mi habitación, abriendo las cortinas de la habitación.
Bueno, tal vez esto si se había parecido en una cueva, con mis cortinas cerradas y ningún tipo de luz encendida, salvo la de mi lámpara.
— ¿Qué haces aquí?—preguntó confundida.
—Jordan me dejó entrar. Necesito mucho helado, acabo de verlo con una mujer en la entrada y eso ha roto mi corazón en dos, ¿no pensabas decirme que me estaba engañando?—pregunta France con la mano en su pecho.
Viró mis ojos hacia ella y me levantó de la cama. Me encargó de apilar los libros en mi escritorio y ordenar el desastre que había en mi escritorio.
—Estoy empezando a creer que tienes un enamoramiento con mi padre, France—bromeó con ella.
—Tal vez lo tengo. Tal vez me metí en su habitación y busqué el cajón de sus boxers y…
—Dime que no hiciste eso por favor—le suplicó con la mirada, volteándome a verla.
—Tal vez. —dice ella riéndose. —Pero realmente, Thom dice que va a estar en su departamento en dos horas más o menos. Vamos a ver una película.
—De acuerdo, déjame arreglarme primero. —le digo mientras me meto en el vestidor de mi habitación.
Sí, ¿ya les había comentado que era enorme? Tanto así, que solo mi armario era otra habitación. Me había tomado mucho tiempo acostumbrarme. Recogí unas leggins negras, y tomé una camiseta blanca, la cual a la altura de la cintura se recortaba y caían tiras de tela desde ahí hasta las caderas. Me puse unas simple Vans y me acerqué a mi tocador para recoger mi cepillo y pasarlo repetida veces por mi cabello. Me rocié perfume y apliqué algo de gloss en mis labios.
Y estaba oficialmente lista. Recogí mi bolso del suelo y salí de mi armario.
—Te alistas rápido para ser tan bonita—dice France, alcanzándome.
—Gracias…supongo.
Salimos del departamento, y me despido de Jordan con un “Ya vuelvo” y le doy una simple mirada de despedida a Ana, y en menos de un minuto ya nos encontrábamos en un taxi, de camino al departamento de Thom.
{…}
— ¿Crees que Thom tenga algo de comida en su alacena?—pregunta France, apenas abro la puerta del departamento con mi juego de llaves.
—Es un ser humano, France, tienen que alimentarse.
—Cierto, por esto te amo, eres la inteligente de este equipo—comenta, haciéndome reír.
— ¿Quieres unirte a mi búsqueda de comida?—me ofrece France.
—Necesito…
— ¿Vas a ir a conversar con tu galán, verdad?—pregunta, dándome un empujón.
Viró mis ojos, cosa que hago mucho cuando estoy con ella.
Pero era verdad, necesitaba hablar con él. Necesitaba preguntarle qué había pasado con nosotros. Que era de nosotros. No había tenido nada de información de él, Thom no era su mayor fan, razón por la que cada vez que le preguntaba por él respondía secamente con un “No tengo idea”.
Caminó por el pasillo, hasta llegar a la puerta de su habitación., Estaba a punto de entrar, pero al escuchar una voz femenina me detuve en seco frente a ella. Sabía que escuchar conversaciones estaba mal, pero al reconocer la voz de Theresa, no pude evitarlo.
—…en la fiesta en las afueras de la ciudad, te vi muy bien. Pero después te perdí de vista, ¿Dónde estabas?—le pregunta Theresa.
—No me sentía bien. Regresé aquí después de una hora—le responde ahora Nick.
— ¿Tu sintiéndote mal? ¿Tiene algo que ver con el corazón tal vez?
—Sabes que no es eso. —le dice Nick amargamente.
—Estas muy raro, después de ese día donde los encontré durmiendo a tu grupo de amigos aquí en la cama. ¿Tiene algo que ver con esa chica, la bajita, ______________ se llamaba?
La imité, tal vez llevando su voz al máximo nivel de chillidos. La mujer estaba a punto de entrar a mi lista de personas que odiaba, si antes no lo hacía.
—Vete al demonio, Theresa. —masculla Nick, de respuesta.
— ¿Por qué te enojas? Si no fuera verdad no lo harías. Tú mismo sabes que es por ella. Si la amas, ¿Por qué no regresas con ella?
—Porque no puedo.
—Solo son excusas Nick, la verdadera razón es solo una.
—A ver, dime genia que lo sabe todo, ¿Cuál es?
—Porque tienes miedo.
— ¿Miedo de que?
—De que te rompa el corazón, otra vez. —