Pasamos una semana de encanto en Paris.
Y no exagero, realmente lo fue.
Aunque claro, Jordan casi asesina a Nick cuando se enteró en donde estaba, y Nick me confeso que quien lo había ayudado a planear todo esto fue Thom. Sin él, él no hubiera podido obtener todos mis documentos como mi pasaporte y documento de identidad. Tenía que agradecerle después por eso a Thom.
Después de varias llamadas, algunas llenas de enojo como la de Jordan, y otras llenas de emoción de France, pudimos disfrutar de nuestra semana.
Nuestra, solo nuestra. Y solos.
Nick me mostró cada pequeño rincón de Paris, y yo disfruté cada segundo que pasaba aquí. Nos quedamos en un hotel elegante cerca al centro, y caminamos mucho a los lugares que íbamos.
Tenerlo a él conmigo era la mejor parte de esto. Lo extrañaba mucho, y no podía estar más feliz.
En un restaurante donde fuimos a cenar una noche, el camarero empezó a coquetear conmigo. Y bueno…los celos rápidamente invadieron a Nick, quien con mucho disimulo por supuesto, tomó mi mano y la colocó por encima de la mesa, antes de decir un: “Nena, ¿no crees que deberíamos preguntarle al camarero si le gusta tu anillo de compromiso? Ya que, por supuesto que te vas a casar conmigo en muy poco tiempo”. El mesero obviamente, huyó avergonzado. No lo culpaba.
Desafortunadamente, la semana pasó más rápido de lo que quería. Y era hora de regresar a Nueva York.
Nick y yo aún no habíamos hablado de muchas cosas.
Como por ejemplo de que estábamos planeando ambos cuando regresemos. Él tenía un camino muy diferente al mío, la temporada ya había acabado, y él tendría que regresar de vuelta a Washington, y yo tendría que quedarme en Nueva York para poder terminar la universidad y graduarme.
Tampoco sobre los planes de la boda. Por la cual estaba tan emocionada como nerviosa.
Subimos al avión al medio día, y nadie puede quitarme la sonrisa que tengo en los labios en estos momentos.
— ¿Estas feliz?—pregunta, dándole un apretón a mi mano.
— ¿Cómo no? Ha sido una semana perfecta, Nick. Gracias por todo—le digo.
—Opino lo mismo. Ha sido perfecta para mí también. La única mujer a la que amo en el mundo, acepto casarse conmigo, ¿no es eso genial?—comentó muy orgulloso, y yo estaba feliz de que él estuviera feliz con todo esto.
—Ella es muy afortunada—digo, acercándome más a él.
—Oh, por el contrario. No tengo idea que he hecho para merecer que una persona tan especial como ella, me ame. Pero créeme, que nunca la voy a dejar ir. Nunca—susurra la última parte en mi oído.
Recuestó mi cabeza en su pecho, nada incomodada por los asientos del avión.
Y no quiero estar en otro lugar en el mundo. Solo con él.
{…}
El viaje termina siendo más largo cuando no duermes en él, pero pasé un buen rato observando a Nick dormir, con sus brazos encima de mí.
—Damas y caballeros, estamos a punto de aterrizar en la ciudad de Washington DC, capital de los Estados Unidos de…
Abro lo ojos como platos totalmente confundida y sorprendida. Nick había dicho que estábamos regresando a Nueva York. Empiezo a sacudir su cuerpo, y se despierta totalmente desconcertado.
— ¿Por qué estamos aterrizando en Washington?—preguntó.
— ¿Qué? No, estamos yendo a Nueva York.
—El copiloto acaba de decir que vamos a aterrizar en Washington, Nick.
—Maldita sea, debí haberme confundido cuando reservé los pasajes en el hotel. Pero no hay problema, podemos esperar el siguiente vuelo en el departamento y regresar rápidamente a Nueva York.
—O…podemos ir a visitar a tu madre, a Kevin y a Joe—le digo.
El automáticamente frunce el ceño, y notó cierto arrepentimiento y preocupación pasar por su rostro. Y sé porque.
—Mi madre…no sé si quiera verme.
—Ella va a estar tan feliz, Nick. No tienes idea. —le digo, acariciando suavemente su hombro.
— ¿Estas segura?—pregunta dudoso.
Me acercó más a él, y posó mi mano en su mejilla.
—Completamente.
{…}
Había un desorden total en el aeropuerto, para pasar el control y recoger el equipaje por la mucha cantidad de personas que se habían acumulado.
Cuando por fin logré deshacerme de tantas personas, y encontrar un asiento vacío en la sala de espera del aeropuerto de Washington DC, me encargó de marcar al teléfono Kevin. Después de varias tonadas, él me contesta.
—Hola, Sunny. Estoy jugando videojuegos con Joe, estas en altavoz. —dice apresuradamente.
— ¿Están en Washington verdad?—les pregunto.
—Sí, ¿Por qué?—preguntan ambos al mismo tiempo, haciéndome reír.
Nick pasa posesivamente sus brazos por mi cintura, y empieza a besar mi cuello. Oh demonios, él no está haciendo eso justo aquí y ahora. Me cuesta mucho volver a tomar una larga respiración, para poder seguir hablando por el teléfono.
—Puede que esté en Washington en estos momentos…
Kevin y Joe gritan y empiezan a hablar al mismo tiempo, luego vuelven a gritar y decir varias cosas que no entiendo nada. Al final de todo el alboroto, logró escuchar únicamente la voz de Joe.
—Oh, ¿Por qué no nos has dicho nada? De ninguna forma te quedas en un hotel. —dice él.
—Ya escuchaste, Sunny, trae tu trasero hasta aquí, mamá va a estar tan jodidamente feliz de verte. —dice ahora Kevin.
Me rio antes de decir:
—Hay alguien más que me va a acompañar. —les comento.
— ¿Has venido con Thomas? Mamá quiere conocerlo desde hace mucho, le hemos hablado sobre él y tú. ¿Ya han empezado algo?—cuestiona Joe.
Nick gruñe celoso, y me aprieta aún más fuerte contra su cuerpo. Hombres posesivos y él.
—No, Joe. Ya les he dicho que solo somos amigos. Bueno más que amigos, pero no en el sentido que ustedes creen. Como sea, no estoy con él, estoy con su hermano.
Ambos se quedan callados desde el otro lado de la línea, y notó el nerviosismo en el rostro de Nick.
—Oh, eh…supongo que mamá se va a poner feliz de verlo. —Joe fue el primero en hablar desde el otro lado de la línea.
—Entonces estamos yendo a casa. Los amo.
—Oh, ___________, dile a Joe que te cuente sobre la carta de la universidad. —grita Kevin, cuando estoy a punto colgar.
— ¿Has ingresado a la universidad, Joe? Estoy tan feliz por ti—lo felicito realmente emocionada.
Kevin planeaba tomarse un año sabático a diferencia de Joe, quien ya pensaba entrar a la universidad. Iba a estudiar medicina y lograr ingresar ya era muy difícil de por sí, logra obtener un puntaje altísimo en los exámenes de ingreso.
Su padre, le había ofrecido ayuda, diciéndole que tenía contactos en las universidades. Joe se negó rotundamente, por dos razones. No quería nada que ver con su padre, y quería que esto sea un logro únicamente de él. De Nadie más.
—No. Bueno, no lo sé aun. Más bien, estoy saliendo a recoger los resultados al centro de correo. Probablemente cuando llegues no voy a estar aquí. Pero me gustaría abrir la carta con ustedes y con…Nicholas. —habla Joe. —Son las personas más importantes de mi vida.
—De acuerdo. Vamos a leer todos juntos esa carta de aceptación entonces. Nos vemos luego, adiós. —digo y cuelgo la llamada.
Guardó mi teléfono en mi bolsillo.
Nick y yo recogemos nuestro poco equipaje y salimos del aeropuerto. Tomamos un taxi, y Nick le indica la dirección del departamento donde vive Denise en este momento. Y estoy tan feliz porque voy a verla, no la veo desde hace mucho tiempo y ella es alguien muy especial para mí.
Me refiero a que si no fuera por ella, como lo digo miles de veces, no tengo idea de donde podría estar en este momento.
—Mis hermanos me odian—dice Nick, mientras mantiene su brazo en mi cintura.
—Solo están molestos contigo, ellos te aman, y lo sabes. —le digo, esperando tranquilizarlo un poco, de lo muy nervioso que se encuentra en este momento.
{…}
Llegamos al departamento, y tiene esa onda de Denise que se hace ver desde que llego hacia la puerta. Bajamos del taxi, y él carga con mis maletas hasta la puerta de entrada. Subimos las escaleras hasta la segunda planta y Nick toca dos veces, y en menos de diez segundos, la puerta se abre.
Denise lo abraza inmediatamente, sin darle tiempo a decir nada más, ella es muy pequeña comparada con él, y Nick le devuelve el abrazo rápidamente.
—Lo siento tanto, mamá. De verdad—le dice él, y puedo adivinar que está llorando.
—No digas nada. Solo estoy feliz de que estés aquí de nuevo, y con ____________. —dice sonriéndome, me jala de mi mano me acerca a ellos.
—Te dije que eras la única que podría traerme de vuelta a mi Nick—dice Denise, sonriéndome y con los ojos muy brillosos.
— ¿Qué quieres decir?—le pregunta Nick, sin soltarla aun.
—Nada. Solo estoy feliz de que hayas regresado con nosotros. Tu familia. —le dice Denise, recostando su cabeza sobre el hombro de Nick.
No puedo no sonreír al ver esta escena. Y no puedo evitar que mi corazón sensible no se ablande y dejar caer algunas lágrimas por mis mejillas.
— ¡Sunny!—grita Kevin, corriendo hacia mí.
Me eleva en sus brazos y me da varias vueltas en el aire, antes de darme un sorprendente y fuerte abrazo.
—Estas en Washington, hermana—dice, haciéndome reír.
—Hey, Kevin—dice Nick nervioso.
— ¿Eso es todo? Ningún abrazo para tu hermano favorito, me siento ofendido. —dice Kevin.
Nick sonríe y ambos se dan un abrazo.
Por fin todo está como debe estar.
— ¿Y Joe?—pregunta Nick, mirando alrededor del departamento— ¿él sigue enojado conmigo?
—No, él está feliz de que estés aquí. Aunque acaba de ir a recoger su carta de respuesta de la universidad. Salió hace unas horas, apenas colgaron la llamada.
Ayudó a Denise a preparar limonada, y en menos tiempo de lo pensado todos estamos intercambiando recuerdos en el balcón del departamento. Es como si nada hubiera pasado, y todo estuviera normal. Y somos la familia que siempre hemos sido.
El teléfono suena, y detengo a Denise diciéndole que yo atiendo.
Corro hasta la cocina y contestó, antes de que termine la llamada.
— ¿Hola?—contesto con la respiración agitada, por la carrera que me acabo de echar.
— ¿Familia Jonas?—preguntan desde el otro lado de la línea una voz femenina.
—Sí, ¿con quién hablo?
—Soy del sector de emergencias del Hospital de Washington. Llamó para informarle que su familiar, Joseph Adam Jonas ha tenido un grave accidente hace unas horas. Deben venir al hospital inmediatamente.
Siento que mi corazón se detiene en este momento.
No. No. No. Por favor no.
— ¿Pasa algo, nena?—pregunta Nick, mirándome preocupada.
Los tres se levantan rápidamente y se acercan a mí.
— ¿Qué ha pasado, ________?—pregunta Denise.
—Joe… ha tenido un… accidente. —salen mis palabras, y automáticamente mis lágrimas también empiezan a caer.