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«Lluvia»

— Tengo un mal presentimiento.— Susurro Murdoc estando en el asiento de copiloto en el auto de Jamie.

— ¿Por qué lo dices?— Le preguntó Jamie.

— Stu me mando un mensaje donde me decía que había alguien en su cama y después ya no respondió.— Murdoc se recargó en la ventana de el auto y observó aún pensativo los edificios y los parques cercanos a la casa.

— Noodle posiblemente debe estar molestándolo, ya sabes cómo son, siguen con una actitud de niños.– Jamie dio vuelta en una curva y ya se veía próxima la casa.– En cambio tú estupido, eres peor que un niño pequeño berrinchudo y una chica en sus días juntos.— Señaló a Damon el cual estaba sentado en la parte trasera cruzado de brazos y rodillas.

— Me vale.—

— Eres insoportable.—

— Me vale.—

— ¿Solo eso piensas decir?—

— Me vale.—

— Alguien deme paciencia por favor..– Jamie estaciono el auto enfrente de la entrada y noto que la puerta de esta estaba abierta.– La puerta está abierta, qué raro.—

Murdoc miro hacia el sitio, si era cierto, la puerta estaba abierta.
Pero cuando se fueron, ¿la puerta ya no tenía picaporte?.

— Algo pasó...— Hablo Damon. Los dos hombres voltearon a verle y este señalaba a una parte de la casa. Ambos casi al instante miraron al punto donde Damon señalaba.

En una de las ventanas, del cuarto de 2D, había una mancha de una tonalidad rojiza.

Murdoc no lo pensó y rápidamente salió de el auto corriendo hasta la entrada. No vio casi nada de la sala ni de lo que estuviera cerca, solo divisó las escaleras y empezó a subirlas casi saltando para llegar al cuarto de Stu.

Al llegar abrió la puerta con brusquedad y observó que la cama estaba totalmente desordenada, en la ventana había aquella mancha de sangre al igual que unas cuantas muy pequeña en el suelo y el ramo de flores que le había comprado a Stu estaba en el suelo todo pisoteado y en la tarjeta que decía en ves "Te amo" está escrito: "Ahora es mío".

Murdoc se quedó estático, se acercó a la tarjeta y se arrodilló para tomarla entre sus manos algo temblorosas, no de miedo o tristeza, si no de enojo.

Tomo la tarjeta y le dio la vuelta viendo que había otra cosa escrita: "Y tu hijo es mío ahora también".

Murdoc simplemente bajo la mirada y apretó aquella tarea entre sus manos.
Su respiración se alteró, no quería llorar en ese momento, tal vez se pueda arreglar esto.

Stuart no está.

Lo buscare y lo encontraré.

Tal vez esté herido.

Él me aguanto por años, podrá con lo que sea.

Tu hijo.

Y ante ese pensamiento Murdoc dejó que las lágrimas de rabia salieran.
Se alteró un poco y jaló su cabello por no saber qué hacer en ese momento.

Un maldito había entrado a SU CASA, había golpeado a SU CHICO y dañaría a SU HIJO.

Quien haya sido, tenía horas contadas.

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Su cabeza y mejilla dolían mucho. No sabía dónde estaba, pero sentía una tenue llovizna caer en todo su cuerpo, le hacía sentir frío, solo estaba vestido con un short oscuro y una camisa de color blanca algo holgada.

— ¿Despertaste ya?— Abrió de a poco sus ojos, estaba lloviendo y eso era obvio por las nubes grisáceas que estaban sobre el.

Lo que le asustó es no poder mover ninguna de sus extremidades. Abrió más los ojos dándose cuenta que estaba en lo que sería un cementerio en un muy mal estado. Estaba en una camilla y sus brazos junto con sus piernas estaban atadas con lo que sería una cuerda de cuero.

— A-Ayuda... Ayuda...— Intento hablar pero su voz estaba demasiados débil al igual que todo su cuerpo.

— Creo que la anestesia no sirvió de él todo, eres inmune al parecer. Tendré que operarte estando consiente.— Ante eso Stu se asusto y trato al menos de gritar pero ni siquiera eso podía hacer, solo salía d su garganta un sonido ahogado.

— Asegúrense que no venga nadie.— Ordenó a unos guardias que estaban cercanos a una camioneta negra.

Stu seguía asustado y no contuvo las lágrimas que se mezclaban con la lluvia que caía.

Sebastián se acercó a él y acaricia su frente quitando algunos mechones de su cabello. Stu se sentía asqueado y con miedo de lo que tal vez pasase. Quería tocar su vientre pues sentía movimiento, su hijo se movía.

pretty boy... Mi pretty boy.– Sebastián se acercó dándole un beso en la frente.– Por fin serás mío...—

— N-No mates a mi hijo...—

— ¿Acaso bromeas? Una vez que tengas a ese monstruo podré quedarme con su alma.— Sebastián se relamió los labios y esto solo provocó que Stu soltara un gemido de dolor.

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A Little Gif [2DOC]  #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora