VIII

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¿Qué diablos le pasa a la gente? enserio, digo, yo sabía perfectamente que no era la chica más agradable del planeta, pero vamos esa tipa con cuello de garza había logrado hacerme sentir fatal. Siempre fui de esas chicas que algunas veces las cosas se le pueden resbalar como mantequilla derretida, pero... pero ella me había ofendido, y el ojitos bonitos ni siquiera lo noto... o quizás solo ignoro el hecho de que ella me llamó gata y sirvienta. ¿Yo era una sirvienta? No veo nada de malo en serlo, solo que... algunas veces las personas llaman asi a la gente para burlarse y hacer de cuenta que eres menos que ellos, yo siempre odie a esas personas, creanme.

Suspire dando la ultima cucharada de comida a Johana y la lleve a su habitación, le puse su pijama y le di un beso en la mejilla antes de salir de la habitación que compartía con Jesica. 

No quise ir a la recamara de los demás niños. No tenía muchos ánimos.

Al llegar a mi pequeño cuarto, hice algo. Algo que llevaba aguantándome por varios minutos, aunque no lo había notado hasta ese momento. Me senté en la cama y abrace mis rodillas. Y lloré, lloré haciendo un puchero con mis labios como una niña pequeña. Lloré por que me hubiera gustado tener alguien a quién contarle como me sentía. Desde que en el orfanato me habían dado la libertad de salir y vivir mis propias experiencias no había extrañado tanto el hecho de no tener padres, en ese momento desee con todas mis fuerzas no se una huerfana.


......

Cuándo desperté me sentía mejor, claro que ninguna bruja de labios rojos me iba a tirar por los suelos.

Así que fui hasta la habitación de los niños y al primero que desperté fue a Jaxon.

  — Despierta... despierta,despierta,despierta!!! — le chillé dando besos en su mejilla.

— iug! — se limpio mientras yo me reía de él—  que desagradable eres Samanta

— ¡Oye! — le di una palmada—  Soy Sam me he cansado de repetírselo a medio mundo y no entienden —  le grite mientras me ponía de pie y comenzaba a alistar los uniformes del colegio.

  — Que exagerada — dijo poniendose de pie.

— Ya arriba — jale las sabanas de la cama de Jeremias—  arriba 

Jeremias gimió y talló sus ojos antes de ponerse de pie. 

Todos estaban casi listos, solo me faltaba mi pequeña Johana, ella aun no iba al colegio por ser la más pequeñita de los hermanitos.

Uno a uno fueron bajando al comedor, y sinceramente no quería bajar, pero vamos, cuando en la vida Sam se iba a rendir... ummmummm nunca.

Jeremías se puso a mi lado y me miró por unos segundo antes de hablar.

  — Mi hermano es un tonto Sam — murmuró.

— No lo es, es solo que a veces quiere ser un gruñon — le sonreí—  pero se que le encantan mis besos por la maána

— No hablaba de Jaxon— el dijo—  hablo de mi otro hermano —  el que si es un tonto.


 


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⏰ Última actualización: Oct 25, 2017 ⏰

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