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~Determinación~

Me quedé estupefacta e inmóvil en mi sitio. Era obvio que se trataba de mi familia, los dos agentes ya me lo dejaron muy claro pero esto era algo fuera de lo normal. Es decir, si un día viniesen dos extraños en tu apartamento y te dijesen que te fueses con ellos para volver a ver a tu familia parecería de película. Aunque con el poco tiempo que llevo viviendo ya han pasado muchas locuras en mi vida así que porque no una más.

Los ojos de los dos individuos que se trataban de mis padres brillaban con fuerza. Era como si lo que estuviesen viendo fuese irreal, un sueño. Podía detectar en sus miradas una mezcla de melancolía y felicidad. Sin embargo a pesar de estar asombrada y sentir nostalgia no parecía sentir lo mismo que ellos.

Tras haberme dejado a los diez años viví una gran parte de mi vida, la mas importante diría yo, viviendo sin ellos. Mis figuras paternas no eran pues las que tenía delante mío sino que mi tío y mi abuela. Admito que vivir con mi tío fue una auténtica locura y me hizo vivir un infierno la gran mayoría de mi estancia con el, pero yo lo amaba con todo mi ser y lo echaba de menos como nunca. Y ni hablar de mi abuela, ella era, es y será siempre mi inspiración, la que me enseñó la mayoría de lo que sé y la que me construyo mental y estructuradamente para hacer de hoy la mujer que soy.

Ojalá ellos siguiesen aquí. Me gustaría que me dijesen lo orgullosos que se sienten de mi.

Toda aquella impotencia que sentía hace unos segundos delante de mi familia al saber que podría desmoronarme en cualquier segundo se esfumó. Me acerqué con pasos lentos hacia mi supuesto padre pero antes de que pudiese hacer cualquier cosa una figura femenina se lanzó sobre mi agarrándome con fuerza.

Mi madre estaba abrazándome con toda la fuerza que sus finos brazos pudiesen proporcionarle. Dudosa tardé en corresponderle el abrazo. No sabía que hacer, no podían volver y pretender que nada hubiese pasado mientras que me habían abandonado. ¿Es que no entendían que estaba dolida?

A pesar de eso hice lo contrario de lo que mi cabeza me indicaba y escuché a mi corazón, el cual, aunque fuese por una remota y pequeña parte, echaba de menos a su familia. Enredé mis brazos a su cintura. Dirigí una de mis manos a su espalda y la acaricié como si se tratase de una pequeña y delicada muñeca de porcelana, en cualquier momento podría romperse en pedazos.

Estuvimos así un largo rato hasta que esta me soltó y se dispuso a mirarme. Acunó mi rostro entre sus dos manos y acarició mis mejillas con sus pulgares. Me miró observando cada una de mis facciones con detenimiento, como si fuese la primera vez que me viese. Agachó mi cabeza y depositó un suave beso sobre mi frente antes de secar una de sus lágrimas.

Intenté ofrecerle mi mejor sonrisa la cual acabó pareciendo una mueca extraña y temblorosa pero pareció bastarle puesto que ella sonrió y dio paso a la muchacha que se enconraba previamente con su teléfono móvil.

Se acercó lentamente hacia mi con pasos dudosos. No sé que les pasaba, me miraban como si fuese algún tipo de monstruo o algo así, como si fuese a desaparecer en cualquier momento o algo por el estilo.

La chica ya en frente mío se quedo ahí estática observándome de pies a cabeza. No se porque no conseguía recordarla, recordaba a mis padres pero no a esta individua. Ella levantó su mano rápidamente haciendo que diese un paso hacia tras. Me miró como si hubiese cometido un error y yo me fijé en su mano la cual tan solo queria estrechar la mía.

Me acomodé de nuevo y le estreché la mano aun con la mirada perdida y confundida.

- Hola, yo soy Evellyne - la pequeña seguía agitando mi mano y enarqué una ceja con gracia por su insistencia, ella se dio cuenta y avergonzada soltó mi mano rápidamente escondiéndola detrás suya.

- Yo me llamo Drew Henderson - contesté divertida entregándole mi mejor sonrisa y a ella pareció gustarle puesto que enseguida se sintió mas cómoda y me devolvió la sonrisa.

- Tengo quince años, puede que no te acuerdes de mí pero soy tu hermana, no tengo muchos recuerdos de ti puesto que la última vez que te vi tenía cuatro años, pero Begoña me contó mucho acerca de ti.

Algunos recuerdos volaron a mi cabeza. La recuerdo pero de manera muy limitada. Apenas tengo memoria de ella pero es la suficiente como para darme cuenta de que si se trata de mi hermana pequeña. Aquellos ojos verdes y su pelo que al contrario del mío es largo y rizado.

Alguien detrás suyo se aclara la garganta y la pequeña enseguida se aleja para volver junto a su madre.

Mi padre que aún se encuentra a pocos centímetros de la mesa me examina con aquellos ojos que conozco tan bien. El y mi tío son iguales, tienen la misma determinación en sus miradas. Parece que siempre estén listos para atacar y comerse a cualquiera que se interponga en su camino. Le miro preocupada y el enseguida relaja su mirada dejándome ver la poca vulnerabilidad que se esconde tras ese personaje de macho fuerte.

Al contrario que las otras el se acerca rápidamente hacia mi y me abraza fuertemente. Me recuerda tanto al tío Lucas que no tardo en corresponderle el abrazo. Cuanto he echado de menos que una figura paterna me atrapase entre sus brazos y no me dejase ir. A pesar de que el recuerdo del tio Lucas volviese a mi mente también echaba de menos que mi padre me abrazase, el siempre me trataba como su princesa. Las lágrimas no tardaron en resbalarse por mi mejillas, no eran abundantes pero ahí estaban.

Apreté fuerte los ojos intentando que mis sentimientos no acabasen con la poca compostura que me quedaba y le solté lentamente. Una de mis metas era ser una mujer fuerte que se valiese por si misma, no me gustaba que la gente viese esta faceta vulnerable de mi. No podía esconderlo, al fin y alcabo era un ser humano, pero tampoco era algo que quisiese gritar a los cuatro vientos.

- Ya se que esto te parecera una locura pero quiero que te lo tomes lo mejor que puedas - el respiró hondo antes de seguir hablando. - sé que tendrás muchísimas preguntas y prometo contestar a todas, pero a una sola condición.

Tragué dudosa y le miré de manera precocupada.

- ¿Cuál?

- Que te quedes a cenar - suspiré aliviada. - Y que te vengas a vivir con nosotros.

Levanté la mirada rápidamente. Le observaba incrédula ante la proposición que acababa de hacerme. El me miraba con aquella seriedad tan característica mientras que mi madre me miraba con súplica. Alternaba la mirada entre los dos mientras meditaba aquella propuesta. Debería quedarme con ellos a pesar de todo lo que me hicieron o olvidarme de ellos y volver a vivir mi vida normal ignorando este día.

La última propuesta parecía tentadora pero no respondería a todas las preguntas que llevan carcomiéndome desde que empecé a vivir con mi tío. Sin mas remedio cometí la locura mas grande y de la cual podría arrepentirme mas de mi vida.

Acepté su propuesta.

Prometo ser fuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora