Mi Hokage Favorito.

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-Al fin en casa-. Naruto se tiró sobre la cama de su departamento.

No tenía energía suficiente ni para deshacerse su armadura de ambu. Con suerte había logrado sacarse su máscara de zorro y su pequeña espada.

Hacía tiempo que era un importante AMBU de la escolta personal del Hokage junto a Sasuke y Yamato-Sensei.

Tenía 19 años, sus habilidades habían mejorado notablemente gracias a arduos entrenamientos con sus compañeros y con su Bijuu. Una clara prueba de que su nivel había subido era defender al líder máximo de la aldea de la hoja.

En estas últimas semanas, el Hokage tuvo que asistir a diversas reuniones en aldeas vecinas para tratar hacer perdurar la paz que habían logrado por lo que últimamente no tenía demasiado tiempo para dormir de forma cómoda, tener un día libre o simplemente estar en cama comiendo ramen.

Reposó una media hora y decidió ir a darse una ducha. El agua fría recorriendo su cuerpo era una deliciosa sensación luego de tener un día duro.

Estuvo disfrutando del agua todo el tiempo necesario para que su cuerpo se pusiera en calma y sus músculos hayan liberado toda la tensión acumulada.

Fue a la cocina y se encontró con un tazón de ramen humeante junto a un papel que decía:

《Te lo mereces》

-Otra vez-. Murmuró oliendo aquel aroma que desprendía el manjar. Lo comió sin dudarlo.

Estos misteriosos regalos venían apareciendo desde hace meses, quizás hasta dos años. Primero eran elementos ninjas que necesitaba, ropa para algún festival, y comida, mucha comida. Todas las cosas siempre traían una nota con algún halago o frase motivadora.

Lo peor era que jamás decía el nombre. Siempre era anónimo y por eso no le llevaba mucho la atención. Además su mente debía estar enfocada en mejorar sus habilidades.

Al terminar de comer decidió tomar una pequeña siesta. Debía aprovechar el tiempo para descansar, luego tendría entrenamiento con Sasuke y el capitán Yamato.

Cuando despertó, miró el reloj de su mesita de luz, habia dormido exactamente 3 horas.

-Maldición-. Se preparó lo más rápido, llegaba media hora tarde al entrenamiento.

-¡¿Por qué no me despertaste Kurama?!-.

El zorro, quien desde hace más de un año se había mantenido en su forma de zorro fuera de su Jinchūriki estaba a los pies de la cama. Despertó de forma lenta y con una paciencia impresionante.

-Porque estaba durmiendo. Aunque de estar estar despierto tampoco te hubiera despertado-.

-¿Por qué?-.

-Es divertido verte haciendo todo a último momento. Creo que recibirás un sermón por parte de el idiota de Sasuke-.

-No le digas idiota. ¿Vendrás conmigo?-. Le hizo una seña.

-Mejor no, te esperaré aquí-. Dio un prolongado bostezo para acomodarse y volver a dormir.

-A veces creo que estoy viviendo con Shikamaru-. Mostró una sonrisa.

Se acomodó su ropa normal de entrenamiento y salió por la ventana dando saltos por los tejados de la aldea.

No podía perder tiempo, fue lo más rápido hasta el campo de entrenamiento especial que tenían. A 100 metros pudo divisar a Sasuke sumamente enojado y a Yamato-sensei sentado con las piernas cruzadas.

-Llegué algo tarde, me dormí-. Se rascó la nunca.

-Otra vez, no puedes ser tan irresponsable-.

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