Día 11 | AfterDeath.

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Los rayos de luz cayeron bruscamente sobre sus ojos, emitiendo un gruñido al ser interrumpido en su sueño tan confortante en los brazos de su pareja, sí, aceptaba que descansar en el lecho junto a aquel tonto hombre era lo mejor de las noches, donde la paz y tranquilidad lo envolvía por completo despejando su mente para que las pesadillas no lo atormentaran, no lo decía en público, ni tampoco con el mayor, esos pensamientos serían privados, su zona de confort que le hacía suspirar feliz.

Excepto cuando lo despertaba de una forma inapropiada, removiéndose entre las blancas sábanas tratando de ubicarse, aunque algo lo incomodó por completo cuando al estar bocabajo un bulto en su esternón le decía que no podía volver a los brazos de Morfeo, y realmente le estaba molestando más de lo que deseaba, alzó sus parpados con pesadez, bostezando suavemente, y se elevó con sus antebrazos para entonces sentir mayor peso de lo acostumbrado, seguramente el brazo de su pareja sobre él, ¿y entonces que era lo de abajo?

Abrió sus párpados con estupor, mirando de inmediato al origen de su incomodidad, a su lado no estaba Reaper, por lo que rápidamente se miró el pecho, encontrándose con un busto que nunca antes había tenido, no comprendía nada, y por el tardío en procesar la situación se había quedado sin aire, no pudo ni soltar un grito.

— ¿Q-Qué es esto...?

Se levantó de la cama sin dejar de verse, su voz también estaba más aguda, hasta al baño de la habitación, sin embargo estaba cerrada desde adentro, ya sabía donde se encontraba el perdido, ¿y si le sucedió también lo mismo al mayor? Gruñó, era un sueño seguramente, nada de lo que estaba ocurriendo era real, se tomó la cabeza, pero las sorpresas no paraban aún, su cabello lo sentía más largo, ya no pudo ocultar su asombro y pánico de todo el cambio o metamorfosis que sufrió.

— ¿¡Q-Qué mierda es esto!?

— Gr, parece que ahora sí eres una gatita ~

Un escalofrío le recorrió cuando dos manos delgadas pero frías pasaron en su cintura para luego ser abrazado... ¿O abrazada? Giró su cabeza lentamente hasta ver de reojo una mujer con el rostro similar a la de su pareja, su voz era más femenina pero grave, y del susto le dio un codazo en el estómago, dándose vuelta para mirar a nada más ni nada menos que una Reaper.

— ¿¡Que hiciste ahora, Reaper!?

— Yo no he hecho nada, desperté y así estaba. Aunque... Vaya, tienes más curvas que yo. —Se llevó una mano al mentón, devorando con la mirada el cuerpo de Geno, esbozo una media sonrisa ante la expresión de la menor.— ¿Qué?

— D-Deja de mirarme. Hazte un lado.

Geno caminó hasta el baño ahora desocupado, topando su figura en el espejo de cuerpo completo, lo sacó para colocarlo en la habitación, y así verse, su cuerpo no era más que de una mujer, sus facciones, su cintura más detallada, caderas, el cabello, y hasta el pecho donde más resaltaba, no entendía nada, y no quería quedarse más tiempo así.

— ¿Esto de verdad no es un sueño?

— Normalmente en un sueño no puedes saber si estás en uno, si lo supieras, dentro de poco hubieras despertado, y veo que no ~

— Déjame pegarte a ver si yo soy el que no existe.

Le dio un golpe en el hombro, y aunque Reaper se quejara no sucedió nada más, la mayor solamente se rió coqueta, para estirarse.

— Seguro no es nada malo~ Te puedes acostumbrar.

— ¿¡Acostumbrar dices!? ¿Y qué quieres que le diga a mis hermanos? ¿¡"Hola, me he vuelto mujer de la nada pero no importa"!? ¡Ni siquiera creerán que soy Geno!

¦ Dos meses ¦ Sanscest. Cancelada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora