Día 38 | DustxRasp | +18

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Era un día más en ese terrible invierno que los dos vivían, la pareja yacía ambos en la cama del menor, aunque solo el mencionado estaba cubierto de las sábanas, no iba a ceder en compartir su hermoso territorio. Disfrutaba de todos modos ver como su pareja le miraba con odio abrazándose a sí mismo, ninguno podía negar que hacía un frío de mil demonios.

Pero como siempre, tenían problemas para hacer algo tan cursi como acurrucarse juntos, si ninguno daba la propuesta, ninguno lo haría por pena, y habían veces que así quedaban, y otras donde uno le bajaba lo agresivo para proponer cosas juntos, aunque bien, tampoco es que eso resultara siempre bien.

— Comparte una maldita frazada. —Se quejó el de capucha— Me estoy congelando vivo ¿y solo mirarás?

— Solo miraré el cómo tiemblas como idiota. —Respondió con simpleza el de bandana roja.

Dust frunció el ceño, buscando alguna forma de obtener calor, se levantó abriendo el closet de su pareja, después algunos cajones, ignorando las quejas del pequeño por estar revisando sus cosas. El de capucha lo ignoró olímpicamente, hasta encontrarse con la guarida de los condones que Rasp almacenaba por si la situación lo ameritaba. 

De ahí se le ocurrió una idea, aprovechando que no estaba el hermano del menor, podía encontrar una forma de tener una manta y compartir calor sin necesariamente abrazarse. 

Por su silencio, Rasp asomó más su cabeza, todavía indignado de ser ignorado, aunque ver que el contrario estaba quieto por tanto tiempo mirando —Ese— Cajón, ya sabía qué estaba viendo. Mejor era protegerse de las burlas bien abajo en sus sábanas, tapando hasta su cabeza, haciéndose bola.

— Hey, frambuesa. —Llamó el mayor— ¿No te aburres ahí? ¿Por qué no vemos televisión abajo?

— ¿Cómo estaré seguro que no es un maldito truco para robar mis cobijas?

— Puedes llevarte la manta de la cama, no te la quitaré.

— ...Vete a la- —Antes de poder seguir hablando, Dust tomó todas las sábanas, tirándolas hasta atrás, dejando descubierto al de bandana— ¡Mierda!

— ¡No señor! Toma esa manta, porque nos vamos al living te guste o no.

Si no fuera que el frío le había golpeado con fuerza en sus huesos, hubiera seguido protestando, cosa inútil, necesitaba al menos una manta para conservar el calor, si era de polar, podían ser milagrosas.

Se levantó refunfuñando por lo bajo, cubriéndose con la manta sobre su cabeza dejando apenas un orificio para sus cuencas y nariz; Dust al ver que le iba a seguir, comenzó a caminar hasta la sala de estar, deteniéndose al último escalón, al menos estaba bien parado o se hubiera caído por el tropiezo de Rasp al chocar contra él.

— ¡Uhg! ¿Ahora qué te pasa?

El de capucha examinó bien las posibilidades, ignorando nuevamente los berrinches de su novio, para chasquear los dedos, se sentía muy astuto al tener esos planes tan disparatados, pero justos. Rasp no era idiota y sabía a dónde iban las cosas, no tuvo que ver para entender que había sacado uno de los preservativos.

En silencio, siguió el camino que transitaba el más alto, sin saltarse jamás de la manta, se iba a negar soltarla. El de capucha movió la mesa de centro con tal de que estuviera al frente de la televisión y por último indicó con su mano la misma dirección.

— Siéntate en el suelo, hay una alfombra, así que no te va a molestar.

— ...Hh... —Rendido, miró de reojo al contrario— ¿Y tú qué? No te vas a sentar al lado mío.

¦ Dos meses ¦ Sanscest. Cancelada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora