Día 29 | Bleno.

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— ¡Blard, bájame! 

— Hasta que lleguemos.

— ¿Al menos puedo quitarme la venda?

— Hasta que lleguemos. —Repitió.

— ... ¿Dejarás de repetir lo mismo...?

— Haaasta que lleguemos.

Blard rió por las quejas de su novio, le había preguntado al salir de la escuela si podía quedarse con él hasta el siguiente día como una clase de pijamada y tras unas horas pasando el rato en su casa junto a su hermano, le cubrió sus cuencas con unos de los pañuelos de Stave, de ese modo, le había conducido por varios minutos, hasta decidir tomarlo en brazos cual princesa, Geno estaba sorprendido de la capacidad física que tenía en sus brazos, confirmando lo que siempre decían de él en su curso. "Tiene una fuerza sobrehumana" Aunque claro, eran monstruos, por eso nunca les había creído. Era eso o él mismo era muy  liviano.

Pudo ayudarse de los sonidos cuando dejó de escuchar los pasos contra la acera, de por sí ellos vivían en un sector más campestre, por lo que no se extrañó escuchar el pasto bajo las suelas de su pareja, pero el sonido más tranquilo, sin autos o caballos fue lo que llamó su atención.

— Blard, ¿Dónde estamos? 

— No muy lejos.

El mayor dejó que el de bufanda bajara, y con cuidado le quitó la venda, la sorpresa era simple, estaban en el mismo campo donde los dos solían pasar durante los días en los que el mayor practicaba deportes con los de su club, en los descansos y después de ellos. Era un ambiente distinto de noche, el sonido de los grillos, la brisa fría que provocó un escalofrío.

Blard le abrazó por la espalda, y Geno sonrió.

— Nunca me imaginé que este lugar sería tan lindo de noche.

— Hace poco lo descubrí, en la despedida del club.

— Verdad que el próximo años ya irás a la universidad... No puedo creerlo.

— La universidad queda a una hora y media de acá. —Habló casi al aire pero logrando el objetivo de llamar la atención del contrario.

— Sí pero, ¿No ibas a quedarte allí...?

— Eran los planes iniciales pero... —Soltó una pequeña risa— Convencí a mi madre de hacer el sacrificio de despertarme más temprano con tal de quedarme acá. 

— ¡Eso es...! —Geno se dio vuelta, siendo tomado de las manos al instante, miró las cuencas del mayor con sorpresa y confusión, no se creía que iba a quedarse, toda la tristeza que le había afligido tantos meses desaparecía a cada respiro, abrazando su cuello con tal de darle un beso, una emoción juvenil— ¡Es fantástico! Pero... ¿De verdad me trajiste hasta acá para decirme eso? Ahora que lo pienso... ¿Por qué? 

— Por quién más bien. —Ante el beso solo pudo corresponder, abrazando su cintura mientras acariciaba con sus pulgares su extensión— Te traje porque pese me quede el próximo año, puede que tenga horarios muy distintos a los tuyos, si ya nos quitaba tiempo nuestras tareas, imagínate la universidad... Saldremos, seguro de camino a casa te compre flores o algún regalo, pero las juntas que teníamos acá... 

— No importa si no quedamos acá tan seguido como lo fue este año, tonto. —Interrumpió— Eres muy dedicado pero a la vez te comes tanto la cabeza con cosas innecesarias... Ya soy feliz con saber que estarás acá y podré verte al menos una vez a la semana... 

— ¿De verdad?

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— Por supuesto, no estoy contigo por todos los regalos que insistes en querer darme, mi felicidad no fluye por los objetos materiales... Sino, por tus tontas risas y ah... y todo eso.

— Geno, parece que la noche te vuelve romántico~.

— Tú de día y noche sobrepasas lo romántico.

— Heh. —Y besó sus labios— ¿Es raro de un jugador de fútbol? 

— En los cliché, se supone que son chicos groseros, apáticos y malos.

— Puedo ser lo último.

— Te daré un golpe.

— Pfft... Bien, tú te quedas con ese título.

Geno rodó su cuenca, ambos salían hace tres años, desde por los talleres pudieron encontrarse, de otro modo, jamás la palabra hubieran cruzado, pues Blard era de un curso superior, actualmente, estaba por irse a la universidad después de las vacaciones, y antes la idea era quedarse en un departamento por toda la instancia, ahora que los planes habían cambiado, se sentía mucho más relajado. 

Antes solía ser un esqueleto bastante frío, solo demostraba su preocupación a sus seres queridos, pero por lo general, pocos podían sacarle una sonrisa, hasta que llegó Blard y lo había cambiado todo, quizás sería una larga historia que contar, tanto que estaría bastante rato contando todas las vivencias que habían tenido juntos, desde los conflictos por la mala combinación de personalidades hasta los problemas de pareja, Blard antes fue una mezcla de un joven tímido pero a su vez, irascible, y como Geno era frío cual témpano, ya se veían los problemas.

Pero como monstruos, maduraban y aprendían, llegando a ese punto que siempre reían y pasaban siendo unos mimosos que si alguien les viera, jamás creerían lo que fueron hace apenas tres años.

Blard dejó de profanar su boca con los clank, dejando que el silencio perdurara por unos segundos más, admirando la belleza ajena.

— Siento que todavía te falta contar o mostrarme algo.

— Sí. Pero pensaba que no sería necesario, de todos modos no aprecias mis regalos.

— Blard...

— Era broma, era broma. —Rió— Mira el cielo.

Geno hizo lo pedido, arriba en lo alto, las estrellas se veían puras, titilando a su antojo, era unos de los pueblos con mejores vistas, inclusive se veía uno de los brazos de la vía láctea, se acurrucó en los brazos ajenos, esperando una explicación.

— Geno, sé que has mirado este cielo muchas veces, pero, no está demás decirte que a donde vayamos, esas estrellas serán nuestras mensajeras, nos dará entender que pese estemos lejos, estamos bajo el mismo cielo. Además que... Eres mucho más hermoso que cada astro junto con ese lindo sonrojo que estás teniendo ahora.

— Me apenas... —Susurró— ¿Stave ha estado leyendo las cartas de estrellas que le da su admirador secreto y que sabemos quién es de sobra... en voz alta? 

— Pffft. No, aunque cerca, recordé hace poco lo que dijo alguna vez mi madre cuando nos dejó donde mi abuela hace años en una visita.

— Aunque lo último lo agregaste tú.

— Obviamente. —Dijo burlón—  Te amo.

— Ah... Y yo a ti. 

— Espero que en la universidad tenga estos tiempos contigo.

— Lo tendremos, pero si no es así... Aprovechemos estas vacaciones, ¿Sí?

— Buscaré todas las formas posibles para disfrutarlas contigo. Empezando con ver las estrellas un rato más antes que agarres un resfriado.

— Tú agarrarás el resfriado, de todos modos, eres el que está temblando ahora.

— Bien, empezando con ver las estrellas un rato más antes que muera de hipotermia. 

— Pfft...

  
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Bleno | Mirando las estrellas.

Me encantó escribir esto. <3

¦ Dos meses ¦ Sanscest. Cancelada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora