Oliver despertó con un fuerte dolor en la parte de atrás de su cabeza, pero al intentar acercar su mano para tocar la zona, noto que estaba atado. Miró a su alrededor intentando buscar algo que le indicara donde se encontraba, pero todo estaba oscuro.
No había forma de salir de ahí, ni siquiera podía llamar a su alfa porque aún no tenían un vínculo. Ese sería su final, apenas había empezado a aceptarse a sí mismo y la vida ya tenía otros planes para él.
Empezó a forcejear intentando que las ataduras se soltaran, pero solo lastimaba sus muñecas y tobillos. Cuando estaba listo para rendirse, una puerta frente a él se abre, permitiéndole ver la luz fluorescente que le enseñaba la sombra de una mujer que cubría un largo pasillo a su espalda.
Esta enciende la luz dentro de la habitación, cegando brevemente al castaño. Cuando ya se acostumbra a la repentina iluminación, Oliver revisa todo a su alrededor, y lo identifica como un taller viejo en un pequeño sótano. Está amarrado a una silla en medio del lugar.
La joven mujer de tez oscura arrastra otra silla frente a él y se sienta mientras lo analiza con su aterradora y felina mirada.
—Claramente no sabes quien soy, ni porque te traje aquí, pero no te haré daño—. Se levantó de la silla y se acercó al castaño, arrancando de un solo tirón la cinta adhesiva que cubría su boca—. Puedes empezar a preguntar—.
—¡¿Quién eres?! ¡¿Por qué me secuestraste?!—.
La chica, quien volvió a su lugar, cubrió sus oídos y lo miró desagradablemente—. Dije preguntar, no gritar—.
—Contesta—.
—Bien, Soy Tamala Okiro, agente especial de una organización gubernamental que protege a casos especiales como el tuyo, y no te secuestre, te salve de quienes realmente querían hacerlo—. Tomó una pausa para observarlo nuevamente, mientras ataba su rizado cabello oscuro.
—¿Quienes y por qué querían secuestrarme?—. Dijo el castaño un poco más calmado, sin embargo aún se mantuvo alerta.
—No puedo decirte quienes, porque es información clasificada, pero la razón es tu condición, eres el último alfa con habilidades de procreación que la diosa decidió traer al mundo—. Suspiro y se levantó nuevamente—. Eres importante para el futuro que ella tiene escrito para tu raza, lo demás lo sabrás con el tiempo. Ahora te llevaré a casa—.
La chica apoyó su pie izquierdo sobre la silla, sacando una navaja de su bota. El castaño la vio asustado, pero ella la acercó a sus ataduras para cortarlas delicadamente.
—Ya está, el resto de tus cosas aún están dentro de tu auto, está parqueado en la escuela; pero esas personas rompieron tu teléfono—. le entrego una caja con un teléfono nuevo—. Mi número ya está ahí, te contactaré para avisarte sobre lo que pasará—.
Ambos salieron por el largo pasillo, y se encontraron con unas escaleras que conducían a la parte superior de una vieja casa. Al salir por el porche se encontraron con la que parecía ser la camioneta de la chica.
—Subete—. Aunque ya no entendía nada de lo que estaba pasando, se limitó a seguir las indicaciones de la chica, solo quería llegar a su casa y descansar.
Luego de un rato, llegaron. Este se bajó rápidamente y corrió hacia la puerta sin mirar atrás.
[...]
Axel, JiHoon y Mina se levantaron rápidamente al escuchar las llaves en la puerta, y corrieron rápidamente a abrazarlo. El castaño casi cae al suelo.
En el momento, todos empezaron a llorar, menos el pelinegro, quien solo se mantuvo abrazándolos a todos hasta que se tranquilizaran.
Luego de unos largos minutos de lágrimas y abrazos, todos se sentaron en la sala de la casa aun intentando eliminar los últimos rastros de su reencuentro.
—¿Dónde estabas?—. El pelirrojo rompió el silencio.
Y antes de que el castaño contestara, su padre entró al lugar, y observó a todos los presentes, antes de hablar.
—¿Quienes son estos chicos?—.
—Hola papá, son amigos nuestros—. Dijo la castaña, preparada para responder el interrogatorio, solo para que no note el estado de su hermano.
—Bien, Oliver, quiero hablar contigo cuando tus amigos se vayan—. El hombre los observó a todos nuevamente antes de salir por el pasillo.
—Mierda, ¿Y ahora?—. Todos miraron preocupados al castaño, quien suspiro y los vio con una sonrisa que pareció más una mueca.
—Les contare todo luego, vayan a casa y descansen, sé que deben estar muy cansados por esperarme todo este tiempo—.
Los demás se miraron preocupados, pero asintieron. Se despidieron, y el pelirrojo dejo un beso en la frente del castaño.
—Llámame cuando termines de hablar con él—.
Los Wallace salieron, y volvieron a su hogar. Mientras el Campbell mayor, entraba en pánico. Hacía varios años que su padre no le pedía hablar con él a solas en su oficina. La última vez ocurrió cuando su subgénero fue revelado, y este le dijo que lo mantuviera oculto de todos sus amigos.
Fue la primera vez que le tuvo miedo. Y ese miedo jamás se fue.
Golpeó la puerta un par de veces, antes de escuchar la firme voz de su padre diciéndole que pase. Dio un fuerte suspiro, antes de ponerse firme y entrar. El alfa estaba sentado en su gran silla de madera de roble, que le daba un aire de poder mayor al que le daban sus feromonas.
—Siéntate—. El hombre aún no lo observaba, se mantenía organizando archivos encima de su escrito.
El castaño más joven acató lo que su padre le dijo y se sentó en la pequeña silla que había frente al escritorio.
—¿Cómo conociste a esos chicos?—. Dijo finalmente mientras se quitaba los lentes y lo miraba fijamente.
—Son compañeros de la escuela—.
—¿Les contaste sobre tu problema?—.
—No, nadie sabe sobre eso—. Contarle que probablemente el pelirrojo ya tenía una idea de su condición, solo le traería problemas.
—Bien—. Suspiro fuertemente antes de levantarse de su asiento y poner su mano sobre el hombro del castaño—. Recuerda que nadie puede saberlo—. el castaño asintió y se levantó también para huir de ahí, pero su padre lo interrumpió—. Ten cuidado con el muchachito pelirrojo, no me da buena espina—.
[...]
Axel se consideraba alguien paciente, lo suficiente como para no estar tan estresado como lo estaba, esperando por la llamada de Oliver.
Pudo ver la luz cuando su teléfono empezó a sonar, pero era un número desconocido. Cuestionandose si debía contestar, lo hizo esperando una respuesta del otro lado.
—¿Axel Wallace?—.
—Si, con él—.
—No me conoces, y por ahora la información al respecto es irrelevante—. Dijo la voz firme de una mujer—. Pero lentamente te mandaré los pasos de tu misión de protección—.
—¿A qué se refiere con proteger?¿Qué debo proteger?¿De quién?—.
—A Oliver Campbell, lo demás lo sabrás con el tiempo—. Y cortó la llamada, dejando al pelirrojo más preocupado de lo que estaba.
Buenas :3
¿Que se cuentan de nuevo? Hace bastante que no pasaba por aquí, mi cerebro y yo no hemos estado muy bien últimamente, por lo que no he podido seguir con la historia como quisiera, pero lentamente la estoy retomando, me ha tomado muchos años e intentos xd
Algún comentario, sugerencia, puteada, grosería o cualquier cosa que decir sobre el capitulo o para mi, aquí :3
Me despido UwU
ESTÁS LEYENDO
MI MATE ES UN HOMBRE
Teen FictionEl destino decidió que ellos deberían estar juntos, pero ¿Ellos de verdad desean estarlo? Oliver Campbell y Axel Wallace, dos alfas, pertenecientes a las manadas más poderosas del continente americano; unidos por la Diosa de la luna, Scar, para cump...