Él la miraba a los ojos.
Ella no sabía la razón, sólo le quedaba esconderse detrás de su propia cabellera. Escondía sus mejillas coloradas.
"Eres hermosa" dijo él y ella, bajo el instinto, se arrojó entre sus brazos para besarlo en los labios.
Fue un beso largo y cargado de un sentimiento que ella tanto tiempo había negado: amor.
Él buscó distancia, la suficiente para mirarle a los ojos y no quebrar el abrazo. "¿Quieres ser mi novia?"
Ella asintió, emocionada.
Luego, se dejaron llevar por un largo beso.