"No puedo más"
El teléfono vibró una vez.
"No puedo más"
Otra vez.
"Lo siento" susurró mientras deslizaba la cuchilla por su piel.
Una vez más.
Sabía que era él, pero ya no podía aguantar la ansiedad dentro de su pecho. Lloraba y entre sus lágrimas, brotaban gotas de sangre desde la muñeca.
El móvil no dejaba de vibrar.
"No puedo"
En la boca de su estómago, vacío y dolor.