[Capítulo dos]

118 11 2
                                    

Después de la rutina de hace dos años atrás, me encontraba lista para ir al colegio en mucho tiempo.

Extrañaba el asqueroso aroma a sudor que emanaban mis apestosos amigos después de un partido de fútbol americano, también las charlas estresantes de todos aquellos que chismeaban en la hora de almuerzo, en fin, extrañaba aquel lugar que todos odiaban.

Tomé mi teléfono con seguridad, Michael no estaba en la casa desde la madrugada, había tenido una emergencia en el hospital y lo requerían de inmediato.

¿Quién era la más feliz en el mundo mundial?

Esta chica.

Encendí el wifi de mi casa, notando que miles y miles de mensajes y llamadas por whatsapp se actualizaban de inmediato, todas eran de mis amigos.

- Malditos tacaños, pongan crédito y llámenme. - renegué, yéndome de inmediato al grupo donde nos encontrábamos los cuatro: Alex, Ian, Nathan y yo.

Ian
¡¿Es cierto lo que Alex nos dijo?!

Nathan
¡No lo puedo creer!

Alex
¿Me dicen mentiroso, pedazo de idiotas?

Ian
No bebé, sólo que no te creemos.

Alex
Te daré una paliza Ian.

Nathan
Quiero escucharlo de Valery.

Ian
Leerlo*

Nathan
Te odio imbécil.

Decidí responder de inmediato y dejar de leer cada uno de sus mensajes.

Yo
Sip, hoy me verán amores. 💕

Salí de la conversación y entré a la de Alex, omitiendo sus mensajes pendientes y marcandole de inmediato.

- ¿Valery?

- No, tu abuela. ¿Crees que me puedes pasar a traer? - escuché el bufido de la línea contraria.

- Por tonta no. - colgó al instante, dejándome con la boca abierta. Al minuto me entró una llamada de el mismo destinatario anterior, respondiendo enseguida.

- ¡Pinche imbécil! - chillé a la pantalla de mi móvil.

- Lo siento Val, en diez estoy en tu casa. - bufé y colgué, bajando a la sala y esperándolo.

Después de aproximadamente media hora, por fin el sonido de la bocina del deportivo rojo de mi amigo, corriendo a la salida y al verlo, me tiro a sus brazos. Alex me recibe gustoso, apegandome a su cuerpo y levantándome del suelo sin ningún problema.

- Dijiste en diez, estúpido. - susurré en su cuello, Donde descansaba mi rostro.

- Cuando le hablaste apenas a bañarme iba. - se despega de mí, tomándome de mis mejillas y sonriendome. - Mira nada más como extrañe esos cachetes de ardilla... Sube al auto. - le saque el dedo al momento en que me soltó, recibiendo la misma seña de parte de él y entrando al auto.

- ¿Algo a cambiado mientras me fui? - pregunté colocando una emisora de radio decente.

- Ruiz se fue. - suspiré, esa señora no me agradaba y yo a ella tampoco.

Esperanzas e ilusionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora