- ¿Los consiguieron? - Alex y Nathan nos esperaban afuera de los vestidores de chicas, al escucharlos, levantamos las bolsas negras con los uniformes robados. - Eso... - Lara y yo rodamos los ojos, acercándonos a ellos.
- Si nos llegan a arañar esas niñas fresas, será su culpa. - abracé a mi amiga, tirando las bolsas a los chicos y señalando el vestidor de hombres.
- Dejen eso en sus casilleros que ahí nos cambiaremos. - asintieron y nos dejaron solas. - Gracias por acompañarme en esta locura. - beso la mejilla de mi morena amiga, agradeciendole de todo corazon.
Iba hacer el ridículo, pero no sola.
- Ya lo sabes mi rubia. Quería preguntarte algo... - su mirada y su cuerpo, el sudor y su pequeñi tick de tartamudeo, decían que estaba nerviosa, separándose de mi. - ¿A-Alex tiene novia o... algún tope? - negué levemente riendo, tomandola de la cintura y comenzando a caminar.
Bam, ya sabía que preguntaría algún dia. Ella era tan obvia.
- Hay mi niña... Alex tiene muchos topes. - hizo mala cara, mirando en una dirección desconocida para mi, perdiéndose en sus pensamientos.
¿Estará pensando en comida? Porque yo sí.
Carajo, que hambre...
- ¿Vamos a comer? - Nathan me tomó del brazo, jalandome, caminando adelante; lo abracé y bese tres veces su mejilla. - ¿Por qué tanto amor? - le sonreí y volvími mirada a mi morena y Alex, quienes platicaban casual.
- Porque me leíste la mente.
[...]
- Ian no aparecerá hasta el partido. - Alex se sentó con dificultad, dejando su pierna derecha estirada.
- Cuéntanos que te pasó. - señalé su rodilla, sabíamos que por debajo del pantalon estaba con una rodillera.
- Estúpidamente después del entrenamiento de ayer me caí de las escaleras y caí incado, por alguna razón amanecí con un dolor horrible en la rodilla; hoy no jugaré. - hizo una mueca de tristeza, encogiéndose de hombreos.
- Ian debe jugar si o si entonces. ¿Sabe lo de tu rodilla? - el corredor lastimado y el pateador estrella negaron con la cabeza, haciendome suspirar. - Hable con él porque... - en ese instante mi teléfono comenzó a vibrar, mostrando la cara sonriente de mi hermanita, contestando enseguida. - ¿Hola? ¿Sucedió algo?
El miedo se apoderó de mi, ella nunca llamaba si no era de suma importancia.
- Michael acaba de venir a casa, se llevó una maleta y se fue sin decirme nada. ¿Nos dejo? - frunció el ceño, levantándose de la mesa, aún con el bocado de galleta en su boca y se alejó de sus amigos.
- ¿Aún hay cosas en su habitación? - preguntó con cautela; se limpió sus manos en su pantalón, mirando hasta un grupo de estudiantes revoltosos.
- Su habitación está cerrada, La puerta tiene seguro. ¿Nos habrá abandonado? - mi pequeña hermana provocó ternura en mi corazón, al ser tan inconciente de todo el bien que él nos haría si se fuera, se largará y nos dejara por fin en paz.
Ella es inconciente de todo el daño que élle ha hecho y a mi también.
Pero prefiero que sea ilusa, que mantenga la esperanza de creer en las personas, no quiero que pierda esa niña, la niña tierna que cree en los arcoiris y unicornios.
Quiero que tenga una vida normal... no como yo.
Me convertí en mujer a la corta edad de 7 años. Me hice mujer a la fuerza, complaciendo a un hombre, siguiendo sus instrucciones de como mover mis caderas, de alejar mis manos para que no cubriera mi desnudez, de quedarme quieta a su tacto... oh, ese asqueroso tacto que tantas veces me dio repulsión, que a pesar de la costumbre de aquel pensamiento de vendrá, me lastimar y por fin me dejará en paz. Al menos por este día... una costumbre asquerosa, pero lo único que mantenía a mi cordura en su lugar, sabiendo que evitaría que tocará a mi hermana.
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Esperanzas e ilusiones
RomantizmValery Hoffman se resigna a vivir toda su vida en aquel infierno, siendo víctima de maltratos por parte de aquel que un día fue su padre, sin encontrar una salida. "La vida no termina con la muerte, termina cuando matan la ilusión y a ti mi niña, te...