Capítulo No. 8.

7 0 0
                                    

En un descuido por estar tan concentrada riendo, su pie se dobló logrando que perdiera el equilibrio y estuvo a punto de caerse, por suerte, logré tomarla de los brazos y pude detenerla.

—Sorim, ¿estás bien?— pregunté algo asustado.

—Si, si, estoy bien— dijo algo distraída.

Bajé hasta su pie y noté que su tacón estaba roto, quizá su pie podía dorle por el impacto y para el colmo, lograba ver que arriba de su tobillo tenía algo de hinchazón. 

—Ven, vamos a sentarnos— la tomé del brazo y la escolté a una banca.

Le removí su zapatilla, y si, efectivamente, estaba hinchado, de hecho, hace rato que le había visto que caminaba algo mal, pero no había dicho nada, sería algo irrespetuoso preguntarlo, pero la realidad es que ella había estado sufriendo por unas zapatillas hace mucho.

—Te dije que no me gustan las zapatillas— dijo haciendo un puchero como niña pequeña, sonreí ante su acto tan adorable.

Le removí sus dos zapatillas, me quité mi chaqueta, la cubrí a ella con la misma, y me coloqué delante de ella, seguido de tomar una de sus manos y acercarla a mi para que notase que estaba frente a ella.

—Vamos, sube, no podemos dejarte así— dije sereno.

Ella dudó un buen rato pero fue cuestión de unos cuantos segundos para que subiese en mi espalda y así, poder llevarla conmigo.

[...]

Nos encontrabamos ahora camino a una tienda de fármacos, no podía ir a casa y tampoco podíamos ir a la suya, así que estabamos en medio de una crisis donde ambos éramos vagabundos en una noche fría de finales de diciembre. 

—No logro entender, si detestas las zapatillas, ¿por qué las has usado?— pregunté después de un rato y con la vista en la calle.

—Iba a verte, tenía que verme bien, y las zapatillas era un punto a favor— dijo seria.

—Tu te ves linda con o sin zapatillas, Sorim— aseguré sonriendo.

—Te has quedado abajo, ¿cierto?— preguntó burlándose.

—Si— contesté enseguida.

Ella rió y yo igual, ¿cómo podía lograr cambiar un ambiente de tenso a gracioso? No lo sabía pero deseaba averiguarlo para ponerlo a prueba en mi vida. Solté un suspiro con una pequeña sonrisa.

—Pero en serio, te ves bien tal y como eres, no necesitas aparentar ser otra persona, solo tú— ella en seguida golpeó mi hombro.

—¿No debería ser yo quien debería decir eso?, es decir, cuando te presentes en grandes escenarios o en las convivencias con las fans, deberás ser alguien que no eres, solo para satisfacer al resto, pero, me encantaría que después de todo aquello, de todos las personalidades que utilices en escenarios u convivencias, guardes aun un pedazo de la tuya, la verdadera, pues tu personalidad es hermosa.

—Gracias— dije nuevamente sintiendo mis mejillas calientes— y dime, ¿no te pondrás celosa cuando vea a más chicas y que hablen conmigo al igual que tocar mi mano?

Me volví a ella con una sonrisilla y noté que tenía el ceño fruncido y se veía como una niña molesta.

—Mientras solo te toquen la mano, está bien— solté una carcajada, no la creía tan capaz de decir aquellas cosas pero Sorim era capaz de todo, siempre y cuando estaba enojada— Solo bromeo. Quiero que seas feliz y si tus fans te hacen feliz me parece bien, no hay porque preocuparse.

I want to see your smile again [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora