Capítulo No. 14.

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Entré, a pesar de que mis manos y piernas temblaban, logré entrar. La noté en la cama, ahora con los ojos cerrados, estaba durmiendo y se veía más que hermosa.
Sus razgos resaltaban aún más bajo la luz del amanecer, pues ya pasaban de las tres y el sol comenzaba a hacer su aparición. Quería admirarla por más tiempo pero se me adelantaron.

—Ahora mismo estás sonriendo— aseguró Sorim riendo a la par que yo, esta chica era única.

Abrió sus ojos y los míos se diltaron aún más, sus ojos eran hermosos, y mas cuando los veías en vivo, no en un simple recuerdo vago de ellos.

—Te he extrañado— indiqué logrando que las mejillas de la menor tomaran un ligero color rosa.

—Yo tambien te he extrañado bastante— dijo sentándose, quise ayudarle pero se negó y se sentó por su cuenta— los chicos, ¿son parte del grupo en el que formas?

Reí ante su pregunta y negué con la cabeza—No, son mi familia.

—Que conmovedor, ¿tan cercanos se han vuelto?

—Les he contado cosas que ni siquiera a mis padres les he dicho— rió y compuse mi respuesta— como el hecho de que estamos saliendo.

Tomé su mano y entrelacé sus dedos con los míos, me volví a ella y noté que estaba nerviosa a la par de ruborizada, me pareció tan dulce y no pude más.
Me acerqué a ella, pero antes de poder unir sus labios con los míos, me apresuré a hablar.

—Voy a besarte— indiqué a modo de susurro.

—Estaba esperando que lo hiceras— comentó sonriendo.

Reí mas no me detuve mucho, lamí mi labio inferior y sin mas, corté la distancia.
No se si eran sus labios, su manos o su simple presencia que me hacía sentir cómodo. Era una sensación donde lo único que deseabas era que jamás terminara, que fuese para siempre. Bendita la persona que inventó el beso pues sin él, no sabría que hacer con mi vida. Sus manos se encontraban en mi cuello, una de mis manos se encontraba contra el respaldo de la cama y la otra en su cintura, acercándola más y más a mi. Nuestros labios se movían al mismo tiempo, casi como si lo hubiésemos practicado en años, nuestras lenguas danzaban, sinceramente aquella era la mejor coreografía que había presentado en toda mi vida. El amanecer se hacía presente detrás de nosotros y le daba un mejor dramatismo a la situación, casi sacado de películas de amor.
Podía oír como el sonido de su osciloscopio aumentaba conforme el beso se volvía más rápido y sonreí pues la delataba muy fácilmente, mas sin embargo en lugar de detenerme, terminé mordiendo su labio inferior, lo cual ocasionó que casi estallara el pobre aparato.

—Jimin...— habló Sorim de forma casi inaudible.

—¿Si?— pregunté sin mucho atención en sus palabras sino en sus labios.

—Terminarás matando tanto a mi aparato de ritmo cardíaco, como a mi
— indicó tambien sin mucha atención en ello.

—Ese es el punto— bromeé pero terminé separándome de ella, no mucho, pero lo suficiente como para que su ritmo cardíaco comenzara a estabilizarse— ¿te digo un secreto?
 
—¿Cuál?— preguntó tomando aire apresurada.

—Si yo tuviese uno de esos, el mío ya habría muerto desde que crucé la puerta— rió y tomó mis mejillas con sus manos para acariciarlas y casi mandarme a dormir.

—Te amo— dijo sonriendo.

—El sentimiento es mutuo, quizá mi amor es mucho más grande— indiqué y de nuevo, juntamos nuestros labios, y el aparato comenzó a pitar nuevamente, quizá, con el tiempo, lo tomaría como una grandiosa canción que nos acompañaba, o lo rompería en mil pedazos para que se callara de una vez por todas.

[...]

Me encontraba ahora en la cama de Sorim, no tenía ni la menor idea de como lográbamos no caernos por ser una cama individual, pero nuevamente, había terminado durmiendo con Sorim. No habíamos hecho nada, a pesar de que mis hormonas me lo pedían casi a gritos, no me lo permití, ella acababa de tener una recaída y no creía que fuese lo más conveniente, además, esa fue una clara evidencia de como podía controlarme a mi y a mis emociones, de lo cual estaba muy orgulloso de ello.
Ella se encontraba recostada en mi pecho con los ojos cerrados y yo rodeandole su diminuta cintura con mis manos con el objetivo de tanto tenerla más cerca, como evitar que se cayera al igual que yo. Su cabello olía a flores, era lo grandioso de las chicas, siempre olían bien, era aquello lo que los comparaba de los hombres y lo que les sumaba puntos, pues no siempre era bueno oler a sudor combinado con olor a pies, solo esperaba que yo no oliera de esa manera justo en ese momento.

—Jimin...— dijo Sorim a modo de susurro.

—¿Sí?— pregunté cayendo en el sueño.

—Quiero volverte a ver tu sonrisa— aquello causó que me despertar en cuestión de minutos y me volviese a ella, para verla mejor.

—¿Qué?, ¿quieres... volver a ver mi sonrisa?— ella asintió y me confundí aún más.

—Es claro que no puedo ver, pero no estoy ciega del todo, Jimin. Se que has estado triste estos últimos días, que te has sobre esforzado, y que te has vuelto a golpear en tu brazo como cuando eras pequeño— mis ojos se abrieron tanto que creí que iban a salir de su lugar, era cierto todo lo que decía.

—¿Cómo lo sabes?— pregunté aturdido.

—Los chicos me han dicho eso, ciertas veces tu dabas indicios pero terminabas por cambiar la conversación, además de que escuché tus quejidos cuando me besabas y tenías tu mano recargada contra el respaldo de la cama.

—Eres un buen detective— dije a modo de broma pero ella ni siquiera mostró una sonrisa, así que terminé callándome.

—Jimin, hablo en serio, no deseo que estés triste todo el tiempo, quiero que seas feliz, tal y como lo eras antes, cuando sonreías ante cualquier cosa y que los problemas los superes— hizo una pausa y colocó sus manos en mis mejillas— cuando seas un artista, habrá personas que te amarán y gritarán tu nombre a todo pulmón, pero tambien habrá personas que te acusarán por cosas que ni siquiera has hecho y te desearán el mal, y eso es lo que me temo, por ello quiero que seas feliz ante todo, quiero que sonrías ante todo.

—¿Por qué te preocupas tanto por mi?-

—Porque eres mi novio, y quiero lo mejor para ti— interrumpió seria— prometeme que debutarás-

—Debutaré te lo aseguro-

—Debutarás aún con una sonrisa en el rostro— volvió a callar y me volví a ella algo confuso— prometeme que a pesar de que estemos lejos, sonreíras.

—¿Por qué lo dices?, no estaremos lejos, te visitaré, además, vivimos en la misma ciudad, es claro que no tendré mucho tiempo para ti una vez que debute, pero buscaré tiempo solo para verte— dije tomando sus manos, quería reconfortarla y hacerla sentir bien.

—Solo prometelo, ¿de acuerdo?— preguntó y la acerqué a mi pecho abrazándola fuertemente.

—De acuerdo, te lo prometo, pero no vuelvas a pensar que estaremos lejos, ¿de acuerdo?, estaremos bien, a pesar del tiempo— dije algo triste.

Sentí que de algún modo, la atmósfera se había vuelto algo triste, y solo fue cuestión de segundos, para que todo se derrumbara. 

I want to see your smile again [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora