Twenty-Fourth Day

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Al despertar, me dio un poco de miedo estar en una patrulla, pero conforme fui pasando los segundos y recuerdos, recordé todo lo que había pasado la noche anterior. Al parecer nos habíamos quedado dormidos, por lo que seguramente no tardariamos mucho en llegar a Vancouver. No se lleva más de un día.

Por mi despertar, supongo que también desperté a Finn. Levantó su cabeza de la mía y, sin mirar, posó el dorso de sus manos en sus ojos, tallándolos.

-Buenos días.- sonrió.

-Buenos días.- me abracé a su pecho, y él me recibió con uno de sus brazos, mientras que con el otro se estiraba. Se dejó caer de lado en los asientos de atrás, conmigo sobre él.

-Por un momento olvidé lo aturdidora que era nuestra vida.- se quejó.

-Tu no eres el que está casi desnudo y con dolor en todo el cuerpo Finn.-sonreí en una mueca, recordando todas mis desdichas. Todas mis marcas. Mis heridas.

-¿Te duele el cuerpo? ¿por qué? -se levantó un poco y por primera vez, me miró bien. Me examinó, y después se exaltó.- Jack ¡¿Qué te pasó?! -me tomó entre sus dos manos y me tocó lugares de la cara que me dolían al tacto. Dolían mucho.

-¿En serio me estás preguntando? ¿no me viste ayer? -Fruncí el entrecejo, y sus ojos de humedecieron. Ay no... No soporto ver a Finn llorar.

-S-Sí te vi pero... No noté que estabas tan... Tan...

-¿Jodido?

-No, tan lastimado... -cerró sus ojos por unos segundos, como si se estuviese reprendiendo, y después me miró.- Lo siento tanto Jack... Yo...

-Ya pasó Finn, déjalo.- sonreí a penas, y él me siguió mirando decaído.

Se enderezó un poco (sin lograr quitarme) y se sacó el abrigo que traía.

-No me lo vayas a dar.- la dije en advertencia, mientras me alejaba.

-Cállate y ven acá.- Me impulsó de nuevo hacia él y nos tapó con su abrigo. Era tan grande que parecía cobija, y nos cubría a ambos. Me abracé más a su cuerpo al sentir el golpe de calor que ya necesitaba.

-¿Sabes que sería gracioso? -pregunté, ocultando mi rostro en su cuello.

-¿Qué?

-Que fuera al juicio así.- reí un poco.- En ropa interior... Porque, me van a dar ropa llegando ¿verdad?

-Eso supongo.- suspiró.

-¿Ocurre algo? -me iba a levantar para verlo a la cara, pero él me detuvo acariciando mi cabello. Bufé en silencio.

- Sólo... -gruñó un poco y eso me dio gracia.- Mh, ¿no te has puesto a pensar en qué pasará con nosotros? - Iba a preguntar que a qué se refería, pero él se me adelantó.- Digo, nos van a querer regresar a nuestras familias y... Bueno.- rió amargo.- Yo ya no tengo...

-¿Por qué...? -Después de segundos de analizar sus palabras, lo comprendí.- Ah... Por eso, te fuiste... Yo lo siento, creo que confundí las cosas...

-Tú no me pidas perdón de nada.- sonrió a medias.- Todo lo que hagas y estés por hacer esta perdonado.

Reí un poco, con una ligera presión en el pecho por querer gritar de emoción. Ya extrañaba sentirme así.

-¿Qué crees que nos hagan? -pregunté después de un rato. Ya me había vuelto a acostar como oso sobre Finn.

-A ti te van a devolver a tu casa, supongo.- Finn miraba el toldo del automóvil. Estas cosas eran cómodas, antes de esto casi no me había subido a uno.- Y a mi... ¿me darán en adopción? No sé, supongo que me meterán a trabajar o me harán a un lado... Quizás hasta vaya a la cárcel con Francis.-Rió en voz baja.

C I R C U S | FackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora