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Chirridos y gemidos de cansancio, el único sonido que se lograba percibir en las afueras de la sala de ensayos. Jung practicaba y repasaba sus movimientos hasta el cansancio.

Según él, quería mejorar, pero, según TaeHyung, no hacía nada más que perder su tiempo.

¿Qué es lo que estás haciendo?

El bailarín paró, por el gran espejo se veía a TaeHyung en la entrada, sonriendole con burla.
El dolor en su pecho crecía cada vez más, un ardor nuevo subía por todas sus extremidades, acabando en la parte de su corazón, ardía como los mil demonios.

Jung, aclarame ésta duda... ¿a eso le llamas bailar?

Bajó su mirada cuando vió a esa dañina persona acercarse a su ser. Adoptó una posición de defensa casi indivisible, dando unos centímetros atrás de su paso inicial.

¡Sólo son movimientos estúpidos! sin ritmo, ni nada que se le acerque a ese puesto tuyo que no mereces

Sus piernas comenzaban a fallarle, sentía que en cualquier momento caería y se vería más devastado. Y no terminaba por saber si aquello era por el cansancio, o por el dolor de las palabras que el contrario soltaba con cinismo.

Horseok-kie, mi lindo hyung, ¿qué vamos a hacer contigo?

Un gran nudo se instaló en su garganta. ¿Tanto era el deseo de esa persona de hacerle daño? utilizaba esas lindas palabras con un odio colosal, con toda la intención de hacerle sufrir.

Jung quería reclamarle, pero era un grandísimo cobarde.

Mírate, hyung, eres horrible, no sabes rapear, ni mucho menos bailar... esas son las únicas razones por las que estás en donde estás y no sabes llevar a cabo ni una de ellas

Los sollozos bajos de Jung se hacían más fuertes con cada palabra, con cada segundo que seguía en presencia suya ese ser desquitando su odio.

La sonrisa de TaeHyung aumentó. Estaba logrando que el gran HoSeok, la esperanza del grupo, conocido por ser una persona feliz, se sintiera una mierda, una escoria, un inútil.

Lo diré una única vez Jung, y espero que te quede claro, no mereces estar en la banda

El que recibió esas palabras se sentía la cosa más inútil de mundo, y se comenzó a plantear dudas... ¿qué más sabe hacer a parte de lo dicho anteriormente?

Suspiró, cansado de todo. Sabía muy bien lo dicho, tenía muy en claro la respuesta a la afirmación de su contrario. Quería hacerle saber que aceptaba su realidad, así que sólo soltó una frase corta con las demás palabras atascadas en su garganta reseca:

Lo sé











— Lo sé

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Lo sé  -  [v.h] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora