Prólogo: El caso de Elianne Stoessel

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Palabra de Nuestra Señora. Primera Señal: Ofrendarás ante mi altar la curiosidad que impulsa al descubrimiento, y tendrás mi bendición.

Un día soleado y el mes de diciembre había iniciado, Elianne Stoessell -o "Ellie" para sus amigos- iba de mochilera bajo el ardiente sol de camino a la ciudad de Caacupé, la "Capital Espiritual de la República", caminando con sus crocs, su morral y un sombrero blanco de ala ancha que comprar de una liquidación en una boutique.

Ellie, de 18 años, pelo corto y encrespado, rostro redondo y ojos verdes y brillantes, blusa floreada con escote en V adornado con encajes y una bermuda de jeans, describe su viaje en su cuenta de Wattpad la cual actualizaba semanalmente. En ella tenía una historia donde contaba sus andanzas de fin de semana, y ésta vez pensaba cubrir su viaje por el interior del país.

Contactó por facebook con un asiduo comentarista de sus viajes, llamado "Aníbal Caacupé" quien decía ser precisamente de Caacupé, a donde ella quería ir pero nunca había ido y no conocía el lugar. Aníbal le parecía el más indicado para mostrarle la ciudad, en especial la Basílica de Caacupé.

En su camino esperaba que alguien la recogiera, por eso caminaba del lado derecho de la ruta en lugar de como usualmente hace -ir en el mismo sentido del tránsito-. Aprovechando la cercanía de las fiestas marianas de la Virgen así como sus vacaciones ella aprovechó para hacer turismo interno, sacarse fotos en la basílica y llevarse algún souvenir de regreso a su casa, en el acomodado barrio Carmelitas de Asunción.

Ya cerca del mediodía y, alcanzando Kurusú Peregrino (la cruz del peregrino) se detuvo ella en un comedor detrás de aquella enorme cruz blanca de concreto. Pidió una empanada al horno para llevar y una gaseosa, y ahí recibió un mensaje por WhatsApp de quien se supone la debía de recoger: lo tenía registrado como "Aníbal Caacupé". Al salir de ahí se encontró con una camionera blanca que le hacía hecho sonar la bocina, y una mano de hombre joven había bajado el vidrio polarizado para hacerle la señal con la mano de que subiera.

Ella estaba segura, debía ser Aníbal. El auto concordaba con el que su contacto en aquella ciudad cordillerana le había descrito. Subió sin más al vehículo y reconoció su voz, era él. Lo saludó con dos besos en la mejilla y arrancó la camioneta en dirección a Caacupé, su conductor le dio una botella personal de refresco de cola. Ella bebió de él con una pajilla hasta dejar un cuarto del volumen, e invitó a su chofer un sorbo de su Coca-Cola, mas éste rechazó educadamente.

Una vez llegados a las cercanías de la basílica ella sintió mucho sueño, no pudo evitar quedarse dormida aún con el sol del mediodía en alto. La camioneta entonces pasó de largo el centro de la ciudad para continuar por la Ruta 2, y esa fue la última vez que se tuvo noticias de Ellie. Ni tweets, ni historias de instagram, de facebook o whatsapp. Tampoco respondía llamadas o mensajes de texto. Nada.

Todos los noticieros sacaron la noticia de su desaparición, en cada edición informativa del día. Día con día seguían pasando su foto por redes sociales y por los servicios de noticias. Mas después de tres semanas, cerca de la navidad, una noticia conmocionó los medios. Aquella desaparición solo hubiese sido una más de jovencitas que a lo mejor se fugaron con algún novio o novia, mas un macabro hallazgo hizo que el país entero quedara con los pelos de punta.

Era el dos de enero, un día caluroso de verano con unas lluvias que se venían formando desde nochevieja. Unos mochileros que fueron alcanzados po las precipitaciones se resguardaron de la lluvia encontraron un hedor penetrante y el zumbido de moscas que se lograba oír incluso con la lluvia torrencial. Se encontraron los jóvenes con un rastro de sangre bastante fresco, por lo que se agarraban cualquier objeto con lo que pudieran golpear mientras con un celular en modo linterna alumbraban para seguir el rastro negruzco con un olor que presagiaba un hallazgo terrible.

El rastro los condujo hasta una puerta trasera sin cerrojo ni seguro alguno que rechinaba con el viento, cuyos golpeteos ponían los pelos de punta a los ya atemorizados excursionistas. No era muy difícil seguir la peste pues dejaba una estela divisable de moscas incluso entre los matorrales que aguardaban al flanquear el desvencijado umbral, y al seguirlas entre la maleza se encontraron con una imagen de absoluta pesadilla.

El tronar de un rayo no pudo acayar los gritos de aquellos jóvenes viajeros, dos de ellos no pudieron contener el vómito. Ahí estaba aquella chica de la que habían oído hablar por las redes sociales, Ellie, con el cuello cercenado y la cabeza sobre el vientre, tomada entre ambas manos. Sus brazos y piernas también fueron cortados y colocados a pocos centímetros de sus articulaciones, todo cuidadosamente ordenado. Habían también manchas purpúreas en la piel y algunas pequeñas quemaduras del tamaño de colillas.

Agentes del ministerio público y personal forense se presentaron en el lugar donde el cuerpo fue hallado, luego de acordonar la zona levantaron los restos de la desafortunada joven. Tomando fotos del lugar del crímen hicieron otros hallazgos: un delgado destornillador, un hacha ensangrentada sin huellas dactilares, las fotos halladas por los excursionistas, cajetillas de cigarro vacías y filtros de cigarros usados.

En la morgue judicial los peritos hicieron hallazgos tan escalofriantes como las condiciones en la que el cuerpo fue encontrado: en la espalda había marcas de golpes con algo fino -posiblemente cables-, el ano y la vagina desgarrados con restos de esperma en ambas cavidades, señales de fuertes ataduras en muñecas y tobillos, quemaduras de cigarros y heridas pequeñas en brazos y piernas producidas por algún objeto punzante, posiblemente el destornillador ahí encontrado.

Los peritos registraron el celular de la joven en busca de indicios de comunicación con algún desconocido, mas no pudieron hallar nada que les diera alguna pista.

En los noticieros solo hablaron de que fue víctima de abuso sexual en múltiples ocasiones y que murió cortada en trozos. No se quería dar más detalles por temor al morbo y para no impactar demás a las mentes más jóvenes e impresionables que estuvieran ante las pantallas de los telediarios. Los medios cubrieron así también el entierro de la joven Elianne, así como el clamor de justicia de su familia y allegados por aquel crimen tan vicioso.

En la televisión se veia que el padre de Ellie lloraba desconsoladamente en el velatorio, la madre de la misma quedó catatónica tomándose de las rodillas y meciéndose; el ataúd se hallo cerrado y atornillado para que nadie viese el indecible estado de Elianne. En redes sociales colectivos en defensa de la mujer convocaban marchas exigiendo justicia por ese brutal crimen. Mientras todo ello sucede, alguien estaba sonriendo ante la pantalla del computador, satisfecho de haber desatado semejante caos con solo un cuerpo adolescente despedazado.

Luego de cerrar sesión en sus redes y apagar su ordenador personal, ingresa a su cuenta de Wattpad y escribe en una obra suya un nuevo relato de un compilado de historias enmarcadas como "erótica": una obra titulada "Los amoríos y desamores de Aaron", publicada en su cuenta "Aaron de Sade".

Aquel delgado joven de rostro alargado y no más de veinte años, cabello encrespado peinado de lado, ojos claros  y profundos como el azul del cielo, nariz fina y labios rosagantes, recibió una notificación al día siguiente al volver a iniciar sesión: el voto y comentario de su fan incondicional, la adolescente Sheila Gattuso.

"Sé que digo ésto muy a menudo, ¿pero sabes que amo tu historia a cada capítulo que sale?"

El Caso Fleischmann: Las 11 OfrendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora